Una tormenta en casa

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Bandit y su jefe llegaron al hospital donde estaba Chilli internada, después de registrarse, acudió al segundo piso donde lo recibió un doctor.

-Que pasó? Como se encuentra mi esposa, doctor?-. Preguntó Bandit

-Su esposa se encuentra estable, en estos momentos se encuentra sedada ya que se tuvo que operar para detener el sangrado-. Le respondió el doctor

-En unas 48 horas se la podrá llevar a casa.-. Agregó el médico

-Muchas gracias doctor-. Respondió Bandit.

Bandit estuvo ausente todo el día mientras fué a la casa para ver que todo estuviera en orden.

Al entrar en casa, aprovechó la soledad para poder desahogar su dolor. Su esposa. Su bebé. No podía dar crédito de lo que estaba ocurriendo. Subió las escaleras y entró a la habitación que habían preparado con tanto esmero para su bebé.

"Es esto una prueba del destino?"

Bandit suspiró, fué a la habitación que compartia con Chilli y durmió.

A la mañana siguiente, Bandit fué al hospital para ver a Chilli. Al entrar la halló sentada en el suelo, en su mirada podía notar el dolor que sentía, aunque Bandit habló, ella no se atrevió a mirarlo a los ojos. No podía soportar ver a su esposa sufrir, la amaba, pero no sabía que hacer, no sabía que decir. Solo fue y la abrazó.

-Lo siento Bandit.- Sollozó Chilli. -Es mi culpa, como pude ignorar las señales? Nuestro hijo... lo perdí. Era lo que me traía luz a mi vida, en mi familia es herencia el que tengamos dificultades para tener hijos, pero yo creí que podía ser la excepción.-

-Chilli, de que hablas?- Bandit estaba consternado

Su amada Chilli estaba realmente afectada, no sabía que tanto, pero lo que sí sabía era que debía estar con ella. Necesitaba todo el apoyo que pudiera necesitar. Así que decidió llamar a sus suegros y a su nuera para que vinieran a hacerle compañía a Chilli. Quizás estar cerca de su familia le haría bien

No Fué tú culpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora