Aclaraciones

22 0 0
                                    

Agosto, 2014

Nuestra historia ya no es de historietas y lugares escondidos, es simplemente así porque no podría existir de otra forma. Es, porque sigue siendo.

Todavía no es posible que diga adiós a ciegas. Algunas fibras aún retiemblan cuando tu silbido esparce tu tono de voz entre mis pensamientos subconscientes, chocan con esos impulsos de estar de lejos y, cuando menos lo espero, ganas la batalla sin contratiempos. Sobre todo en estos días en los que hay tanto que recordar, como si hubiera una temporada especial de otoño para nosotros, como si el otoño trajera nuestro tiempo de vuelta, como si en todos los otoños hubiera un espacio particular de reencuentros. Excepto que el nuestro sigue esperando su otoño perfecto.

Mientras tanto, casi una década después, las cosas siguen igual, tal vez un poco peor. Conozco una parte de ti, tanto más de lo que me conozco a mí misma; recuerdo tu cumpleaños como si fuera el mío propio; visualizo tu mueca de satisfacción aun cuando no sabes ni lo que pienso, entras y sales, atraviesas y te quedas, y luego te vas. Sin anuncio, sólo te vas. Y te odio, te odio como se odia a lo que se ama, apasionadamente, discretamente, sin llegar a odiar en verdad.

Somos parte de una ficción externa que se reescribe cuando estamos solos. No modifica el principio, sólo el momento final, porque nuestra historia siempre tiene dos puntos que agregar, porque nuestra historia se detiene aunque el mundo siga girando sin dejarla intacta, porque aun en la distancia, tu yo siempre completa al mío.

Historias de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora