III

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— Adentro. — Es la demanda del mayor cuando lo empuja hacia el cubículo más cercano, cayendo George sobre la tapa. Dream lo mira desde arriba, superior y sensual, cuando se saca la chaqueta y la deja caer al suelo.


— ¿Qué haces?


— Cállate. — Dream no tiene vergüenza en que el contrario se de cuenta de la reacción de su cuerpo, incluso un poco orgulloso George de haber provocado una erección en su mayor, obteniendo el comienzo de la propia al sentarse Clay sobre sus piernas.


Se besan, tanto y tan fuerte, tan húmedo y prohibido que el pensar en lo que hacen les sube el lívido por los cielos, chocando sus labios, sus caderas buscando fricción ajena y gimen, sin freno ni pudor. Dream le besa el cuello, le pasa las manos por el pecho y la espalda, le araña la piel y le muerde las clavículas, marcando a su gusto la nívea piel del menor, quien echa la cabeza hacia atrás, presa del placer y llevan sus dedos al pantalón del mayor.


Un gemido ronco es su respuesta, un sí implícito que hace a George sacar el botón del ojal y bajar el cierre, antes de seguir con el propio. Dream se entretiene en su cuello, en sus hombros, le saca la camiseta y sigue con la suya, después de susurrarle un "nos vamos a ensuciar" a George que le sabe a gloria.


Dream se pone de pie, sus pantalones a mitad de sus glúteos y la firme y húmeda erección aprisionada bajo la tela blanca reclamando atención al ser liberada, la rosada punta bañada en el preseminal, dream ondeando sus caderas hacia adelante y atrás rodeando su miembro.


George traga saliva, se levanta apenas lo suficiente y baja con cuidado el elástico ante la mirada fija de Clay en sus movimientos. De pronto demasiado cohibido, se detiene antes de bajarlo por completo.


— No es un buen momento, Davidson. — dream no detiene el suave vaivén sobre su cuerpo.


— Lo sé, es sólo que... Nunca, yo..


— Entiendo. — dream se acerca, con cuidado y sus ojos fijos en los ajenos, brillantes. Rodea la cadera del menor con sus piernas, erguido sobre su pecho mientras libera de a poco el miembro de George.— yo tampoco.


George gime al sentir la mano de Clay rodear ambas erecciones, una dulce y caliente fricción que los embriaga y sabe tan bien, se siente tan bien. Es el mayor quien se mueve primero, empujando hacia arriba, rozando deliciosamente contra George quien le muerde los labios y se afianza de los costados del cubículo. Cuando el mayor de ambos le sujeta el cabello desde atrás, es el delirio, el infierno mismo revestido de ardiente tentación, nuevas sensaciones abrumadoras que lo atacan por completo nublando sus sentidos.


Pero no todo podía ser tan bueno.


— ¿George? — Llama alguien desde el otro lado de la puerta, dando de toquecitos insistentes que le disparan la migraña a un frustrado Dream. El castaño suelta un quejido, levantándose de golpe y dejando a  George sinceramente descolocado y todavía en el limbo. — ¿Está todo bien ahí?


— Arriba. — dream se sube a tirones la bragueta, acomodando la camiseta a cuadros abierta sobre sus hombros que ha recogido del suelo, lleva en el antebrazo la chaqueta de cuero. George no le responde. — ¡Que te muevas! Llegó tu mami a buscarte.

Con una patada abre el cubículo, frustrado, molesto y claramente harto de toda la mierda que lleva y que recientemente pudo aceptar, para que llegara este Wilbur a cagarle el palo. Literalmente.

George se revuelve con hastío el cabello, poniéndose de pie después de dos tontos tirones de su pantalón para cerrarlo en torno a su cadera, se agacha torpemente y recoge su camiseta estampada, antes de ponérsela a tirones, abrumado, y salir visiblemente consternado del cubículo.

— Escúchame, Davidson. — Dream le da la espalda, encendiendo el cigarrillo entre sus labios. Después de una honda primer calada, abre el grifo, metiendo las manos y mitigando también el sonido de su voz. — Mañana, en tu casa. Quiero ese puto reporte listo y para un cien limpio. — El cigarrillo le cuelga de un costado cuando habla. — Invéntale algo a tu novio.

— Clay.. — Se adelanta George, hecho un maldito desastre con el cabello revuelto, los labios hinchados y las marcas saliendo de su camiseta, asomando una obra de arte e inocencia corrompida que hace que Dream sonría como un hijo de puta.

— Ni una palabra. — Sube el cierre de su chaqueta y con esa sonrisa abandona el baño. Al abrir la puerta, un alto de ojos cafés expresivos lo mira pálido, con el puño en alto. Dream pisa con fuerza y Wilbur retrocede un paso. — Bu. — Y el humo rodea su rostro.

Dream llega a su mesa cantarín, cínico y con el asqueroso descaro de besar a Alyssa, sólo para nivelar la balanza y mostrarse casual.

Dentro de un cubículo y con la cabeza vuelta un lío, el pulso por el cielo y la respiración errática, George finge tener náuseas a su novio del otro lado de la puerta.

Y ciertamente, las tiene.

— Cla

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— Cla.. Ah..Cla-Clay..

— Shh, te van a oír..

Si, ciertamente y con la cara en alto Dream bien podría aceptar en ese momento que lo que hace es miserable pero, según sus ideales, es en nombre de la ciencia. Ciencia enfocada en sus pensamientos, mayormente.

Su índice recorre con destreza la feminidad de Cristina, quien aferrada en sus brazos y con la frente en el hombro de él, se deshace en temblores, chocando sus rodillas contra las costillas de quien manipula su sexo haciéndola gemir y temblar. Sus falanges entran deslizándose en la lubricada entrada de la chica y salen para impulsarse de nuevo. Sus pensamientos totalmente volcados en ella, en su dulce perfume de flores, en los gemidos acallados sobre su hombro y esas sensuales súplicas de "Más, sí, justo ahí..", en sonidos de su nombre pronunciado con ahínco e indecencia, el chocar de su espalda contra la puerta del armario de servicio y nada sirve.

Nada.

Cristina es solamente un peón en su ajedrez, una víctima de sus experimentos y ocurrencias cuando salió del baño después de masturbarse pensando en el idiota de George. Mantuvo la farsa; le puso el pie, le amenazó como de costumbre y sin embargo, cuando su pecho tocó la espalda de Davidson y sujetó con fuerza su cabello, se descolocó por un momento, donde se encerró en el puto baño. Al salir, Cristina pasaba rumbo a algún sitio que no le importa y su mente se iluminó, tomando a la chica por sorpresa y después de un beso de convencimiento bastante hábil, están ahí, en el armario del conserje mientras dream lucha con sus demonios para conseguir una erección o mínimo, dejar de pensar en George.

— ¿Eh? — Con el cabello en la cara, sonrojada en el lívido puro, Cristina se incorpora a como puede. — ¿Dijis.. dijiste algo?

¡Mierda!

— Nada. —Le besa, fuerte y demandante y por un momento, ella parece olvidarlo.

Olvidar que dream gruñó un "Davidson..." mientras le besaba el cuello.

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Qmierda dream 😧









Hijo de puta

Rude Boy ☠︎︎ DreamnotfoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora