Capítulo 5- Lo'ak

132 12 0
                                    

Me había ido de allí porque estar con mi padre iba a ser incómodo y además no podría actuar libremente, así que empecé a caminar tranquilamente por allí, contemplando todo a mi alrededor.

No estaba asustado, ni preocupada, estaba muy tranquilo y agusto porque me sentía como en casa.

Caminé bosque adentro, realmente no sabía hacia donde iba y probablemente ya me había  perdido, así que ya solo me quedaba caminar hasta encontrar la salida de ese bosque.

Llamaba a mi padre, pero no respondía, supongo que no estaba cerca, o simplemente  se había ido ya.

Al encontrarme solo en mitad de la nada, he de admitir que se me pusieron los pelos de punta.

Parecía caminar en círculos, pasando siempre por el mismo punto sin retorno. Lo peor no era el miedo de estar en un sitio desconocido, sino el miedo a estar solo, esa soledad que me abrazaba sin querer soltarme, empañada en ser mi compañera de viaje.

Empecé a ponerme nervioso y a desesperarme, no he de negar que también estaba asustado como nunca antes lo había estado, Empecé a correr por el bosque,  llamando a mi padre a gritos, desesperado por encontrarlo.

Pero supongo que no fue una gran idea, porque pronto saltó delante de mí una bestia que nunca antes había visto, saqué la daga con la intención de defenderme, pero nada más me rugio, salí corriendo como si no hubiese un mañana.

Ahora más que asustada, tenía la mente en blanco, sali a flote gracias a mí instinto de supervivencia.

Jamás había corrido tan rápido en toda mi vida. Cuando encontré  un árbol  lo suficientemente alto, trepé  sin dudarlo hasta la rama más alta.

-Jodete, hoy no cenas- dije al animal haciéndole el corte de manga.

Pero eso no le debió agradar porque empezó a embestir el árbol con la intención de tirarme a suelo. Me aferré al tronco del árbol con todas mis fuerzas.

-Ay, Eywa, ahí te voy - dije santiguandome, daba por hecho que de allí ya no salía con vida.

Busqué una  idea que me ayudara a escapar  pero todas eran malisimas.

Cómo último intento, salté encima del animal, agarrándome  a él con todas mis fuerzas mientras este se revolvía para sacarme de encima suyo.

Me aferraba a él como podía pero se me estaban empezando a resbalar las manos.

Al final, el animal se revolvió y sin yo poder evitarlo, salí disparado hacia delante con la mala suerte de que me golpeé en la cabeza cayendo al suelo inconsciente.

Eso es lo último que recuerdo. Lo siguiente está borroso, por eso, os dejaré que mi padre explique el reto.

---------Pov: Jake---------------

En un momento dado, al no encontrar a Lo'ak y ver que oscurecía, llamé a Neteyam y a Neytiri para que me ayudaran a buscarlo, se trajeron también a Tonowari y a Aonung y Rotxo.

Nos dividimos en parejas, yo fui con Neteyam.

Neteyam Parecía muy preocupado por su hermano pequeño, cómo si supiera que algo malo le había sucedido.

-¡¿Lo'ak?!- gritaba a cada rato Neteyam.

Pero nunca hubo respuesta, entonces llegamos al claro encontrando a un animal, cuya especie desconozco, que tenía a Lo'ak agarrado  por la cola y lo arrastraba fuera de allí.  Iba dejando un  rastro de sangre.

-Mierda... -murmuré preocupado al ver la sangre, Neteyam por su parte no dudo en disparar a la bestia, y en menos de lo que canta un gallo, Neteyam ya había ido a matar al animal, se notaba que para él su hermano era sagrado.

Conseguí sacar a Lo'ak de allí mientras Neteyam terminaba con esa bestia.

-Vamos, hijo, despierta por favor - dije preocupado intentando despertar a Lo'ak, revisé la herida en su cabeza y parecía que se había hecho una brecha, tenía pinta de que había perdido bastante sangre.

Lo tomé en brazos y con Neteyam, salimos corriendo de allí mientras él se encargaba de avisar a su madre por medio del pinganillo.

-Adelántate y ve a buscar a Ronal, dila que tu hermano ha perdido mucha sangre y que tiene una herida en la cabeza.

-Si señor- dijo Neteyam pasando por delante mío corriendo para ir a buscar a Ronal.

Cuando llegamos hasta la carpa, después de acomodar a Lo'ak, me quedé a su lado tomandole de la mano mientras Ronal empezaba a tratar su herida.

Neytiri entró poco después nada más había llegado, se puso de rodillas al lado de su hijo abrazandolo con lágrimas  en los ojos.

-Mi pequeño, mi pequeño - murmuraba derramando unas lágrimas- Gran madre, ayuda a mi pequeño - suplicaba abrazando a su bebé.

Neteyam estaba sentado fuera de la carpa, esperando impaciente, a él se unieron Tsireya, Aonung, Kiri, Tuk y Rotxo, aparte de Spider. Estaban allí en silencio, esperando a recibir noticias de Lo'ak que se mantenía en un estado de inconsciencia.

Ronal hizo lo que pudo, luego nos pidió que saliéramos de la carpa, ella lo cuidaría hasta que despertara y luego nos avisaría.

Neytiri me miró en silencio, no hacía falta palabras, ya sabía que estaba decepcionada conmigo y en parte enojada. No la podía culpar, debería haber vigilado mejor a Lo'ak.

-Amor... lo siento - dije a Neytiri saliendo detrás de ella, entonces se giró señalándome  con el dedo, acusandome.

-Tú... esto es tu culpa, te dije que era una mala idea y lo llevaste, mira lo que le ha pasado

-¿Cómo iba a saber esto Ney? No podía saber qué iba a desparecer nada más llegar.

-Eres su padre y ni si quiera eres capaz de conocer a tu hijo ni un poco - dijo con un tono de enfado y dolor en su voz- te importa más quedar bien, que cuidar de tu hijo, esto es tu culpa y cómo le pase algo a mi pequeño, no t3 lo perdonaré jamás...

-Ney...

Neytiri salió de allí en silencio, enfadada, yo me quedé ahí regazo, sin saber si seguirla o no.

Neteyam tenía sus ojos clavados en mi espalda, ya que estaba por detrás. No dijo nada, solo cuando le miré, bajó la mirada al suelo.

-¿Despertará?- me preguntó Tuk con cierta preocupación,  Tsireya la estaba abrazando acurrucandola.

-Si... claro- dije autoconvenciendome - o eso espero... - murmuré la último.

Había fallado a mi familia, pero sobre todo a mi hijo. Le había abandonado en mitad del bosque, no me esforcé lo suficiente en buscarlo. Si hubiera estado más pendiente no se habría esfumado y ahora no estaríamos así. Todo es mi culpa.

A través de mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora