*******pequeño contenido para adultos (+18) dentro del capítulo*******
Romanos 1 : 24/27
" ...Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos...... igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros , cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismo el pago merecido de su extravío..."
Había sido arrastrado lejos del refectorio, con cierta fuerza, por los dos padres confesores, y había logrado voltearse solamente un momento antes de salir de aquella sala atestada de gente, que ahora no hacía nada más que cotorrear, perturbada por lo sucedido, para vislumbrar el rostro de su amigo Aioria, quien lo miraba con incredulidad, y había leído compasión en sus ojos.
"Milo, esta relación que estás estableciendo con Camus, que ya no puedo entender lo que realmente es, se está convirtiendo, en mi opinión, en una posible fuente de problemas. Es demasiado equívoca! Tal vez no estás exagerando? Mira que aquí, si tienen siquiera la sospecha de que tú hagas cosas raras, no les cuesta nada echarte a patadas!"
Estas fueron las palabras que su amigo de confianza, a quien no había atrevido a contar la verdadera naturaleza de su relación con el rojo seminarista, le había dicho anoche, antes de irse a dormir, confiándole sus preocupaciones, y ahora tal discurso había regresado a su mente, cruzando la verde mirada de él.
Cuanta verdad en esas pocas frases.
Solo se cansó de ser prácticamente llevado por los pasillos del seminario como una bolsa de papas, y llegado a la entrada del dormitorio, se liberó del agarre de los dos frailes, para correr hacia su cuarto, no sin antes detenerse frente a la puerta de la habitación de Camus, y empezar a golpear la superficie de madera, para llamar la atención del compañero.
Sabía que estaba en su cuarto en ese momento, porque vislumbraba debajo de la puerta la luz de su vela encendida: eran alrededor de las 6 de la mañana, su normal hora de despertarse, y afuera el cielo estaba ligeramente despejado, pero no aún suficientemente brillante como para no usar más una fuente lumínica de algún tipo.
- Camus soy yo, por favor escúchame! Sé que estás en tu cuarto, y que me estás sintiendo! Quiero que sepas óti se agapó [ότι σε αγαπώ, que te amo], y que seguiré amándote de todos modos, hoy y siempre! No tienes que ceder al chantaje de estas personas, que juzgan mal a los diferentes solamente porque no son capaces de entender..-
De repente se sintió una sacudida desde detrás de la puerta cerrada, una sombra aparecer debajo de ella, y un leve gemido de dolor: el pelirrojo, sentado en el suelo, se había arrastrado como un animal herido hacia la entrada, y ahora, apoyado en la madera de la pequeña puerta con la cabeza gacha, ocultaba su rostro entre las manos, desesperado, lloroso, mientras apretaba entre los dedos el rosario.
Por qué había terminado enamorándose de este griego, perdiéndose totalmente en su radiante sonrisa? Hubiera podido congelar su deseo por el rubio heleno, controlarlo, transmutarlo, a fin de transformarlo en una forma de elevación espiritual, y por lo tanto vivir este sentimiento como una amistad fraternal, una relación platónica, como se esperaba de un hombre de iglesia:
él era muy bueno para controlar las emociones, los instintos, y siempre lo había hecho sin ningún problema, pero esta vez no funcionó, no había sido capaz, y esta pasión descarada lo había abrumado.Sabía, en su corazón, que este romance iba a terminar mal, y aún así había decidido vivirlo intensamente, sin decírselo a nadie, por obvias razones.
- No llores, por favor! Esta noche iré a verte... también porque no dejaré que te vayas de este maldito lugar sin mirarte a los ojos por última vez!-
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SAINTS AND SINNERS (Levítico 18,22)- A SAINT SEIYA HISTORY -
FanficLos jóvenes estudiantes de un antiguo seminario ubicado en la verde zona montañosa del centro de Italia, pasan su tiempo entre estudios religiosos, oraciones, y momentos de recogimiento espiritual, pero su vida tranquila, virtuosa y rigurosa, en ese...