*******pequeño contenido para adultos (+18) dentro del capítulo*******
Santiago 1:14,15
"..La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran.
De esos deseos nacen los actos
pecaminosos, y el pecado, cuando se deja crecer, da a la luz la muerte.." *De vuelta en su habitación finalmente tiró un suspiro de alivio: gracias a Dios arregló todas sus faltas de forma correcta, y nada ni nadie ahora habría podido atacarlo, dado que reparó el daño recitando el Acto de Contrición con devoción frente al padre Aiolos, quien escuchó todos sus pecados, y lo perdonó, asignándole pero como deberes, además de no caer más en ciertos errores, de ayudarlo en algunas actividades caritativas, que realizaba algunos días de la semana: lunes, miércoles, y domingo, cuando no había clases por la tarde, el pececito habría ayudado al centauro a distribuir por las casas de algunos inmigrantes, recientementes llegados a Italia, y a los pobres de la zona, bolsas de compras con alimentos de primera necesidad, o habría ido con él al centro local de Caritas*, a seleccionar ropa, y varias prendas, siempre para las familias de las personas necesitadas. Al fin y al cabo logró resolver bien todos los líos en los que se metió, y ciertamente del trabajo social de voluntariado le habría hecho muy bien al espíritu.
Puesto el pijama, y sentado en la cama, que después del cambio de las sábanas manchadas ahora olía a limpio, Afrodita recogió aquella caja donde guardaba dentro su amado labial rojo, y el collar con el crucifijo: abierto el pequeño envase se preguntó, mirando el contenido, si fuera el caso de deshacerse definitivamente, una vez por todas, ahora y para siempre de ese frívolo e inútil objeto de maquillaje, que nunca más llevaría puesto en ninguna ocasión de su vida. Pero alguna fuerza misteriosa lo detenía, le impedía hacer ese último gesto de liberación definitiva, porque una extraña forma de apego morboso e inexplicable lo mantenía subyugado a esa insignificante, fútil cosa. Mientras cerraba de nuevo la cajita, preguntándose cuál era la razón de este titubeo suyo, oyó llamar a la puerta de su habitación.
Eran las 11 de la noche... Quién podía ser a esa hora?
Se arrepintió inmediatamente de haber dado la oportunidad a esa persona de dar un paso adelante, cuando vio entrar por la puerta el joven seminarista Shura Romero.
La ira, y la molestia lo tomaron de inmediato.
-Eh!? Con qué valor vienes aquí, ahora, y piensas hablar conmigo? No me has hecho ya suficiente daño? -
El sueco estaba claramente molesto.
- Al igual que tú, en esta velada, me confesé...solo esta vez elegí al Padre Dohko: normalmente prefiero conversar con el Padre Aiolos, dada la relación de amistad que tenemos, pero quería hacer una excepción, también porque incluso el venerable Padre de origen chino tiene sus virtudes-
- Qué necesidad tenías de confesarte? Has sido trovado sin pecado, y por lo tanto absuelto, o me equivoco? Acaso viniste aquí a hablarme de lo buenos que son nuestros padres confesores? Crees que me voy a tragar eso?-
- De todos modos me confesé, porque sentía deseos de hacerlo, y vine aquí a disculparme contigo por lo que te hice, aunque no debería disculparme por nada, ya que solo llevé a un ladrón, a un aprovechador, ante la justicia, y yo no sabía nada del lazo que tenías con él...-
- Bueno... Angelo venía aquí de vez en cuando, y me follaba bien. Perdóname la vulgaridad de la palabra...pero esa es la verdad: entre nosotros solo había sexo. Me alegraba las veladas, y por unos días me sentía bien. Yo le tenía cariño solamente por tal razón... pero yo me encariño con cualquiera que me dé un poquito de atención, incluso a los perros! Soy un pobre Piscis...estúpido y sentimental! De todas formas eres muy bueno: siempre estás dispuesto a confesarte, a cuestionarte, a reflexionar por tener un alma blanca, limpia. Algún día serás sin duda un buen sacerdote-
ESTÁS LEYENDO
SAINTS AND SINNERS (Levítico 18,22)- A SAINT SEIYA HISTORY -
FanfictionLos jóvenes estudiantes de un antiguo seminario ubicado en la verde zona montañosa del centro de Italia, pasan su tiempo entre estudios religiosos, oraciones, y momentos de recogimiento espiritual, pero su vida tranquila, virtuosa y rigurosa, en ese...