La oscuridad presiona contra la ventana de la habitación de Mariela Arangio quién ha ocupado el lugar de la doctora Rossi, Pablo siente sus piernas entumecidas y sus manos juegan con un pequeño hilo rojo que rodea su muñeca. Estirando sus pies hasta tocar el final del sofá, es cuando se da cuenta del error que ha cometido. Su boca lo ha soltado todo. Realmente lo hizo.
─¿Dices que te gusta.. ─La rubia deja sus palabras al aire como si estuviera decepcionada de él─, tu compañero?
Pablo observa la tenue luz de la lámpara colgada del techo, las ondulantes luces parpadeantes son sus principales enfoques. Sus ojos vuelven a la radiante mujer cuya expresión es de asco.
─No, yo-...─ Murmura recordando la expresión de desagrado de la mujer─Tampoco es que-...
─Tengo que pedirte el favor de que seas sincero, sabes que aquí nadie puede juzgarte.
Pablo siente a su garganta burbujear, sus ojos pican y sus manos tiemblan.
─Su mirada lo hace, Doctora Arangio.
La rubia lo observa detenidamente, murmurando cosas que el peli negro no logra oír. Mientras escribe en su bloc de notas.
Su mano se aferra al cuero del sofá negro.
─Si, eso es lo que me preocupa, Pablo─ dice bajando sus lentes, su mirada la hace parecer irónica. ─¿Tienes algo personal, contra mi? ¿Me culpas por qué Rossi no está?
Ambos intercambian miradas filosas, la duda carcome a Pablo. ¿La culpaba? No, para nada, Rossi eligió su camino y el no puede culparla tampoco, ser jefa del departamento de neurociencias era su sueño, ¿Por qué un simple mocoso como él se lo impediría? .
─No. Pará nada─dice tocando su pecho─. ¿Que la hace pensar aquello?
Cambiaron un Ángel por un diablo.
─Bien, aprecio que lo digas. Entonces, te gusta un hombre, tu compañero...
─Sabe, creo que será mejor que terminemos la sesión aquí.
─¡Se que te gusta, Santiago Simón!─Exclama cuando él está cercano a la puerta.
─No es de su incumbencia, y por favor no ventile lo que habla con sus pacientes es ilegal, pero usted eso ya lo sabía, ¿cierto?.
─Pablo
El pelinegro se sobresalta al encontrarse de frente con su blondo amigo, sus ojos azules y cabello rubio ondulado están a centímetros de su cara.
─Oh, que bien, bajaste de la luna ─dice sentándose a su lado con ambas piernas cruzadas sobre la mesa del comedor.─Veo que conociste a la nueva psicóloga.
─¿Cómo-...─Pablo dice como si su garganta no doliera.
A su lado sobre la mesa hay manzanas, algunos yogures y cereales integrales. Los ojos de Pablo se enfocan en los platos de comida ya vacíos de la carne jugosa asada que los cocineros les proporcionaron a cada uno, también hay una jarra cargada de agua y varios paquetes de jugo.
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ANGE | Pabliago
FanficCuando toma la decisión de jugar en River. Pablo Solari ignora que sus sentimientos han cambiado cuando cierto azabache de penetrantes ojos negros lo derriba sobre si. Ignorar lo que sentimos no siempre sale bien. A veces explotas y otras veces sol...