Se despertó. Se notaba realmente cansada, y con muy mal cuerpo. Sus garras todavía no habían desaparecido, a pesar de que los primeros rayos de sol entraban por su ventana. Seguía sintiendo una profunda rabia y tristeza por lo ocurrido anoche.
Se levantó y se miró en el espejo. Tenía los ojos muy hinchados de tanto llorar, aunque, con todos sus monstruosos rasgos, sus ojos hinchados eran lo de menos. Más miedo daban sus pupilas, siempre finas, como las de un gato durante el día, o sus escleras, negras como la noche.
«No, no puedes estar así. Hoy viene Sanji, ¿recuerdas?» La vocecilla de su cabeza le habló. Siempre estaba ahí para decirle lo peor.
Trató de tranquilizarse, tocando un poco el piano, dándose un baño y cuidando de las plantas como cada mañana, todo mientras hacía respiraciones, pero para su mala suerte, sus horrendos rasgos no desaparecían.
—¿Pero por qué no se van? ¡Joder! ¡Lo odio, lo odio, lo odio! —Se dispuso a coger unas tijeras de un cajón y justo cuando iba a intentar cortar las escamas de su brazo, recordó las palabras de Grace.
—Por favor, no se avergüence de su aspecto. No es un monstruo, ni mucho menos. Estoy segura de que algún hombre verá todo lo que veo yo en usted.
Dejó las tijeras a un lado y suspiró.
«Grace, ¿Cómo quieres que no me odie a mí misma?» cerró los ojos, y lágrimas comenzaron a empañar sus ojos.
Miró las tijeras de nuevo, con culpabilidad. No sabía muy bien para que las cogía, si sabía perfectamente que cortar sus escamas solo le producían dolor y ningún resultado más. Suspiró y se vistió con un ligero vestido blanco. Se tumbó en la hierba, tratando de concentrarse en su libro. Estuvo leyendo durante un buen tiempo, hasta que escuchó ruidos de pasos. Rápida como un ratón, fue a esconderse tras un árbol.
Notaba la presencia de alguien en el jardín. Podía visualizar perfectamente los pasos de esa persona, aunque no podía reconocer los de quién eran.
De repente, por arte de magia, comenzó a transformarse en una humana normal de nuevo.
«Genial, ahora decides irte» pensó, mirándose las manos y frunciendo el ceño.
Se asomó por el árbol, y se sorprendió al ver un chico alto, rubio, que vestía una camisa blanca y fumaba un cigarrillo elegantemente. También sujetaba un ramo de flores en una mano, de rosas, concretamente.
Salió de detrás del árbol lentamente, mostrándose ante él.
—¿Quién sois? —la joven se acercó un poco hasta el hombre, estoica. Estaba algo nerviosa, pero desde pequeña había sabido cómo fingir que no lo estaba.
El príncipe tragó saliva. Aquella joven era bellísima, de las mujeres más bellas que había visto jamás. Parecía incluso que estaba rodeada por un halo de luz solo para ella. Esos ojos gatunos ámbares, que lo observaban con tanta desconfianza, le habían producido un escalofrío. Carraspeó.
—Buenos días. Mi nombre es Vinsmoke Sanji, príncipe del Germa —lo último lo dijo entre dientes.
Los ojos de la chica, que hasta hace poco lo habían estado examinando, se abrieron como platos al oír eso. ¿Ese era el tercer hijo de los Vinsmoke?
—Oh, ya veo —dijo cerrando un poco los ojos, volviendo a tener una expresión tranquila.
—¿Sabe dónde puedo encontrar a Charlotte (Tn)? —preguntó, girando la cabeza varias veces, como si la princesa estuviese escondida en ese jardín.
—Soy yo —los labios de la joven se curvaron un poco.
La expresión del príncipe cambió por completo. Se arrodilló dándole el ramo.
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El corazón de un monstruo (Sanji x Lectora) [PAUSADA]
أدب الهواةCharlotte (Tn), la trigésimo quinta hija de Big Mom, ha vivido toda su vida bajo la sombra de su maldición, alejada de los demás y sin esperanza de romperla. Sin embargo, su madre la obliga a casarse por tercera vez, esta vez con Vinsmoke Sanji, el...