I.

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Hace unos años...

El reino del milenio de cristal o bien llamado Sisu, era un reino próspero, que había sido alzado por una dinastía de reyes y reinas con una fuerte creencia en la leyenda del hilo rojo del destino, se creía que para que el reinado de un gobernante prosperara, debía encontrar un equilibrio, una persona con la que pudiera nivelar la balanza, debido a que todos los gobernantes sin un consorte a su lado, terminaban por fracasar o alterar la prosperidad del reino.

Para ese entonces, los reyes de Sisu, habían tenido un heredero, un varón llamado JungKook, que crecería para heredar el trono que le correspondía por derecho, aunque el príncipe siempre fue un alma caprichosa y testaruda, no buscaba casarse, y siempre se encargaba de recalcarlo.

Nadie era suficiente para él, a pesar de que sus padres organizaban fiestas impresionantes dónde asistían príncipes y princesas de todas partes, JungKook se negaba a elegir o a si quiera intentar buscar dónde estaba el otro extremo de su hilo del destino, de hecho, su mejor amigo, Min YoonGi, un príncipe heredero de otro reino, era en un principio pensado como un señuelo para que JungKook se enamorara pero resultó que ambos se llevaban muy rudo y jugaban a entrenar con espadas.

Siendo fiel a la "maldición" o profecía que caía sobre el reino, durante esos años en que JungKook mostró su desprecio por cualquiera que se acercara a él, el reino comenzó a flaquear económicamente, estaba fallando en extender su territorio, quedándose como un pequeño reino en medio de grandes naciones como los imperios que había comenzado a alzarse.

Para el cumpleaños número 14 del joven príncipe se organizó una gran fiesta, dónde sus padres rogaban a las estrellas que su hijo encontrara entre la multitud a alguien que captara su atención, mientras este se sentaba sobre su trono resoplando y mirando con aburrimiento la celebración.

— Vaya, vaya, vaya, ¿Y esa cara larga? — El aburrido príncipe levantó la vista de inmediato, buscando a la dueña de la voz, quién se presentó frente a él con una bella sonrisa, de inmediato, se lanzó a abrazarla.

— Tía Lilith, que sorpresa, ¿Cómo es que estás aquí? —. La mujer soltó una risa y abrazó a su sobrino.

— No iba a perderme tu fiesta de cumpleaños, hasta traje para ti un regalo muy especial —. Hizo un ademán con su mano derecha y un par de guardias se acercaron cargando un objeto rectangular tapado con una sábana que dejaron al príncipe haciendo una reverencia.

— ¿Vas a regalarme una de tus pinturas, tía Lili? Pero tú jamás has hecho eso, ¿De verdad es para mí? —. Preguntó descubriendo la pintura de la sábana que la mantenía oculta, ante él, lo más hermoso que pudo haber visto en su vida, sus ojos brillaron con fuerza, conocía a su tía Lilith, ella jamás pintaría algo que no fuera 100% fiel a la realidad.

Un hermoso y joven rostro, con una corona de hojas verdes sobre el cabello castaño suave que se notaba a simple vista, unas facciones finas y definidas y su mirada intimidante, lo más impresionante de esa pintura eran los ojos del joven, grises, JungKook solo pudo apuntar a balbucear varias veces antes de preguntarle a su amada tía dónde había visto a esa persona, ella respondió que en alguno de sus viajes por un reino cercano lo había visto, que era un bailarín.

Y con eso, no perdió tiempo, buscó en cada escuela prestigiosa de los 5 reinos al chico, si era un bailarín, entonces significaba que estudiaba en alguna de ellas, o eso creía hasta que no pudo encontrarlo, buscarlo en el reino en específico que su tía mencionó era la solución, así que su búsqueda duró 1 año entero, sin éxito y con cada vez más desesperación y ansiedad.

JungKook, siendo el príncipe caprichoso que era, no flaqueó en su búsqueda de encontrar al joven misterioso que quería conocer, la gran duquesa, su tía, no sabía más que lo que le había proporcionado, aunque si mencionó algo importante a su querido sobrino:

Mañana En La Batalla Piensa En Mí • KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora