I.- TERMINAMOS

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Los ojos rosas se abrieron cada vez más al igual que la impresión se instalaba en su pecho.

Los murmullos no se hicieron esperar a su alrededor.

Se sentía expuesta.

Sola e indefensa.

¿Por qué?

¿Por qué le hacían esto?

¿Qué ganaba él, humillándola de esta manera?

Tristeza, desconcierto, vergüenza y... el enfado se estaban apoderando de su ser.

― ¿Qué...? ―

El joven de cabello rubio, alto y mirada azul, bufó. ― Por favor Noelle, no me hagas repetirlo ― Llevó una de sus manos a su cabeza, en un gesto de sopesar el dolor que estaba sintiendo. ― Esto es muy duro... por favor ―

Maldito falso.

Fue lo que ella pensó al escuchar aquello.

"¿Escucharon eso?"

"Pobrecilla de la Princesa"

"Bueno, es mejor así... antes de casarse"

"¡Qué horror para su familia!"

La joven princesa, cerró los ojos por un momento, buscando calmarse para no arremeter contra todos esos chismosos y contra el idiota de su ex prometido.

Alzó el rostro mostrándose impasible. ― Disculpe mis oídos majestad, simplemente no quiero que haya malos entendidos ― Le sonrió de lado, viéndolo molestarse. ― ¿Por qué no lo repites más alto? ― Giro sobre sus talones extendiendo sus brazos, formando un círculo para señalar a sus espectadores. ― Quiero que todos se enteren de primera mano aquí y ahora, que soy una mujer libre ― Le retó con la misma sonrisa torcida.

― ¿Príncipe Alan? ―Pidió Leila, la nueva prometida del rubio, con un gesto de incomprensión absoluta, mientras lo sujetaba por el antebrazo.

Pobre mustia.

Fue el pensamiento de la peli plata, al ver aquella cara. Que casi quería soltar una carcajada por lo falsos que ambos se veían.

La joven castaña se volvió a la otra. ― Por favor Noelle-san, no hay necesidad de esto, vamos puedo invitarte a pasar y discutir... ―

La filosa mirada rosada heló los movimientos de la otra. ― Sí eso fuera, Alan no hubiera sido tan cobarde de exhibirme de esta manera ― Lo señaló. ― Agradezco su amabilidad, Leila... pero sólo quiero que su majestad me dé lo que le pido y me iré feliz ―

El rubio formó una mueca y caminó para quedar más cerca de Noelle. ― No seas grosera con Leila ―

― Sí no puede tolerar un tono de voz serio ― Soltó una risita. ― ¿No sé cómo esperas que vaya a gobernar? ― Le sonrió cínicamente, estaba en verdad disfrutando de verlo temblar por el coraje que sentía.

Seguro esperaba que llorara y le rogara.

Pero ella no era así.

Y no le iba a dar ese gusto, a pesar de que sí le dolía aquella traición; no se iba a mostrar débil ante él y ante nadie.

Alan observó con molestia como los presentes no dejaban de cuchichear, así que decidió conceder el deseo de su ex.

― Noelle Silva, lamento decirte esto...―

― Oh, seguro que sí ― Masculló ella con diversión.

Él la ignoró. ― He decidido declarar el término de nuestro compromiso, te quise mucho... pero tus acciones difieren con lo que en verdad quiero para el futuro ―

Queen of mean|AstelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora