III. Ausencia

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𝓝𝓪𝓻𝓾𝓽𝓸

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La chimenea recién construida crujía junto a los leños que ardían con fuerza.

Un par de papas recién lavadas eran peladas mientras un silencio relajante inundaba los oídos sensibles del rubio.

Habían pasado ya 4 años humanos desde que había caído, desde que él y Sasuke se habían reencontrado.

Las cosas y su modo de vida cambio totalmente desde entonces. Era un semihumano y por lo tanto el infierno no era una opción para vivir a pesar de que Sasuke le rogo que fuera con él. El cielo se había cerrado para él sin saber nada de nadie, ni de un solo ángel ni de ninguno de sus amigos.

Naruto llevaba una camisa de algodón blanca y un par de pantalones bonachones grises junto a unas botas negras; su cabello estaba un poco más largo, a excepción del mechón negro que conservaba intacto y trenzado tras su oreja. Era tan guapo.

Sobre una mesa pelaba y cortaba verduras con esmero y concentrado. Lo hacía en silencio tarareando una canción. Sasuke estaría esa noche con él y tenía que estar listo

-  No necesito que me hagas de comer, sabes bien que los demonios no tenemos hambre

-  Pero pueden comer, además tu eres el juez de mi comida

- ¿Y si esta envenada? -pregunto Sasuke sonriendo

-  Claramente no morirías, pero yo sí. Así que tu decidirás si me puedo o no morir por eso

- No puedes morir si yo no lo permito

- Eres un mandón -replico el rubio sonriendo

- Y tú una dulzura

Sasuke solía visitarlo seguido, pero su nuevo y pesado rol de Rey de las Bestias era serio así que Naruto podía verlo cada cierto tiempo y le encantaba y agobiaba por igual.

Estaba atardeciendo y Naruto estaba rumbo al pueblo cercano. Él vivía a las orillas del bosque donde Jiraya lo había ayudado a instalarse y el poblado mas cercano estaba retirado por temor a los animales salvajes de los cuales la gente a había advertido muchas veces.

- Los humanos son tan curiosos y tontos a la vez -dijo una vez Naruto al verlos desde un alto pino

- Parece que esa es su forma de ser, y mira que apenas llevan algunos siglos de existir -respondió el Uchiha jugueteando con el mechón del rubio

- ¿Cómo dices que se llama esta gente?

- Franceses

- Tontos franceses -se burlo el rubio

- Esos tontos son los que preparan el pan que te comiste hace un rato -replico el Uchiha sonriendo

Parecía que eran dos novios recién casados, libres de problemas, tan felices y plenos con su relación. Cada noche que ellos dormían juntos era Naruto quien abrazaba a su amado acariciando su cabello y su frente; siempre lograba dormirlo.

Aquellos días eran tan felices y le parecían tan vividos.

 

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La noche anterior había estado lloviendo como de costumbre en esa época.

Llevaba unas botas viejas y caminaba sobre el lodo mientras comía un pedazo de pan francés, su favorito.

Pecados  (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora