El Color de la Distancia

Primeras Palabras

   Los siguientes días no fueron nada fructíferos para ninguna de las dos, Merlina no fue capaz de disminuir ni un poco sus barreras a tal punto que quedaba como estatua cuando se le acercaba, verla a distancia tampoco ayudaba, extrañamente los movimientos que parecían ser rígidos cuando mantenía el supuesto metro y media a lo lejos parecían inexistente y su movilidad eran tan fluida como la de cualquier persona y ni hablar de la curiosidad que acrecentaba con respecto a esa extraña máscara ¿Que habría debajo? ¿Por que la usaba? Quería saberlo todo de ella, aunque verla desde lejos tenía tambien sus ventajas y podía apreciar aquello que podía identificar como algún interés, aunque no podía asegurar nada ya que no comprendía sus acciones, Merlina por su parte olvidó a la gente a su alrededor, tenía el privilegio de que nadie la molestaba a excepción de la rubia.

- “Enid Sinclair al consultorio de la Doctora Valeri Kinbott, Enid Sinclair al consultorio, sin su niño”

   A ambas chicas les molestó aquel comentario final pero ninguna hizo o dijo algo al respecto, antes de dirigirse a dicho lugar se acercó de nuevo a Merlina que la observaba completamente inmóvil imperturbable hasta por el viento.

- Tranquila, me voy para que puedas hacer tus cosas en paz, no sé cuánto tiempo me tomé pero amenazo con volver, no te desharas de mi tan fácil y aclaro que si en estas tres semanas no conseguimos ningún avance tu tiempo en el campamento sé extenderá hasta que terminen tus vacaciones en dos meses o que tus padres decidan sacarte, cosa que no veo vaya a suceder

   Lo último lo comentó como una pequeña victoria para ella dado la advertencia de su tía con respecto a eso y que ni ella ni su hermano habían solicitado volver a casa, lo que significaba que querían seguir con el programa del campamento, nadie estaba forzado a quedarse y los jóvenes con más inseguridades habían decidido salir en los cuatro días que iban de su primera semana

- En fin, espero no tardar, está anocheciendo y debo llevarte a tu cabaña aunque no me permitas compartir contigo como se supone indica el reglamento

   Y por fin, después de tanto obtuvo la primera reacción por parte de la pelinegra, un ligero y casi imperceptible asentimiento, su rostro inexpresivo era imposible de leer pero con esa simple acciones creaba un cumulo de emociones en la rubia que aseguraba un gran y próximo progreso que informaría a los familiares apenas obtuviera la oportunidad.
   Con buen ánimo se dirigió al lugar señalado, en el camino se topó con los compañeros que ya no tenían jóvenes con autismo con los que tratar, la mayoría de ellos eran novatos voluntarios que evidentemente no sabían cómo tratar casos de ese estilo, Enid consideraba seriamente en poner nuevas normas a seguir para aceptar a los voluntarios que supieran tratar adecuadamente a los jóvenes especiales, no son objetos que pueden ser tratados como se les de la gana a los que los manipulen, son personas y merecen respeto y cariño, comprensión sobre todo por sus diferencias, ella sufrió aquello y no le parecía justo que los que creían tener poder simplemente renunciarán o hicieran de todo para que los chicos se rindieran en su esfuerzo por ser aceptados.

- Enid

- ¡Oh! Hola Eugene ¿Como te va?

- Excelente, Pericles es un chico excepcional y muy tierno, es poco sociable pero lo introduje a la apicultura y eso lo ha ayudado bastante ¡Y por fin hizo un amigo!

- Eso es grandioso, en tan poco tiempo has conseguido grandes cosas, este chico por cierto ¿Es el otro Addams?

- Si, creo que te tocó el caso de su hermana ¿No? Merlina si no me equivoco

- Así es, no he conseguido nada de ella, ya puse en práctica todos los tips de mi tía Devi pero no parece funcionar

- Se paciente, solo llevamos media semana y tú eres la mejor en esto, si alguien puede conseguir que un vampiro hable esa eres tu