Capítulo 3

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Suzanne aplastó un pedazo de la planta colgante que necesitaba ser podada, luego se extendió lujosamente en su diván. Llevaba una bata de seda dorada y había envuelto una toalla verde y dorada alrededor de su cabeza como un turbante. Todo en la habitación, la bañera grande y redonda, las almohadas, la lujosa alfombra y el papel tapiz de seda granulado, eran verde o dorado. 

La primera vez que Ivy había entrado en esta habitación en la casa de Suzanne, sus ojos se abrieron de golpe. Ella tenía siete años entonces. El baño suntuoso, la elegante habitación de niña, y los baúles forrados de terciopelo que contenían veintiséis muñecas Barbie inmediatamente convencieron a Ivy de que Suzanne era una princesa, y Suzanne no actuó de otra manera. Ella era una princesa notable que alegremente compartió todos sus juguetes y tuvo una buena racha de desenfreno. 

Ese día Ivy y Suzanne se cortaron trozos pequeños de su propio pelo e hicieron pequeñas pelucas para las muñecas. Veintiséis muñecas requieren una gran cantidad de pelo. Ivy creyó que nunca sería invitada de nuevo, pero pronto estuvo siendo recogida por la Sra. Goldstein todo el tiempo, porque Suzanne dijo que quería jugar con Ivy incluso más de lo que quería su mesada o un poni. Suzanne suspiró, ajustó su turbante, y abrió los ojos.  

—¿Estás lo suficientemente cálida, Ivy?

Ivy asintió.  

—Perfecta. —Después de llevar a Suzanne a casa desde la fiesta, Ivy había cambiado su traje de baño mojado por una camiseta y shorts. Suzanne le había prestado su bata rosa y satinada, que necesitaba dentro de la casa con aire acondicionado. Eso hizo a Ivy sentirse como parte de la escena de una princesa. 

—Perfecta —repitió Suzanne, levantando una larga y bronceada pierna, apuntando con los dedos de sus pies. Repentinamente le dio un golpe desgarbado a la planta que colgaba sobre su diván, luego bajó su pierna y se rió. Ahora que el pastel y la crema batida habían sido lavados de su pelo, estaba de mucho mejor ánimo.

—Él es. . . perfecto. Dime la verdad, Ivy —dijo ella—. ¿Gregory piensa en mí a menudo? 

—¿Cómo voy a saberlo, Suzanne? 

Suzanne se dio la vuelta sobre su costado para estar frente a Ivy.  

—Bueno, ¿Gregory habla de mí? 

—Lo hace —Ivy dijo con cautela. 

—¿Mucho? 

—Naturalmente no me dice mucho. Sabe que soy tu mejor amiga y que te lo transmitiría, o al menos me torturarías para sacármelo —Ivy sonrió. 

Suzanne se sentó y se quitó la toalla de la cabeza. Una cascada de cabello negro azabache descendió sobre sus hombros. 

—Él es un coqueto —dijo—. Gregory coquetea con cualquiera, incluso contigo. 

Ivy no se sintió ofendida por las palabras incluso contigo.  

—Por supuesto que lo hace —dijo—. Él sabe que te llega. Le gusta jugar, también. 

Suzanne bajó la barbilla y le sonrió a Ivy a través de mechones de cabello húmedo. 

—Ya sabes —Ivy continuó—, ustedes dos le suministran a Beth una tonelada de material. Ella escribirá cinco Harlequins antes de que nos graduemos de la secundaria. Si yo fuera tú, pediría una tajada. 

—Mmm. —Suzanne sonrió para sus adentros—. Y apenas empecé. 

Ivy se echó a reír y se levantó.  

—Bueno, tengo que irme ahora. 

—¿Te vas? ¡Espera! Apenas hemos hablado de las otras chicas en la fiesta. 

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⏰ Última actualización: May 24, 2015 ⏰

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The Power Of Love - Elizabeth Chandler - Justin Bieber (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora