Capítulo 1

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—¡Esta vez la alcanzaré! —dijo Justin—. Tengo que advertir a Ivy, tengo que decirle que el choque no fue un accidente. Lacey, ¡Ayúdame! Sabes que estas cosas de ángel no vienen naturalmente a mí. 

—¿Podrías decir eso otra vez? —contestó Lacey, inclinándose hacia atrás sobre la tumba de Justin. 

—¿Entonces vendrás conmigo?  

Lacey se comprobó las uñas, las largas uñas que no se astillarían o se romperían más de lo que le crecería el grueso pelo castaño. Al final dijo: — Supongo que puedo colarme en una fiesta en la piscina durante una hora. Pero escucha, Justin, no esperes que sea un invitado perfecto y angelical. 

* * *

Ivy estaba de pie en el borde de la piscina, con piel de gallina por el agua fría que en ocasiones le salpicaban. Dos chicas pasaron rozándola, perseguidas por un tipo con una pistola de agua. Los tres se cayeron a la piscina juntos, dejando a Ivy empapada por una ducha de gotas heladas. Si esto hubiera sido el año pasado, ella hubiera estado temblando, temblando y rezándole a su ángel del agua. Pero los ángeles no eran reales. Ivy sabía eso ahora. 

El invierno anterior, cuando había colgaba de un alto trampolín sobre la piscina del colegio, helada por el miedo que había tenido desde la infancia, le había rezado a su ángel del agua.

Pero fue Justin quien la salvó. 

Le había enseñado a nadar. Aunque sus dientes habían castañeado ese primer día y el siguiente y el siguiente, le encantó la sensación del agua cuando él la arrastraba a través de ella. Lo había querido, incluso cuando argumentaba que los ángeles no eran reales.

Justin había tenido razón. Y ahora Justin se había ido, junto con sus creencias en los ángeles. 

—¿Yendo a nadar? 

Ivy se volvió rápidamente y vio su propia cara bronceada y la maraña de pelo dorado reflejado en las gafas de sol de Eric Ghent. Su pelo mojado estaba peinado hacia atrás, casi transparente contra su cabeza. 

—Lamento que no tengamos un trampolín —dijo Eric. 

Ella ignoró el pequeño golpe.

—Es una piscina bonita, de todos modos. 

—Es bastante poco profunda al final —dijo, quitándose las gafas de sol, dejándolas colgar de su cordón contra su pecho huesudo. Los ojos de Eric eran azul claro, y sus pestañas eran tan pálidas que parecía que no tuviera ninguna. 

—Sé nadar, en cualquiera de los extremos —le dijo Ivy. 

—En serio. —Un lado de la boca de Eric se elevó—. Déjame saber cuándo estés preparada —le dijo, y luego se alejó a hablar con otros invitados. 

Ivy no esperaba a que Eric fuera más encantador que eso. Aunque la había invitado a ella y a sus dos amigas más cercanas, a su fiesta en la piscina de mediados de verano, no eran miembros de la élite de Stonehill. Ivy estaba segura de que Beth, Suzanne y ella estaban ahí sólo por la petición del mejor amigo de Eric y hermanastro de Ivy, Gregory.  

Miró buscando a sus amigas hacia al otro lado de la piscina a una fila de gente tomando el sol. En medio de una docena de cuerpos aceitosos y cabezas decoloradas estaba sentaba Beth, que llevaba un sombrero enorme y algo que parecía un vestido ancho. Estaba hablando a mil por hora con Will O'Leary, otro de los amigos de Gregory. De alguna forma Beth Van Dyke, quien nunca había soñado con ser guay, y Will, quien se pensaba que era súper guay, se habían hecho amigos. 

Las chicas a su alrededor se estaban organizando para enseñarle al sol, (o a Will) su mejor ángulo, pero Will no se daba cuenta. Estaba asintiendo alentadoramente hacia Beth, quien estaba probablemente contándole su nueva idea para una historia corta. Ivy se preguntaba si, de su tranquila manera, Will disfrutaba de los escritos de Beth, (poemas e historias, y una vez en clase de historia, una biografía de Mary, Reina de Scots) los cuales de alguna forma siempre se convertían con emoción, en una desnuda y vaporosa historia de amor. El pensamiento hacía sonreír a Ivy. 

The Power Of Love - Elizabeth Chandler - Justin Bieber (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora