No hay regreso (5)

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Sábado 4:00

Dio ya había terminado el trabajo, solo le quedaba prepararse para juntarse con el Joestar en el museo, ayer hablaron mucho por Whatsapp de eso y otros temas menos importantes.

Cada que hablaba con el chico su mente se distraia de todo, como si el mundo ya no existiera y solo fueran ellos, era tan acogedor, hasta que lo veía hablar con aquellos dos hermanos.

Sentía tanta furia, sabía que aunque Jonathan no se lo dijiera entre los dos había cierta brecha de hasta donde podían llegar sus manos o palabras, pero con los otros no parecía haber un "hasta ahí" y eso, ¿lo enfurecía y le dolía?

Bueno no era momento de pensar tanto, era momento de buscar su ropa y prepararse de forma correcta, tomo su ropa y se metió al baño, todavía eran las 4:02, tenía tiempo para relajarse aunque sea un poco.

Su cabello rubio era un poco largo, le gustaba más estar adentro que afuera y eso hacia que tuviera una piel palida, muchos le tenian miedo desde pequeño porque decían que sus ojos rojo carmín les perforaba el alma y su rostro serio e inexpresivo no ayudaba mucho.

Se sumergío y momentos de su infancia llegaron poco a poco, el como se la pasaba leyendo en la biblioteca o en ciertos lugares de su casa, "su padre" era un alcohólico y su madre se la pasaba trabajando, pagando todo lo que perdían cuando "padre" apostaba.





-Mamá, ¿por qué no te separas?-

-Porque es tu padre Dio y no puedo dejarlo si es tu papá, porque los niños necesitan a su mami y a su papi-

-Pero en te hace daño y nisiquiera trae dinero a la casa y si lo trae solo lo gasta en el-

-Dio, el es tu padre y el hombre de la casa, el paga muchos gastos que sola no podria-

-Pero-

-Nada de peros, ve a jugar afuera y yo limpiare la casa-

El rubio salió de su hogar casi llorando, intento jugar con su avioncito de madera pero un rato después escucho golpes, no necesitaba entrar para saber que su padre golpeaba a su madre otra vez.

El también tenía golpes y le dolían mucho, días después su corazón dejo de latir por un segundo cuando el hombre vino furioso a reclamar que Dio no era su hijo y su preciada mamá se veía dolida y sorprendida.

















Recuerda la primera vez que Darío los vio, les dejo pasar, no dudo en dales ropa, comida, un lugar donde dormir y dinero, resulta que ellos eran amigos de la infancia y se separado por mucho tiempo.

Los padres de su querída madre la abandonaron y ella fue comprometida con ese horrible tipo, pero Darío había vuelto y tuvieron un romance, la mujer planeaba divorciarce pero cuando descubrió que Dio nacería se mantuvo callada y al final ambos se volvieron a reunir, gracias a algunas pruebas resultó que el amorío fue verdadero creador de Dio y no el matrimonio de ese estúpido y Joane, su madre.

Darío cuido de ambos con mucho amor, se casó con Joane y le dió su apellido a Dio, el rubio pequeño lo acepto con gusto, Darío siempre fue amable con el llenandolo de sabiduría e ingenio, gracias al amor que tenían sus padres nació Diego, el pequeño inquieto como mula, no paraba de ir de un lado a otro y siempre buscaba jugar con su hermano mayor.

Un día Darío dejo a su madre con su hermanito y llamo a Dio para dar un paseo y hablar, ahí fue cuando le contó un secreto que quedarían entre ellos, un secreto no muy bueno que digamos.

















Incluso después de que su madre murió, Darío con todo el dolor del mundo se hizo cargo de Dio y Diego, dejo el alcohol por un largo tiempo, diciendo que si llegaba a beberlo del dolor se terminaría volviendo alcoholico y no queria lastimar a sus pequeños.

Remate:Puta in a movie otra vez🤑🤙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora