Capitulo 1 - Llantos

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Podía decir con seguridad aplastante que su ahora "vida nueva" era algo aburrida y monótona, bueno en realidad tiempo después de prácticamente dejar de lado aquella propuesta o más bien dicho orden que le habría puesto Lady Bone Demon, aquella mujer que le había regresado la vida, que le había sacado del frio Diyu, que le había encontrado en un estado tan miserable que pensó que hasta sintió lastima por él, aunque conociendo a aquella mujer, lastima era lo último que sentía. Macaque sabía perfectamente que ella lo necesitaba, no como un socio si no como un peón para su macabro plan, alguien para utilizar y desechar.

Ser utilizado y desechado, parecía ser su única utilidad

Fue de esperarse que no obedeciera a sus palabras, si, estuvo dispuesto a aceptar cualquier trato a salir de aquel infierno ¿podía ser culpado? Estaba desesperado, asustado y sobre todo roto. Quería que su dolor acabara.

Pero las heridas de un corazón roto no sanan fácil

En algún momento pensó ayudarla, un mundo nuevo sonaba bien, aunque mantenerse oculto no iba con él, quería venganza y aunque jamás pudo tenerla joderle un poco la existencia a Wukong era divertido, hacerle un poco de daño siempre le fue gratificante, aunque en el fondo realmente no lo deseaba.

Solo quería que sintiera un poquito de lo que el sintió

Macaque tenía tantos sentimientos y pensamientos juntos que lo sofocaban constantemente, no deseaba ligarse a nada ni a nadie, ser libre era lo que quería. Sin tener rumbo fijo y solo disfrutar de lo que le ofrecía el mundo, deseaba aprovechar aquella segunda oportunidad y con ese pensamiento firme abandono después de servirle un tiempo a LBD, Escapando.

Y ahora divagaba por todas partes, oculto entre las sombras de un lado a otro como un alma en pena y quizás si lo era, inverso en su interno dolor. Buscando un propósito, una motivación, lo que sea para tener un motivo para seguir ahí. Estar hurtando por el mundo por años de un lado a otro, carajo que era solitario y tampoco podría quejarse, él era así por inercia propia como un método de defensa personal, uno de sus mayores defectos... solo un ser tan resplandeciente como el sol se atrevió a conocerlo, amándolo y desechándolo luego.

Ugh, vaya mierda el amor

Macaque no se atrevía a estar en la misma ciudad que todo había comenzado, si bien visitaba a Flower Fruit Mountain constantemente a ver a los pequeños monitos que a pesar de todo siempre lo recibieron con los brazos abiertos jamás pudo mantenerse más de dos días ahí, no por que tuviera miedo de encontrarse con Wukong, si no por los recuerdos que aun mantenía inmersos en su cabeza, quizás los mismo que ahora le llevaban a la ciudad ligeramente cercaba que se encontraba cuesta abajo. No fue su intención llegar exactamente ahí, solo se había perdido lo suficiente en sus pensamientos que de forma inconsciente llego a donde tenía un hogar.

–Si me pagaran por ser idiota... – susurro de mala gana al caer en cuenta donde estaba.

Suspirando resignado camino a los inicios de la brillosa ciudad poblada de personas, ocultando su cola y apariencia con una capa negra con capucha pues no necesitaba un escándalo ahora a pesar de estar caminando sobre los techos de las casas y edificios.

–Maldición... Que buena suerte tengo – bravo ligeramente alto presenciando como las nubes comenzaban a gobernar el nublado cielo.

Todo indicaba a que comenzaría a llover pronto a lo cual las personas rápidamente caminaban a sus cálidos hogares a refugiarse de lo que sin dudas sería una tormenta.

El mono rodando los ojos siguió su trayecto tranquilamente, saltando algunas veces para llegar a otro techo de todas formas no es como si tuviera un lugar donde ir realmente, ya no, por lo menos no como antes.

Eran esos momentos donde Macaque replanteaba el hecho que su vida era monótona, dormir donde sea con lo que sea, buscar comida para sobrevivir y apaciguar su hambre, caminar y simplemente vagar.

–Patético... – murmuro para si con voz apagada

¿A eso le decía libertad?

La llovizna comenzó y a Macaque no le importo mojarse, quizás iría a ese teatro abandonado y descansaría allí. En poco tiempo el sonido constante de las pequeñas gotas comenzó a escucharse por toda la ciudad convirtiéndose en el mayor sonido que escuchaba el de pelaje negro.

Pero un ruido sobresalió del todo.

Eso hizo detenerlo, freno todo movimiento de su cuerpo para volver a escuchar sin problemas aquel ruido, queriendo creer que escucho mal a pesar de ser eso prácticamente imposible. Y una vez más volvió a ocurrir haciendo que de manera instintiva moviera sus orejas cuerbiertas por el glamour.

–No... No, no es de mi incumbencia – hablo para si retomando sus pasos.

Por qué era así, no era de su incumbencia interrumpir en aquellas cosas, para eso estaban los dioses

Aunque eran unos hipócritas

Pero por más que no quisiera escuchar el ruido, el sonido seguía sin parar, por mucho que tratara de ignorarlo... estaba penetrando sus orejas, cada vez más repetitivo, haciendo que llevara ambas manos a su cabeza desordenando su pelaje.

–Liu Er no deben importarte estas cosas... - Volvió a reprimirse mordiendo su labio inferior con ligera fuerza – carajo... – cerro los ojos con fuerza al no dejar de escuchar el llanto desconsolado de un niño.

Pudo reconocerlo, aunque no quisiera realmente, el ruido era llanto de un pequeño humano a calles de distancia, Macaque no tenía intenciones de si quiera verlo, su llanto bastaba para hacerlo dudar de ir a verlo o no y aunque en su antigua vida iría a verlo de inmediato ya no era Liu Er Mihou, no del todo porque él había muerto.

La llovizna se intensifico pasando a ser lluvia en su totalidad, llegando consigo la fría brisa que crespo el pelaje del de capucha, quien de inmediato al escuchar como aquel llanto se intensificaba seguido de una ligera tos, partió corriendo calles abajo.

–Espero no arrepentirme de esto... – Gruño para si llegando rápidamente a un callejón húmedo donde había botes de basura mal oliente a primera vista parecía no haber nada si no fuera por los lamentos de una infanta voz inversa en lamentos que no eran escuchados.

Macaque bajo al callejón con cautela sin hacer ruido para acercarse al final de este, observando con cuidado como al final entre la basura y unas cajas de cartón mal acomodadas se encontraba un pequeño bulto que temblaba, supuso que a causa del frio de la próxima tormenta, de a poco se acercó llegando a verle con claridad provocando que algo dentro de él se removiera.

"la raza humana es la más cruel de todas" pensó acercándose lentamente cada vez más al pequeño niño cubierto por una húmeda tela, arrinconado en una esquina de la caja más grande del lugar con el propósito de no mojarse aunque claramente no era su caso, para este punto el Macaque sintió una profunda lastima por el infante.

–Hey niño... – hablo suavemente, causando que aquellos lamentos pararan y aquel pequeño humano alzara la mirada.

Saudade |Shadowpeach|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora