Una bonita noche estrellada, donde la resplandeciente luna brillaba en lo más alto del cielo, las luciérnagas brillaban por ahí y por allá; Se podían escuchar algunos grillos y uno que otro sapo, era la noche perfecta para invitarlo a salir. ¿A quién? Pues nada más ni nada menos que a uno de sus compañeros; Gordi, ese chico lo tenía loco de amor desde que lo conoció y supo más de él, temblaba al recordar los momentos en los que habló con él y lo vió reírse, su bella y angelical voz resonaba en su cabeza todo el día sin cesar, además de cada fracción de su rostro, era simplemente perfecto.
Lo había hecho, había invitado a salir a tal chico que le robaba cada suspiro noche tras noche, el chico que lo volvía loco de amor con tan solo verlo u oír su nombre; Era como si fuera adolescente de nuevo, se sentía más que vivo en tal momento.
Se los podía ver en una pequeña colina no tan lejos de los cuartos donde dormían; Se habían escapado a hurtadillas de ahí, siendo cuidadosos con sus pasos para no ser oídos por algún guardia que se encontraba por allí. Ya en el lugar previsto, comenzaron una sutil conversación, Achuchones llenaba de preguntas al pobre muchacho pelirosa, mientras que éste contestaba con gusto cada pregunta.
Ya estaba decidido, iba hacerlo ahora o nunca; Se iba a declarar a su pequeño amor en la milicia, no algo tan común entre reclutas o colegas, muy difícil de ver.
-Gordi...
Habló en un tono tímido el chico, jugando con el borde de su camisa.
-¿Mhm? Dime
Inhaló profundamente todo el aire que podían contener sus pulmones y lo exhaló, tratando de tranquilizar sus temblores y habló con el corazón latiendo con fuerza en su garganta;
-Gordi, ¿Quisiera usted... Ser mi pareja?
La tan repentina propuesta dejó petrificado al de cabellos rosados, quien se alteró y retrocedió un poco sobre el húmedo césped, ¿Qué respondería? ¿Qué haría luego si lo rechaza? Nunca había visto a su compañero como algo más que amigos, tampoco tenía ni la más remota idea de qué hacer en tal momento.
-Yo... Creo que debemos darnos un tiempo, necesito pensarlo, lo siento
Habló con certeza mientras se levantaba y espolvoreaba su ropa para quitarse la suciedad que contenía, se despidió sin decir ni una sola palabra, tan solo con un movimiento rápido de manos, dejando solo al de cabellos turquesas. El mencionado se quedó un tiempo admirando las estrellas, pensando en lo que había pasado y esperando que la respuesta fuera un sí.
Gracias por leer, tengan un buen día.