CAPITULO III: TALENTO NATURAL

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Draco no pudo evitar poner cara de sorpresa cuando después de unos instantes Harry Potter había estrechado su mano, al principio no sabía si acercarse a Harry o no pero cuando lo vio entrar en el aula supo que debía ser honesto con él, decirle que sus únicas intenciones eran estudiar y llevar la fiesta en paz, todo salió mejor de lo que esperaba, Harry primero se vio un poco ofuscado por el asalto del rubio, ya que éste le empezó a hablar sin darle oportunidad de réplica pero al final el moreno había dado su brazo a torcer, estrechó la mano de Draco y le otorgó una muy linda sonrisa y con eso se selló el pacto de "no agresión" entre ellos.

Estaban a punto de entablar conversación cuando entraron a la sala un grupo de sanadores junto con el resto de los alumnos, el jefe de medimagia del hospital, un hombre alto y robusto con cara de pocos amigos llamado Augustus Abbot se presentó con ellos y les explicó que estarían divididos en tres grandes grupos:

LOS MEDIMAGOS: sanadores que ayudan a tratar heridas de todo tipo dentro y fuera del hospital,  muchas veces éstos magos son mandados con los aurores en las catástrofes para ayudar a heridos y enfermos y trasladarlos a San Mungo, también hacen rondas y auxilian a los pacientes que ya se encuentran internados y fuera de peligro.

POCIONISTAS: magos que se dedican, como su nombre lo dice, a replicar pociones existentes y crear nuevas que ayuden con las enfermedades mágicas, estos magos trabajan en el laboratorio del hospital haciendo investigación, desarrollando nuevas curas y mejorando las ya existentes.

Cuando Draco escuchó el término no pudo evitar sonreír, ese había sido su objetivo al ir a estudiar ahí, encerrarse en un laboratorio y crear curas para el mundo mágico, ayudarlo de manera anónima y privada.

Por último pero no menos importantes, dijo el sanador en jefe:
LOS SANDORES NATURALES: son magos que han nacido con el "don curativo" todo su cuerpo es una herramienta para curar dolencias y enfermedades, sus lágrimas, su cabello, incluso sus besos tiene la magia suficiente para poder arrancar de los brazos de la muerte a pacientes terminales; solo se debe perfeccionar el "don" para poderlo utilizar y sacarle el mayor provecho posible.

Cualquiera puede ser un medimago o un pocionista, continuó diciendo el jefe del hospital, pero para ser un sanador natural se debe nacer con el "don" sanar es un acto de amor y compasión,  es por eso que si bien todos podemos aprender los hechizos sanadores y las mezclas para pociones, pocos en el mundo mágico tienen el poder curativo de un verdadero sanador, si alguno de ustedes tiene el "don curativo" no puede cambiar de clase, debe desarrollarlo, es nuestro deber con el mundo mágico entrenar sanadores naturales ya que ellos son los que pueden salvar más vidas.

Al escuchar ésto último Harry no pudo evitar emocionarse, se imaginaba a sí mismo curando a la mayor cantidad de personas posibles, practicando para desarrollar algún tipo de "don dormido" que hasta ahora no sabía que tenía.

Estaba inmerso en sus cavilaciones cuando observó que el jefe de medimagia extraía un orbe de luz azul de una pequeña bolsa de cuero, el orbe no era más grande que una esfera de profecía, como las que había visto hace tantos años en el ministerio de magia, pero éste irradiaba luz y calor.

Uno por uno irán pasando frente al orbe, explicó el medimago, si alguno de ustedes posee el "don curativo" brillará con luz blanca y sabremos cuántos de ustedes serán aceptados en el programa de SANADORES NATURALES; los demás serán seleccionados para otras áreas al terminar con este proceso.

Harry no podía soportar la incertidumbre, se formó tras una chica de cabello castaño y sonrisa divertida, pasaron 6 de sus 25 compañeros pero ninguno había hecho brillar al orbe, cuando llegó su turno el chico no cabía de la emoción, se paró frente a la esfera...

Nada, ni una luz, ni un triste parpadeo, su estómago se fue hasta el suelo, sintió como si le hubieran tirado un yunque en la cabeza, había estado tan acostumbrado a ser especial que no había pensado en la posibilidad de ser como todos los demás; sin perder la compostura pero un poco decaído regresó a su lugar en el aula, decidido a no perderse la selección de los demás.

Todos los chicos y chicas del curso habían pasado, todos se habían quedado un poco desilusionados al darse cuenta de que no harían brillar al orbe, al final solo quedaba Draco Malfoy, el chico había esperado al final de la fila a propósito en un esfuerzo por no llamar la atención, esperaba que sus compañeros se fueran después de pasar frente al orbe y así fue, algunos salieron a comer algo o se quedaron en el pasillo charlando entre ellos esperando a que terminara la selección para que les asiganaran otros puestos, aún así algunos se habían quedado a ver todo el proceso, entre ellos Harry Potter, que no pudo evitar poner cara de sorpresa cuando Draco se paró frente a la pequeña bola y ésta empezó a brillar.

EL BESO DEL SANADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora