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Todavía me acuerdo cuando leí esa hermosa carta gracias a mi propia curiosidad, me sentí tan feliz y afortunado.
Y te aclararé una duda en esta carta. Quee la verdad, en todos estos años, nunca te he respondido. Supongo que estábamos muy ocupados para responder dudas del pasado.
En ese momento, yo ya no estaba con él (cosa que mencionaste mucho en tu carta, me acuerdo mucho, que tierno), solo bromeábamos a ser lo que alguna vez fuimos. El ya no sentía lo mismo que antes, igual que yo, así que simplemente coqueteábamos entre nosotros.
Esa carta solo me hizo darme cuenta de mis sentimientos; de que te amo, de lo mucho que deseaba besar esos labios y de lo mucho que deseaba que me abrazaras.
Cuando me dijiste que todo lo escrito ahí era verdad, yo me emocione mucho, y agarre impulso para abrazarte... y no te voy a mentir, te iba a besar, pero al momento me pareció muy exagerado.
Todo el resto de la prepa fue hermoso, las excursiones, los eventos, las fiestas, los recreos, las clases ylagraduación. Yo sé que tú también o disfrutaste.
Todavía me acuerdo de la graduación, cuando terminamos la preparatoria. ¡Esa noche fue perfecta y hermosa! La disfrute mucho, sobre todo cuando me prometiste tu amor infinito y eterno, cuando me dijiste que íbamos a estar justos para siempre y por siempre, me derretiste. Eres muy romántico.
Y te agradezco demasiado ese hermoso recuerdo, Natalan. Porque me preparo para lo que venía.
Tu querías estudiar Cine, y yo quería estudiar Economía, ambas carreras estaban en diferentes universidades, muy lejos una de la otra. Casi se hacían dos horas entre ellas, era imposible vivir juntos o cerca. En ese momento se rompió todo lo que prometimos, pero estaba bien, solo fueron promesas de adolescentes que juraban amor eterno, ¿No?
¿No?
¡Claro que no!, no dejamos morir nuestra relación tan rápido y de una manera tan estúpida como esa. Así que decidimos organizarnos y poner unas cuantas reglas en la relación. Quedamos en que todos los días nos mandaríamos mensajes y haríamos una llamada, en que cada viernes nos reuníamos en algún lugar y nos regalaríamos detalles mutuamente.
Nuestro amor nunca moriría. Yo estaba dispuesto a hacerlo, y pensé que tú también.
Y tal como lo acordamos, nos vimos cada viernes y nos escribíamos mensajes diarios. Armamos una rutina, y como dije al principio fue la mejor rutina que he tenido en mi vida. De pequeño juré odiarlas para siempre, pero tú hacías que todo fuera disfrutable.
Mayormente nos veíamos en un parque cerca del centro, y yo siempre te llevaba dulces y postres de cualquier tipo. A veces lo compraba o yo los hacía, parecía que a ti te encantaban, y no podía estar más feliz.
