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— A mí me gustas — dijo bien firme, a pesar de que su cuerpo estuviera temblando como gelatina.

Chifuyu no sabe en qué momento su cabeza decidió hacerle caso a Takemichi y confesarle sus sentimientos al chico que lo tenía enamorado hace dos años, desde que su figura apareció delante de sus ojos por primera vez.

"Este es nuestro último año de escuela Fuyu" — insistió con la idea — "Es mejor que te arrepientas de haberlo hecho que de no hacerlo" — recordó las palabras de su amigo.

Maldito Tontomichi. Odiaba que a veces lograra convencerlo tan fácilmente.

Lo observaba atentamente. Sus cabellos rubios peinados y el notable sonrojo en sus pálidas mejillas, suponía que por la vergüenza que debía de tener por la situación.

Baji suspiró sonoramente, viviendo una vez más esta escena en su vida, como si apretaran el botón de reboninar y quedara en ese bucle.

— Oye, lo lamento, pero...

Comenzó a decir y el corazón del teñido se estrujaba al oírlo. Lo sabía, ese era el principio de un triste rechazo el cual le daba a entender que no tendría ninguna oportunidad en el futuro de ser algo más.

A pesar de que se preparó mentalmente para lo peor, esto estaba doliendo aún más de lo que se imaginaba, como si se tratara de mil agujas clavadas en su pecho que le lastimaban al respirar.

— No te lo tomes personal, pero...La verdad que no te conozco y tampoco buscaba una pareja seria ahora mismo — utilizaba las palabras adecuadas para que todo esto fuera menos doloroso.

Podía tener una actitud salvaje, pero trataba de ponerse en los zapatos del otro y tener algo de tacto.

Lo esperaba totalmente. A pesar de que le gustara hace mucho, nunca tuvo el valor para dirigirle la palabra, así que ya suponía que existía la opción de que no lo conociera.

Sus posibilidades de que lo aceptara eran cero, sin embargo lo hizo, estaba ahí parado.

— Entiendo. No tienes idea de quién soy, vengo y te digo esto — asintió con una leve sonrisa fingida — De todos modos, gracias por darme un poco de tu tiempo y escucharme — reía nervioso mientras rascaba su nuca.

— Claro... — respondió el pelinegro sin saber muy bien qué decir.

Le incomodaba este tipo de situaciones que ocurrían a menudo, además, cada una con diferente reacción. Nunca sabía lo que le esperaba, este rechazo fue el que mejor había salido dentro de todo. Sin insistencias, ni intentos de abofetadas o que trataran seducirlo.

Simplemente aceptó su respuesta y se retiró de allí, aunque se notaba su cabeza gacha por la tristeza y sus ánimos caídos.

Decidió no darle mucha importancia y seguir con su día.

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— ¡Soy un idiota! — dejó caer su cabeza en el pupitre — Era obvio que no me iba a aceptar.

— Ya, Fuyu, ya pasó — le daba caricias en la espalda — Al menos no fue tan terrible como creías. Fue sincero contigo y te trató con respeto.

Ambos amigos se encontraban en el salón de clases, aprovechando los minutos antes de que el profesor llegara, uno consolando el corazón partido del otro.

— Es fácil para ti decirlo. Tú tienes novia — comentó cruzado de brazos.

— Es verdad, pero no es eso a lo que me refiero. Debes ver el lado positivo, te sacaste un peso de encima.

Sᴘᴇᴄɪᴀʟ Mᴏᴍᴇɴᴛs | BᴀᴊɪғᴜʏᴜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora