Ilusionados con sus expectativas un grupo de niños se ha enterado que han cometido un grave error. Al poco tiempo se dan cuenta de que no estarán solos, un aliado decide unirse a su grupo para tratar de evitar la existencia de un mundo sobrenatural...
Este relato sucedió entre los años 2019 y 2020, justo antes de que la llamada "Pandemia" llegara a las calles de Nueva York, cuando los niños no eran tan complicados como ahora. La luz del Sol resplandecía de una manera bastante diferente a como lo hace ahora y el ambiente era puro y cálido.
El personaje que quiero platicarles fue muy importante en esta aventura, no solo fue la mente maestra, sino también fue un gran amigo y un compañero de verdad, espero que después de leer este largo relato se convierta en eso para ti. Liam aparentaba ser un niño muy normal, tenía doce de edad, su cabello era un poco amarillento, sus ojos eran de color café, era alto y delgado. Era el típico niño que observaba mucho, las cosas que le traían malas sensaciones se las guardaba en su corazón, creía que ese pensamiento era por algo, y eso le sirvió muchísimo en esta aventura. Siempre cuando algo le molestaba lo decía con sinceridad, pensaba que si eso cambiaba iba a ser mejor que nada. Estas era algunas de sus virtudes y defectos, pero a medida que avanza el relato irás viendo un poco más de ellas.
El niño vivía en uno de esos departamentos que, pegados unos de otros, formaban una larga hilera. Uno de los tantos motivos de los cuales el niño y su familia sufrieron fue por la falta de suministros, la mayoría de las veces el niño deseaba lo que sus compañeros tenían, pero su mamá se lo impedía, las peleas y discusiones que se desataban en su hogar eran por todas las deudas que tenían sus padres.
Aunque el niño siempre tuvo un gran vacío en su corazón con el tiempo aprendió a valorar lo poco que tenía. Bueno sin mas revuelos empecemos con la historia.
Era una típica mañana calurosa de verano, y el despertador sonó como loco. Los ojos de Liam se fueron abriendo poco a poco, hasta que reflexionando que cosa lo motivaría a levantarse, su mente le recordó algo bastante motivador.
—Hoy es el campamento de verano—, pensó el niño con una sonrisa en su rostro. Y rápidamente se sobresaltó y en un segundo ya estaba lleno de energía.
Era demasiado importante para el este viaje, porque a pesar de solo ser tres días, para el iba a ser una aventura llena de adrenalina y emoción, se convertiría en un viaje increíble que nunca olvidaría.
—Hijo ven a desayunar—, dijo su madre desde la cocina en la cual estaba preparando algo rico para el desayuno. El niño al instante bajo por las escaleras con entusiasmo y con una sonrisa en su rostro desayuno un poco ansioso y, rápidamente fue buscar su bicicleta para ir a la escuela, de la cual iban a salir para el predio donde iba a ser el tan esperado campamento.
Al cabo de unos minutos Liam ya se encontraba en su grande y viejo garaje, era tan antiguo aquel lugar que estaba lleno de enredaderas verdes, esas plantas que crecen cuando las paredes son bastantes antiguas y silvestres.
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Al niño le encantaba pasar tiempo ahí, era un lugar muy importante para su vida. Aquel garaje le recordaba a su abuelo, allí era el lugar donde pasaban todo el tiempo juntos. Las lagrimas de Liam no tardaron en caer al suelo pero aquellas no eran de tristeza y angustia sino de esperanza, el sabía bien que algún día lo iba a volver a ver.
Y después de estar recordando tantos lindos momentos salió de aquel lugar para dirigirse a su escuela, allí iba a vivir sucesos increíbles que nunca iba olvidar. Todo iba muy bien... ¿Qué podría salir mal?