Pʀᴏ́ʟᴏɢᴏ

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El sonido de los tacones al pisar las planchas de metal del suelo era lo único que rompía el silencio de aquel oscuro agujero

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El sonido de los tacones al pisar las planchas de metal del suelo era lo único que rompía el silencio de aquel oscuro agujero. Los andamios, incrustados en la pared de roca maciza, se mantenían firmes ante la enorme caida de decenas de metros que se abría paso al otro lado. El barranco era tan profundo que no se veía el fondo, la mala iluminación tampoco ayudaba demasiado.

Bajó por las escaleras varias plantas, la mujer no se molestó en prestar atención a las pocas personas con las que se cruzaba o a las múltiples puertas de acero blindado en la pared a su derecha. Sólo paró su caminata al llegar frente a una puerta concreta, una protegida por dos hombres corpulentos y de expresión seria. Debían pasar el metro noventa de altura y tenían un rifle cada uno entre las manos.

—Tengo una reunión con el gobernador —habló la mujer con un tono firme.

No parecía sentirse intimidada por los dos armarios empotrados que la miraban con desdén.

—Identificación —exigió uno de los dos soldados.

La mujer sacó una tarjeta del bolsillo de su gabardina marrón y la puso frente a los dos hombres. La expresión de ambos cambió en tan solo un segundo de condescendencia a sorpresa. Se apartaron del camino dejando que la recién llegada pudiera pasar por la puerta.

—Disculpe nuestra impertinencia, Belladona. El gobernador está esperándola dentro.

Ella no sé molestó en contestar al soldado. Tan rápido como abrió la puerta la cerró tras ella.

En el interior de la nueva sala un despacho sobrio y hasta minimalista le dio la bienvenida. Apenas un escritorio, con una silla de respaldo alto tras él, al fondo de la sala, y una mesa rectangular de madera de roble con dos sillones, uno a cada lado. También pudo distinguir un armario a un lado con algunos libros y carpetas en sus baldas, y en la pared del otro lado un enorme cuadro que mostraba el retrato de una mujer increíblemente hermosa.

No había ventanas en la habitación, lo normal dado que se encontraban bajo tierra. Sólo unas barras de luz en el techo daban algo de iluminación al despacho que seguía sintiéndose oscuro y aburrido. Las paredes y el suelo gris no mejoraban el ambiente.

Un hombre se mantenía centrado en un montón de papeles tras el escritorio. Al notar la presencia de alguien más en la habitació centró su mirada en ella.

—Buenas noches, gobernador —saludó con cortesía.

El hombre no contestó.

Volvió a mirar las hojas sobre la mesa y escribió algo en una de ellas. Habló sin dejar su tarea:

—¿Cómo ha ido todo?

—Según lo previsto —aseguró—. El nuevo torneo se llevará a cabo pronto, la isla ya está lista para recibir a los representantes que los clanes deberían empezar a elegir en los próximos días.

—¿Y el coordinador?

—Se encargará Isabelle, justo como pediste.

El hombre asintió. Mantuvo el silencio por unos minutos más mientras terminaba de escribir en los papeles. Luego al fin se centró completamente en la mujer frente a él.

—Este año es muy importante que todo salga según lo establecido, no puede haber problemas, fallos de protocolo ni sorpresas, ¿lo comprendes?

La mujer asintió. El gobernador unió sus manos sobre el escritorio. Paseó la mirada por el cuerpo de la joven que había mantenido una posición completamente erguida y una expresión seria en todo momento.

—Todo irá según lo previsto. Este año se celebra el centenario desde la creación del Torneo Midnight War después de todo. Todo el mundo espera un gran espectáculo.

—Si... también.

La mujer pensó que el gobernador ya había dicho todo lo que necesitaba, ella al menos ya le había dicho todo lo que le tenía que decir. Hizo una leve genuflexión antes de dirigirse de nuevo hacia la puerta.

—Belladona —la llamó, ella paró en seco pero no sé giró, esperó a que dijera lo que quería—. No quiero que se repita lo del año pasado.

Su cuerpo se tensó al escuchar eso. El gobernador lo notó y se echó hacia atrás en el respaldo de su silla.

—Si algo así vuelve a suceder me replantearé tu puesto.

—No será necesario —se apresuró a aclarar con seguridad—. Me aseguraré de ello en persona. De hecho ya he movido algunos hilos.

—Muy bien, entonces ya no tengo nada más que decir.

—Que tenga una buena noche, Gobernador Cinquedea.

Belladona abrió la puerta regresando al oscuro barranco franqueado por andamios de metal. La puerta se cerró tras ella casi como si una mano fantasmal se hubiera encargado de ello. Un escalofrío le recorrió la columna, no dejó que los dos soldados que la miraban notarán ni la más mínima diferencia en su expresión respecto a la que tenía cuando había llegado minutos antes.

Giró sobre sus talones y volvió a recorrer las escaleras arriba.

El torneo de ese año iba a ser inolvidable.







El torneo de ese año iba a ser inolvidable

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Y este es el prólogo de esta nueva versión de Midnight War.

Espero que os haya gustado y os haya dejado esa intriga y ganas de leer lo que está por venir ^^

Aprovechando las buenas vacaciones espero poder actualizar más a menudo y poder traer pronto el primer capítulo.

~Nova/Dreamer

Midnight War: El secreto de Ansythma | Inazuma Eleven GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora