Hay un momento de tu vida en el que simplemente abres los ojos, creo que todos pasamos o pasaremos por eso mínimo una vez en nuestra vida.
Algunos... Abren los ojos y se dan cuenta de que toda su vida vivieron engañados en una situación dramática, otros en una importante, también en situaciones conmovedoras, pero yo, yo simplemente abrí los ojos en este instante.
— Ahh. — Suspiré aliviada disfrutando el momento. ¡Simplemente esto era lo más relajante del mundo!
Un día eres una dama criticada por todos de la era del renacimiento y al otro eres una adolescente de la era moderna disfrutando tu juventud, como cambia la vida.
Quizás no era el salón más costoso, sí, admito que casi nunca me dan mesadas y si las tengo son miseria por lo que no podía permitirme pagar algo muy caro. ¡Sin embargo ese maldito lugar era mejor que toda mi vida pasada! Era un lugar decente si hablamos fijándonos en lo material como los pisos, paredes y eso, no había mucho bullicio, los tratamientos eran relajantes y las empleadas eran sumamente amables (aunque quizás solo estén fingiendo porque les pagé y para que dejemos una buena reseña).
Me sentía orgullosa por lo que logré simplemente con soltarme y hacer algo para mí misma, quizás en mi vida pasada jamás habría tenido la posibilidad de divertirme con una cosa tan mínima como esta porque eras un "Don nadie" sin sangre noble corriendo por tus venas, pero para mi fortuna las cosas cambiaron. ¡Ahora sí podía divertirme con cosas así!
— ¿Le agrada, señorita? — Sonrió la que me estaba lavando el pelo.
— ¡Me encanta! — Le respondí con una cara de emoción. — Por cierto, te ves jóven, ¿cuántos años tienes? — Pregunté.
— Ah, me lo preguntan seguido jaja. — Rió. — Tengo dieciséis.
Me sorprendí.
"¿16? ¿16 y ya estaba trabajando? ¿No era que en estos tiempos tenías que ser adulto para eso?"
— Vaya, tienes más o menos mi edad. ¿Por qué trabajas desde tan jóven?
Pronto, pude oír la voz de alguien mayor mayor meterse en la conversación.
— ¡Eso es lo que yo siempre le digo! Sin embargo Yuna es una chica muy terca y no me hace caso, todos los fines de semana la veo en este lugar trabajando. — No podía moverme debido al lavado de cabello en el que estaba, pero sí pude mirar hacia el espejo que estaba frente a mí para saber quién era quién hablaba. Era una anciana que estaba sentada con una revista en manos esperando a que la atiendan, parecía conocer a la chica con la que hablaba.
— ¿Yuna? ¿Así se llama? — Le pregunté, a lo que asintió con la cabeza y seguí comentando mis dudas. — ¿Y entonces por qué lo hace?
— Ahh, ¡señora Lee! Jaja. — Se quejó y luego volvió su vista hacia mí. — Así es, me llamo Yuna. Respecto a tu otra pregunta... Bueno, mi mamá me tuvo de adolescente por lo que no soportó el parto y falleció el día de mi nacimiento, desde entonces mi tía y su hermana mayor me cuidó, pero ha trabajado toda su vida y está envejeciendo. No quiero que tenga que esforzarse más y yo nos mantendré a ambas. — Explicó.
— Realmente no tienes remedio Yuna... — Suspiró deprimida la señora.
No pude evitar sentir pena por ella, aunque a la vez felicidad, era bonito que quiera tanto a su tía como para cuidarla así, lo malo es que estaba sacrificando su juventud para eso.
— Entonceeess... — No me gustaba esta atmósfera, así que decidí cambiarla improvisando. — Yuna, ¿me dejarías ver esos papeles de la vidriera? — Solté lo primero que se me ocurrió.
— Claro. — Cuando me los trajo, supe que mi vida cambiaría mucho.
— ¿Así que... Están en busca de staff, eh?
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— Cha Si-Yeon, explícame esto ahora si no quieres que las cosas se pongan peores. — Reclamó el #hermanomástaradodelmundo. (Ah, creo que desde que conocí el internet estoy obsesionandome demasiado con eso y con los términos que usa...)
¡Bienvenidos al show de Penélope Eckart, actualmente conocida como Cha Si-Yeon! El espectáculo de hoy se basa en lo que ya había planeado, estar en la dirección para que se generen rumores de los simios que me tienen aprisionada en su casa.
— N-no entiendo a que te refieres. — Fingí llorar, con la cara de perrito más lamentable que vería en su vida, cara de la cual el responsable de estás dos escorias con patas con las que convivía día a día se percató.
Rápidamente, actué como si me estuviera secando las lágrimas, para que estén aún más atentos a mis movimientos.
— ¡¿E-eh?! No... Y-yo estoy bien. — Mi actuación se basaba en querer ocultar mis lágrimas (realmente era lo que más quería que se noten) pero que de esa manera dé más lástima, al parecer estaba siendo eficiente.
Cómo si el viejo se hubiera sentido mal, suspiró, aparentemente dispuesto a tomar cartas en el asunto.
— Disculpe, señor director, entiendo que esté en el reglamento no venir con cabello teñido a la institución, pero tampoco se mencionó nunca. Entiendo porque ella lo hizo, no tenía ni idea. — Me defendió.
— ¡Pero padre! — Se quejó Derrick, moderno, que, por sorpresa, fue gratificantemente callado.
— Pero nada Min-Woo, estoy hablando yo, así que respeta a tu padre y espera en silencio.
¡UFF, no tienen idea de lo difícil que era en ese momento contener la risa burlona! Para mí desgracia, debía continuar con mi personaje de chica triste llorando porque le alzaron el tono de voz.
Miré al protagonista de la humillación, por mucho que quise no sonreí, la sonrisa la tendría en el momento que hablasen sobre él y la familia. "¿Pero eso no te incluye a ti Siyeon?" ¡Claro que sí! Pero mi reputación ya está metros bajo tierra, como una tumba, nada podía empeorarla. En cambio a ellos, quienes siempre mantuvieron un perfil perfecto, les caería terrible.
"Solo puedo decirles; Bienvenidos a mi estilo de vida, suerte lidiando con lo que digan de ustedes."
Ahora, mejor veamos cómo controlan esto.
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¡Dos capítulos dos noches seguidas, wow! La verdad quería agradecerles, no es que tenga mucho apoyo (no tenemos ni 1k de lecturas) pero con esto me conformo, sus comentarios me animan a seguir publicando la historia y últimamente ando más inspirada. Espero ser constante y que no pase lo mismo que con mis otras historias jaja. Muak, besitos, den sus opiniones en comentarios.
