— Muy bien, llegué a una decisión. —Afirmé segura.
Estaba dando pequeños golpes a mi escritorio con un lápiz mientras miraba pensativa a la mera "nada" (osea, mi cuarto).
Iba a actuar como si esta siempre hubiera sido mi vida, por lo que leí en el libro era similar a mi otra vida, así que no sería muy difícil fingir.
Pero quizás cambie un 'poquito' las cosas.
Sonreí maliciosamente, dejando que mis pensamientos corruptos reinaran mi mente.
Después de todo, nuestras actitudes son distintas. Si-Yeon es una chica reservada, que se calla, sin hacer nada respecto a su situación, simplemente esperar a que sea mayor de edad para irse y tener un futuro mejor. En cambio, yo, soy una persona un poco más caprichosa y escandalosa. No planeo dejar que me hagan la vida imposible así sin hacer alguna que otra ""cosita chiquita"" (seguramente tan chiquita como la que tienen ellos).
Obviamente hacer un berrinche no es nada inteligente, pero... No estaría mal hacerles unas 'bromas inocentes' sin que se enteraran.
Me estiré en la silla bostezando. Rayos, sí que ando cansada desde que me volví esta chica, pero bueno, no importa. Reí y casi me caigo del asiento, no obstante, no fue un obstáculo para que cumpla mi meta.
Al fin y al cabo, se lo merecen.
De repente, escuché unos golpes en la puerta, la sonrisa de felicidad pura que tenía cambió a una cara de fastidio, ofendida porque interrumpieron mi momento de brillar.
—Señorita, soy yo. —Escuché la voz de una mujer, era algo dulce pero distante a su vez.
"¿Y quién eres 'tú'?"
Sinceramente, sentí un dèjá vu en este momento y recordé a mi criada personal.
—Pasa. —Contesté fríamente.
"¿Y si ella también le hacía lo mismo a Siyeon? Sé que las únicas maldades que le hacían eran de parte de su hermano, jamás se mencionó algo de su personal, pero quizás podría tener la misma mala suerte que yo."
Tal y como le ordené, entró.
La miré por el reflejo del espejo de mi escritorio esperando que dijera algo, con lo odiada que era Siyeon dudo que viniera para pasar el rato, porque no se soportan y se detestan mutuamente. Tuvo que tener algún motivo.
—¿Y? ¿Qué se te ofrece? —Giré la silla de ruedas (¡Ah, por cierto, es toda una maravilla este artefacto raro del futuro!) y arqueé la ceja.
—Uh... Bueno, el señor la llama. —Habló con voz débil, apenas terminó el informe se fue.
En mis tiempos se decía 'Señorita, la llama el duque', como cambian las cosas con el paso del tiempo.
...O se hubiera dicho, ya que nunca se preocupó por mi situación y dejó que tanto Reynold, como Derrick, como los sirvientes y todos me maltrataran. Creo que nunca me llamó, ya que siempre me que se enteraba de que había hecho algo mal y me regañaba él estaba cerca mío así que venía solo a dificultar mi vida, sin necesidad de los sirvientes.
"Ojalá hubiera sido un buen padre conmigo, duque Eckart."
—Me pregunto por qué me habrá llamado. —Miré a lo que conocían como 'autos' pasar por el vidrio de la ventana. ¿Esos serían los carruajes de esta gente?
Vaya, es increíble el avanzo de tecnología. Pero me sorprende más haber ido siglos al futuro. Aunque puede que no sea el futuro, esto sigue siendo parte de una novela. Quizás el mundo ya esté extinto a principios del segundo milenio.
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Lo que resta del alma (La muerte es el único final para la villana)
Fanfic(En edición) Mientras Cha Siyeon estaba en el cuerpo de Penelope Eckart, Penelope Eckart se encontraba en el cuerpo de Cha Siyeon.