Joel - 15082023

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Cada vez es más difícil seguir comparándola con Sarah.

Y sé que es inútil, porque ella jamás será como era Sarah, y definitivamente no es mi hija.

Al principio lo hice sin siquiera intentarlo, desde el primer momento que la vi ahí tirada como un animal acorralado en el pasillo de las luciérnagas, enseñándome los dientes y gruñéndome una sarta de malas palabras que seguramente ni siquiera entendía. Recuerdo que lo primero que pensé fue en lo diferente que era a Sarah, que Sarah jamás se comportaría así.

Hacía años que no convivía tan de cerca con una niña... desde el que todo se fue a la mierda, no volví a acercarme a un niño, y lo más cercano que he estado a ellos, es a los cuerpos pequeños e infectados que debemos aventar a la hoguera todos los miércoles.

Sé que es estúpido compararlas, Ellie ni siquiera sabe de la existencia de mi hija, y Sarah jamás tuvo que vivir estas épocas, ella tenía una vida normal.

Y han pasado los días, y las semanas, y ya llevo casi un puto mes con Ellie. Perdimos Tess, estamos muy lejos de Boston y las raciones de comida se están acabando, y la niña no hace más que bromear acerca de todo y buscar la más mínima excusa de maldecir como si fuera una adulta cuando no lo es, la mayoría del tiempo no sé si gritarle o reírme de lo absurda que es.

Los primeros días, las primeras dos semanas no hacía más que encontrarle... defectos. Me seguía repitiendo en la cabeza una lista de todas sus diferencias...

Sarah jamás diría esas palabras, era más educada.

Sarah jamás le contestaría así a los mayores.

Sarah jamás sería tan temeraria.

Sarah es mucho más inteligente

Sarah no dormía con la boca abierta y con un hilillo de baba en la barbilla.

Sarah no roncaba tan fuerte

Sarah comía con la boca cerrada...

He intentado enterrar el recuerdo de Sarah inútilmente, intentando acallar su voz cuando era pequeña, sus carcajadas cuando veíamos aquel reality estúpido de repostería que tanto le gustaba, he intentado enterrar todos sus doce años de vida, y aunque la mayoría de veces no funciona, siempre fui bueno mintiéndome a mí mismo, y ya fuera alcohol barato o un par de pastillas, terminaban por convencerme que no pensaba en ella... hasta Ellie.

Porque es una viva imagen de todo lo que he evitado los últimos veinte años. Un espejo que refleja cada cosa que intento ocultar en la parte de atrás de mi cabeza.

Cada vez dejo de compararla menos con Sarah, y me irrita, porque al compararla al menos me dejaba un límite bien definido de que ella jamás podrá ser como Sarah, jamás le llegará a los talones.

...Pero a veces creo que es imposible seguir haciéndolo.

El otro día casi me hace reír con un libro estúpido de chistes que no tengo la menor idea de donde sacó, estaba ahí, parada, entre un montón de carros destruidos, a sus cortos catorce años, leyéndome un chiste malo con las mejillas rojas y los dientes chuecos, esperando una reacción, expectante, o ayer, la encontré intentando silbar con los dedos, llenándoselos de baba en un intento inútil para después maldecir, y veo como se esfuerza, como intenta caerme bien, como intenta romper la barrera que no puedo dejar que se mueva entre los dos, porque éste no es un mundo donde te puedas permitir hacer lazos con alguien, ni siquiera con algo, todo es tan efímero que se va en un respiro, y Ellie puede ser una de esas cosas.

Sarah era la cosa más real y auténtica que creí que tenía, pero bastó de un disparo para desaparecerla, como polvo, como humo, como nada.

Y Ellie es igual, solo basta de una bala perdida, un chasqueador que decida romperle el cuello en lugar de morderla, solo basta de un segundo para que se vaya igual que Sarah, igual que Tess... y no lo vale, no vale la pena el esfuerzo.

Ellie no es igual que Sarah, vaya que lo he comprobado. Pero... tampoco es que sea menos que Sarah.

Vaya que es impertinente, irritante e impulsiva, y no sabe cerrar el pico ni por cinco minutos, pero tiene un valor que te cagas, lo vi en sus ojos el día de lo de Tess... puedo jurar que, si yo no la hubiera sacado a rastras, ella se habría quedado con Tess, con una desconocida a quien apenas conocía.

Ellie es una niña bastante rara, nunca sé descifrar cuál será su próximo movimiento, a veces actúa como un animal salvaje apuntándole a todos con esa navaja endeble, y al minuto siguiente está leyéndome chistes o jugando con insectos que se encuentra por ahí.

Y con cada día que pasa, más quiero encontrar a las luciérnagas para entregársela, ella se merece tener una mejor compañía que yo, un cuidador mucho mejor, alguien que se preocupe por ella y la cuide, y no quiera alejarla todo el tiempo, porque sé que le hago daño, aunque le guste poner esa expresión dura en su cara infantil.

Anoche tuve un sueño donde Sarah traía a Ellie a nuestra casa para escuchar un nuevo disco que estaba de moda, al parecer eran compañeras de clase ... y Sarah no paraba de reír con cada tontería que decía Ellie, y Ellie no dejaba de maldecir por cualquier excusa que encontrara, ambas burlándose de lo mucho que yo necesitaba afeitarme y de lo mal que sabía mi comida, cuando Sarah y yo ya nos encontrábamos solos, me decía que quería comprar sus galletas favoritas para compartirle a Ellie en el recreo del día siguiente.

Fue la primera vez en veinte años que no me desperté con las manos hechas puños y los nudillos adoloridos.

...Es por eso que necesito encontrar a las luciérnagas ya, necesito entregar a Ellie.

The Lost FilesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora