Capítulo: uno

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Yeonjun bajó del autobús y se dirigió a la derecha, tal y como indicaba su GPS

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Yeonjun bajó del autobús y se dirigió a la derecha, tal y como indicaba su GPS.

3479 Blueberry Lane. Blueberry.

Volvió a sonreír y sacudió la cabeza. La primera vez que vio el anuncio, pensó que era una broma. Sin embargo, no lo era, y por eso se esforzaría al máximo por conseguir el trabajo.

Desde que se graduó, con un título en educación preescolar, dar lo mejor de sí no había sido lo suficientemente bueno. Por encima de todo, prevalecía el hecho que era hombre, y encima gay. Se había entrevistado para más empleos de los que quería reconocer y lo único bueno que sacó de ello fue que al menos se había convertido en un experto en entrevistas. Esperaba que al llegar a la casa situada en el 3479 de Lane Blueberry esta se viera como un clon de las casas vecinas. Sin embargo, no lo era. Parecía más bien como si alguien se hubiera tomado el tiempo de planificarla antes de construirla.

Era hermosa.

No podía ver mucho del patio trasero porque estaba cercado, pero las flores no estaban tan perfectas y ordenadas como en la mayoría de las casas vecinas y había una pequeña pala y un cubo de arena en el suelo. Por supuesto, si dejabas a los niños jugar en el césped, mejor no gastar tiempo en preocuparte por organizar perfectamente tu jardín

Se aseguró de estar bien arreglado y de no tener nada pegado en los dientes antes de acercarse y llamar a la puerta. Había un timbre, pero si había niños pequeños, siempre existía la posibilidad de que estuviesen durmiendo y no creía que pudiera ganarse la simpatía de alguien, si despertaba a los pequeñines.

― ¡Un segundo! ― Alguien gritó en el interior.

― ¡No! ¡No! ¡No! ¡Papá Soobin! ¡No! ―

Luego hubo un golpe, seguido de un gemido de bebé.

Dios mío.

Dudó menos de medio segundo, antes de intentar abrir la puerta, claramente necesitaban ayuda en ese lugar. Un pequeño niño de cabello oscuro corrió chillando hacia él, desnudo, gritando, y cubierto de lo que parecía ser tinta de rotulador, seguido de cerca por un hombre, que saltaba en un pie, con sangre goteando alrededor de la mano que sujetaba el otro pie en el aire.

― ¡Sunoo! Sunoo, ¿estás bien?

Wow.

Yeonjun cerró la puerta rápidamente y cayó de rodillas para tomar a Sunoo antes de que el niño pudiera salir.

― Oye, amiguito, ve más despacio.

― No baño, ¡no! ¡No! ― Unos ojitos brillantes color miel lo miraban, llenos de lágrimas ― ¡Me dibujé!

― Puedo verlo. ¿Sabes cuál es el problema de usarte como papel y no bañarte después? ― El niño negó ― ¡Que te quedas sin lugar para dibujar demasiado rápido! ― Yeonjun miró más allá del pequeño Sunoo, hacia el guapo hombre sangrando, le dio una sonrisa comprensiva.

papá, papá y yo ⋆ soojun...𔓘۫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora