Al atardecer

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—¡Sun-hee aquí!

La chica miró hacia la dirección donde se escuchó su nombre, encontrándose con sus amigos, se acercó a ellos y los saludo a todos

—¿No tenemos clases?

—Nop, bueno, las primeras cuatro, hoy saldremos un poco tarde, por que los profesores tendrán junta hasta la cuarta hora —contesto Eun-Young—

—Vaya

—Por cierto, mañana no habrá clases, ¿quieres ir a la playa?

—Claro —sonrió—

—Por cierto, ¿llegaste bien a casa? —dijo Heeseung—

—Si, Jake se ofreció a llevarme

—Eso es bueno

—Jake es muy amable —sonrió Sun-hee—

—Algunas veces —contestó Eun-young— cuando quiere

—¿Ya estás hablando mal de mi?

—Tal vez —sonrió—

—¿Desde cuando se conocen? —preguntó Sun-hee—

—Nos conocemos desde que estábamos en pañales —sonrió Eun-young—

—Literalmente —respondió Heeseung— nuestras madres son amigas desde la escuela secundaria hasta el día de hoy, así que básicamente nos conocemos desde pequeños

—¿Siempre han sido ustedes ocho?

—No —contestó Jay— alguna vez fuimos nueve, pero sucedió algo y volvimos a ser ocho

—Vaya —susurro—

—¿Tu? ¿No te dio tristeza al dejar a tus amigos en Daegu?

—No tuve amigos allí, aun que viví toda mi vida ahí, hasta ahora, nunca logré tener amigos, ya que me hacían bullying por mis ojos

—Ouh

—Bueno, pero ahora los tengo a ustedes —sonrió— son mis primeros amigos

—Nos alegra serlo —sonrió Heeseung—

—Bueno, ¿por que no vamos a una plaza? Digo, no tenemos clases hasta la cuarta hora

—Me parece bien —sonrió Sun-Hee—

Todos tomaron sus mochilas, caminaron hacia la salida del instituto, entre risas

—Ow, pero si es la chica de ojos raros —hablo una chica—

Todos dirigieron su mirada a aquella desconocida chica, se trataba de Hana, una chica popular por su belleza y por su riqueza, quien tenía una personalidad mimada e irritante para muchos

—Por si no sabías se llama síndrome de Alejandría tarada —contesto la menor de los Lee—

—Oh, pero si es la menor de los Lee —sonrió— para tener un hermano tan guapo e inteligente, tú te quedas atrás, eres fea y estupida

—Con mi hermana no Choi, puedes dirigirte a mi como quieras, pero a mi hermana no ¿oíste?

—Ow, pero Hee~ solo juego

—Bueno, tus jueguitos no dan risa —hablo Eun-young— ya no estamos en primaria para que trates de "intimidar" Choi, te hace ver estupida e inmadura

—¿A quien llamas estupida e inmadura zorra?

Choi levantó la mano para golpear a Eun-young, sin embargo el golpe nunca le llegó por que Sun-hee se interpuso, tomando de la muñeca a Hana con brusquedad

—¿A quien más? A ti, ¿o a caso hay otra rubia estupida tratando de intimidar a la gente como si estuviera en la escuela secundaria?

—No me toques! Capaz me pegas tu asqueroso síndrome

—Oh, pues déjame decirte una buena noticia, no se contagia y sus ojos son hermosos

Sun-hee miró a Jake, quien miraba a la señorita Choi con molestia

—Vámonos ya, si nos quedamos más tiempo, tal vez a nosotros se nos pegue la estupidez

Todos salieron del instituto, escuchando como aquella rubia se quejaba

—Lamento eso

—¿Eh? Oh, no es nada Jake —sonrió— siempre he vivido con burlas por mis ojos, estoy acostumbrada

—No deberías acostumbrarte a ese tipo de situaciones

—Gracias por ayudarme Sun

—No, gracias a ti por protegerme —sonrió—

(...)

¡Mira Sun! Vamos a esa tienda!

—¿Los chicos no se aburrirán?

—Tranquila Sun, estamos acostumbrados —sonrió Heeseung—

—Si, literalmente acompañamos a Eun desde que éramos adolescentes —hablo esta vez Jay—

—Bueno, ¿vamos?

—Vamos!

Ambas chicas se dirigieron a aquella tienda, al entrar miraron vestidos, que se propagan; y así pasaron las horas, ahora todos se encontraban comiendo

—Ya casi es hora de volver al instituto —dijo Sunghoon—

—Bueno, apresuremos —contestó Hee—

—Ugh, me olvidaba que tengo un proyecto para mañana

—Jake, a ti se te olvida todo —se burlo Eun—

—Calla

Todos soltaron una carcajada

—Muy bien, ¿ya terminaron? —dijo Heeseung—

Todos asintieron; salieron del restaurante después de pagar para caminar hacia el instituto

—¡Hee! Mira! Salió una estrella —sonrió su hermana—

—Oh si, se mira muy lindo ¿no?

—Si, es realmente lindo

Sun-hee levantó la mirada, observando con admiración el hermoso cielo estrellado, sonrió inconscientemente

—¿No tienes frío?

—Un poco —contesto—

Jake se quitó su saco, poniéndoselo sobre los hombros a Sun-hee

—Gracias, ¿pero y tú?

—Estoy bien así, tengo calor

—Haré como que te creo

Ambos soltaron una pequeña risa. Los ojos de Sun-hee brillaban como las estrellas, por fin había encontrado amigos; se sentía muy feliz y cómoda estando con ellos, en especial con Jake

—Bueno, dime Sun-hee, ¿que te gusta hacer?

—Admirar las estrellas, estas tienen un significado muy valioso para mi —sonrió—

—¿Como cuál?

—Mi madre siempre me dijo que algún día ella se convertiría en una

—¿Tu madre?

—Mi madre murió cuando tenía seis años, ella siempre me decía que la vida era prestada y en algún momento arrebatada de distintas formas posibles y que los enfermos, tenían contada su vida, así que me decía que ella se convertiría en una estrella; claro, decirle a una niña de seis años que vas a morir es un poco turbio ¿no?

—Vaya.... Lo lamento

—Está bien, he ido a terapia y lo he superado poco a poco, aun que todavía estoy en tratamiento

—Es bueno que vayas, estoy muy orgulloso de ti, por ser muy valiente

—Oh Jake —sonrió— gracias

—Gracias a ti por confiar en mi

STARS | Shim Jake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora