Epílogo.

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- No puedo creer que realmente voy a dejar de tenerte por aquí.

Pasé mi mano por el respaldo gastado del sillón de la sala antes de llegar a la puerta, dónde mi madre estaba esperando.

Todas mis cosas ya estaban en Luna brillante, pero hoy había ido a despedirme oficialmente de ella.

- Vas a tener más espacio ahora, supongo, tendrás que ver qué hacer con ese viejo balcón.

- Ya pensaré en algo.

Miré a los ojos a mi madre, hacia mucho tiempo que no se quitaba esa máscara de metal.

El día de hoy, la mitad de arriba de su cara estaba descubierta, mostrando sus cicatrices de guerra y sus ojos verdes penetrantes. La parte de abajo de su rostro cubierto con un delicado velo.

- Y ahora vas a estar con un montón de princesas.

- Sí, creo que sí ¿Quién lo diría, no?

Era curioso.
Ésta era la primera conversación entre ella y yo que realmente calificaba como una "conversación".

Era... Agradable.
Pero raro.

Como sea, no tenía mucho tiempo.

- ¡Oh! Olvidé devolverte ésto.

Saqué el libro de hechizos de mi bolsa y se lo acerqué.
Mi madre arqueó una ceja y volvió a verme.

- Quédatelo.

- ¿Qué?

- No sirve de nada aquí, pero funcionará allá afuera.

Sonreí.
Sus ojos eran mucho más... Suaves de lo que jamás habían sido vistos.

Consideré por un momento incluso abrazarla para despedirme, pero sabía que ella nunca lo aprobaría.

Siempre dijo que mostrar afecto a cualquiera te hacía ver débil.

- Gracias - Le dije.

La rodeé, pero antes de salir por la puerta e irme, volteé de nuevo.

- ¿Segura que no quieres venir con nosotros? Si le rogamos al consejo tal vez puedan considerar que...

Cómo esperaba, mi madre negó con la cabeza.

- Es demasiado tarde para mí, pero ésto sólo es el comienzo para tí.

Suspiré.

Volví a ella, a sólo dos pasos de distancia.

- ¿Me vas a extrañar?

Siete segundos.

- Dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde - Responde - Así que espero que aprendas a valorarme con el tiempo.

Sonreí.

- Yo también te voy a extrañar.

Shadow Weaver levantó una ceja y luego puso los ojos en blanco.

- Estoy orgullosa de tí, Catra.

Mi corazón latió con fuerza ante la repentina frase.
Una qué jamás creí escuchar.

Acarició la parte de mi cabello que caía detrás de mi oreja hasta tocar mi mejilla.
Yo dirigí mi rostro hacia su toque.

Adora llegó de la nada y se detuvo al vernos.

- Ah...

Mi mamá volteó a verla e hizo una mueca de desaprobación, a lo ir Adora sólo la miró más nerviosa.

Descendiente (SHERA AU) 💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora