𝘈𝘭𝘨𝘰 𝘔𝘢𝘳𝘢𝘷𝘪𝘭𝘭𝘰𝘴𝘰 || 𝘓. 𝘔𝘦𝘴𝘴𝘪 𝘟 𝘈.𝘎𝘶𝘢𝘳𝘥𝘢𝘥𝘰 ||

ｄｏｓ

Dos meses después, CDMX, México

El tiempo transcurrió, Guillermo terminó la sesión de fotos para la revista. Manuel actuó cómo si nada pasó entre ellos, cómo si no le mezcló su cerveza alemana con su tequila, cómo si no lo tuvó gimiendo con las almohadas.

Todo normal y profesional para él. Se quedaría en un recuerdo, no sabía si bueno o malo, porque Guillermo tenía que poner resolver su vida.

El arquero azteca regreso a casa con la cabeza hecha bolas, se sentía la basura más basura del mundo, no comió por una semana y faltó a tres de sus entrenamientos.

Henry fué a a visitarlo para ver qué pasaba pero no recibía respuestas. Era algo muy extraño proviniendo de su amigo el portero, de igual manera trato de ayudar, mientras Lionel no estaba se encargó de llevar a sus sobrinos a la escuela para que Ochoa reposará.

El chófer de los Messi Ochoa aún no regresaba.

El argentino se fué un día después de que su marido llegó de Alemania, no estaba enterado de lo que pasó y cuando regresó al país, llamó a un médico.

—¿Por qué no me dijeron algo niños? Pensé qué todo estaba bien

—Mi papá que no nos dejó decirte nada —Kevin se sentía culpable

—Hey Guille! Ya estoy para vos.... Decime que no es lo mismo del otra vez por favor mi amor —se apoyó en el extremo de la cama

Anteriormente había ido al hospital por mareos constantes cuando Diego y Julián tenían 5 años. Debido a una anemia.

El médico que lo atendió en su hogar le dijo que era falta de alimentación y deshidratación, asumiendo que probablemente se debía a una perdida o episodio depresivo.

—¿Vos estuviste re triste porque me fuí a Suiza a jugar la champions? Mi Guille..... Sabés que siempre estoy para vosotros —abrazó al de rizos que no había dicho ninguna palabra, se sentía muy estúpido

Lionel pidió unos días más de su descanso y se encargó de mimar a su esposo, llevarle el desayuno en la cama, pasarle la esponja en la espalda, peinarle los rizos, hacerle el amor antes de dormir, besarle cada rincón de su cuerpo y subirle el ánimo.

Esto hizo que se sintiera mejor, olvidando al alemán y los autos.

El delantero siempre sabía cómo devolver a la vida al guardameta.

Sus hijos notaron que papá Memo ya estaba mejor, cuándo su padre se fué de nuevo a Europa empezaron ellos mismos a animarlo, la vida que en un momento se le desmoronaba parecía estar en orden otra vez.

"Si no se entera no pasó.... no pasó...no pasó "

Hasta esa mañana....

—Papá, ya vámonos que se te hace tarde para que firmes mi boleta—Kevin esperaba en el comedor con su mochila

La junta de calificaciones lo tenían nervioso. Su padre argentino le había prometido un nuevo celular si pasaba álgebra.

Y él en verdad que había hecho lo posible para aprender álgebra. Lo atormentaron en toda la secundaria con esa madre que hasta quedó traumado.

Maldito el día en que los números empezaron a valer letras.