Capitulo 3

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Era obvio, pero ¿por qué lo haría?
La verdad no tenía ni la más mínima idea. Sería muy estúpido si lo hiciese sólo porque me resigné a enviarle más fotos de mi a él, pero ese no era motivo, debía haber algo que él quisiera... No lo sabía y me preocupaba. Matt tenía muchas fotografías y con poses algo extrañas, puesto que en ese entonces me creía modelo y quería "provocarlo" para sentirme querida.
Él fue mi primer amorío, un noviazgo por internet, pero... Si él no vive en la misma ciudad que yo ¿cómo llegaron mis compañeros a conseguir la foto?

Mi mamá toca la puerta y luego entra a mi habitación.
- Buenas noches, hija -dijo para luego sentarse en la silla del escritorio.

- Hola mamá, ¿qué se te ofrece? -respondí regresando a la realidad, después de haber estado sumida a mis pensamientos por tanto tiempo.

- Me preguntaba, ¿por qué no le prestaste el dinero a tu hermana esta mañana? No tenías que ser tan egoísta, siempre lo gastas en libros, ni ropa compras...

- Espera... -la interrumpí- ¿qué tiene que ver mi ropa en todo esto?

- Bueno, hija, tienes ropa de hombre, deberías salir con tu hermana a comprar ropa más femenina, si continúas así nunca llegarás a tener novio. Nunca haz traído a algún chico a casa...

- Mamá, los chicos de la escuela son unos gilipollas, no valen la pena. No entiendo cómo Annie puede salir con ellos.

- No sé, a mí me agradan - soltó un suspiro- pero bueno, nos desviamos del tema. ¿por qué no le prestaste dinero?

- Mamá, sólo le pedí razones por lss cuales quiera el dinero y no las dijo. Tal vez, estás muy pendiente del trabajo como para estar al tanto de nosotras, pero a mí me interesa el bienestar de mi hermana menor y ese cuento que ya se gastó la mesada no me parece -respiré un poco y continué- en serio, debes estar pendiente.

- Lo sé, pero ese es problema de tu hermana. Ella verá que hace con su vida.

- ¡pero mamá! Annie sólo tiene 16 años ¿cómo puedes decir eso? -dije exasperada por su tranquilidad.

- ¡Ay! Sara contigo siempre es lo mismo, yo soy la mamá y yo decido como cuidar a mis hijos

- ¿y crees que lo estas haciendo bien?

Mi mamá reflexionó unos segundos y respondió

- Sí.

Dicho esto, salió de mi cuarto cerrando la puerta tras de sí. Luego recordé que mi mamá tiene preferencia por mi hermana y puede que ella esté acusada de robo ante un juzgado, pero ella siempre va a estar defendiendo a su "terroncito de azúcar".

Miré el reloj, eran las 10:30 pm, ya debía dormir si mañana quería despertarme sin problemas, pero después recordé los insultos de mis compañeros de escuela.

¿compañeros? Te tratan mal delante de todos y ¿los siguen llamando "compañeros"? Estas loca.

Dijo de nuevo esa voz, pero ¿qué podía hacer? No lo sé y mientras seguía analizando las cosas, llegué a los brazos de Morfeo.

*

Al día siguiente, me desperté con un rasguño en mi brazo izquierdo, supuse que me lo hice mientras dormía, eso solía pasarme usualmente. Me levanté de la cama para dirigirme a la ducha y darme un frío baño para despejar el sueño. Cuando salí me dirigí al armario de ropa y me decidí por una sudadera gris oscuro, jeans negros y mis vans. Observé el reloj que marcaba las 7:45 am. Mierda, ya iba atrasada para la escuela. Tomé la mochila, mi teléfono y las llaves del carro y la casa para luego dirigirme corriendo a la institución.

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Cuando iba caminando a paso rápido hacia mi casilla un chico alto, ojos grises, cabello negro y piel blanca como la leche se tropieza con mi hombro y se me caen los libros que llevaba en mi brazo.
Bufo molesta y me agacho para recogerlos, él imita mi acción mirándome fijamente.

- Lo siento, no era mi intensión, no estaba pendiente por dónde iba... - dice mientras me entrega unos papeles que habían salido de mis cuadernos.

- Tranquilo, disculpame tú -respondí dedicándo le una sonrisa tímida.

- Bueno, mucho gusto - me extendió su mano- me llamo Ethan Güven, soy estudiante de intercambio, vengo de Alemania.

- Mucho gusto, me llamo Sara Jensen - dije correspondiéndole el saludo-, disculpa pero voy de apuros, nos vemos por ahí - dije y salí corriendo hacia mi casilla para guardar los cuadernos y justo cuando llego a la puerta de la primera hora de clase tocan la campana para dar inicio a la jornada.

*

Las horas pasaron volando y acababan de tocar la campana para dar inicio al receso, y lo bueno fue que nadie me había insultado y esperaba que no lo hicieran en el resto del día, de la semana, del mes, del año, de toda mi vida.

Me dirigí al lugar de siempre y saqué el libro que estaba leyendo. Sumida en la lectura no me fijé que alguien se había sentado a mi lado y esa persona leía de mi libro, luego escuché el pitido de un mensaje y me percanté de su presencia...

- ¡Mierda! - di un pequeño saltito mientras mi corazón se aceleraba por la impresión- Me haz dado un susto de muertos...

- Lo siento, te vi tan concentrada en la lectura que no quise molestarte. Y debo decir que lees muy rápido, no logro seguirte el paso - dijo. Supuse que era un cumplido por su mirada relajada.

- ¿gracias? Eumm.. ¿qué haces aquí?

- Oh nada. Ya sabes, soy nuevo, no tengo con quién hablar y pues me agradaste bastante y quise venir a por ti. De hecho, fue difícil hacerlo este lugar está super escondido - dijo abriendo los ojos como platos - supongo que fuiste muy sutil para encontrarlo.

- Bueno, la verdad no tanto. Es un buen lugar para estar alejada de todo y de todos.

- ¿por qué tanta soledad? No he visto ni un alma por aquí - dijo y bajó sus hombros.

- No lo sé, no suelo tener amigos, se aburren fácilmente y se van por el mismo lugar por el que vinieron.

- Triste, suele pasarme lo mismo...

Ethan fue interrumpido por la campana anunciando la continuación de la jornada.

- ¿qué clase te toca? - inquierió mientras sacaba su horario del bolso.

- Biología y ¿a ti?

- Lo mismo - dijo con una gran sonrisa. Se colocó de pie y me ayudó dandome una mano.

Caminamos juntos, en silencio, hasta el salón. Llegué a uno de los últimos pupitres y se sentó a mi lado.
A los minutos entró el profesor hablando de la clase.

*

Al final de la jornada me despedí de Ethan y me dirigí al automóvil. Cuando estaba a unos 15 metros de el carro un grupo de chicas fresas se me acercan caminando como si fuesen modelos y fulminando me con la mirada.

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En multimedia Matt Ginger.

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