CAPITULO 5. ME GUSTA UN CHICO

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Freen se acostumbró a meterse en problemas por cuidar a la pequeña Rebecca; y Rebecca hacía de todo por ayudar a Freen, quien a pesar de ser muy orgullosa siempre aceptaba para no herir sus sentimientos, cosas como regalarle ropa, comida; todo a escondidas de su madrastra y de su hermanastro; el terrible Daw, que era un muchachito esnob y presuntuoso que creía que el dinero y la posición lo hacían mejor persona que el resto de la gente. Lo hacía a escondidas porqué Diana aprovechaba cualquier oportunidad para hacer quedar mal a Freen delante de los demás con comentarios como: "¡Que bien te quedó esa blusa, y pensar que ya casi estaba en la basura, afortunadamente Rebequita es muy caritativa!" por fortuna tenía como cómplice a su padre.

... Aon confiaba ciegamente en la amistad sincera que Freen le brindaba a su pequeño tesoro, como él le decía.

A Rebecca le encantaba cocinar y siempre que podía le preparaba a Freen su platillo favorito [que le quedaba delicioso] y un café [que a decir verdad sabía horrible], pero Freen nunca se lo dijo por no hacerla sentir mal, odiaba ver cualquier signo de tristeza en sus hermosos ojos, aunque con el paso del tiempo le llegó a tomar cariño a ese café, al grado de que cualquier otro le sabía insípido.

Los nuevos miembros de la familia de Rebecca se oponían a esa amistad por considerarla tan dispareja... excepto Aon; sin embargo, su madrastra y su hermanastro no pensaban igual, y hacían lo posible por mantenerlas lejos una de la otra ya que Rebecca se volvía valiente y decidida cuando tenía a Freen a su lado y eso no convenía a sus intereses. Querían tenerla a su merced; ella era la única que tenía poder sobre el patriarca de las empresas Armstrong. Si Rebecca decía no, entonces era no. La etapa de enamoramiento se estaba disipando, y Aon ya no era tan manipulable como al principio.

A pesar de esto último, para las amigas todo giraba en torno a la más fiel normalidad; pero al cumplir Rebecca los catorce años, empezaron los problemas; ese año por primera vez Rebecca se interesó por el sexo opuesto.

—Fee —dijo tímida mientras caminaban rumbo a casa.

Freen la miró sonriente.

—Dime qué pensamientos rondan tu cabecita.

—Conocí a un chico. —Rebecca observó atenta la aprobación de Freen.

—Un chico —dijo Freen, poniéndose seria de repente.

—Sí, un chico, se llama Nop —dijo Rebecca, con mirada soñadora—, está guapísimo y es muy inteligente.

—Un chico. —Freen se quedó pensativa, miles de imágenes se movieron en su mente, Rebecca y Nop de novios, Rebecca diciéndole que Nop la llevaría a casa todos los días, Rebecca cancelando sus pijamadas, Nop diciéndole que no quería verla cerca de Rebecca... y por último, Rebecca y Nop dando el "sí, quiero" en el altar; mientras ella lloraba en la puerta de la iglesia, rogándole que no se casara... nunca esos pensamiento que giraban en su cabeza le habían preocupado tanto; porque no eran nada normales los sentimientos que se desataron cuando su amiga le habló de Nop.

Freen siempre veía como una posibilidad muy remota el momento de separarse de ella a causa de un novio, jamás pensó que ese día llegaría tan pronto, y nunca consideró la posibilidad de que su pequeño tormento sería la primera en interesarse en un chico...ahora ese chico tenía nombre y rostro...Nop... destrozó el nombre en su mente mientras Rebecca la observaba detalladamente.

—Un chico.

—Pareces disco rayado, Fee; sí, un chico y es lindísimo.

—Pero se llama Mop —dijo sarcásticamente— ¿qué tipo de nombre es ese?

—Es Nop, Fee, y a mí me parece un nombre con personalidad —dijo Rebecca, con mirada soñadora.

En ese momento el motivo de su plática pasó a un lado y miró a los ojos a Rebecca.

LA PRINCESA DE LOS CAFETALES Y LA HIJA DEL ZAPATERO (adap. de  RÍO ESCONDIDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora