Parte Única

665 62 42
                                    



Akito Shinonome era un desastre.

Toya estaba plantado en su puerta desde hace quince minutos. Su compañero aún no salía y sus dedos empezaban a congelarse. El chico de pelo azul apretaba su chaqueta con fuerza, ya impaciente porque el pelirrojo saliera de su casa. Decidido por volver a picar, la puerta se abrió de golpe.

—Ey, ¡hola! —lo saludó el pelirrojo.

—Hola, Akito. ¿Sabes cuánto tiempo llevo aquí?

—¿No acabas de llegar?

—No precisamente... ¿Vamos? Llegaremos tarde a la práctica.

—Sí, será lo mejor...

Ambos chicos se dirigieron a Weekend Garage, mientras charlaban como de costumbre. El sol se estaba escondiendo, y el frío iba aumentando. Deberían haber cogido una chaqueta, por lo menos. Estaba claro, los dos eran un par de idiotas.

—Akito, ¿tienes frío? Estás temblando.

—No, no te preocupes, estoy bien —mintió.

Ignorando el comentario del pelirrojo, tomó su mano, intentando traspasarle algo de calor. Como si salieran chispas de sus manos, apretó levemente la mano contraria, como si quisiera decirle "no me mientas".

—Toya... Gracias por esper-

Las palabras de Akito se vieron interrumpidas por su móvil, que vibraba, avisando de que tenía una llamada entrante. ¡Por una vez que intentaba sincerarse!

—Es An... No importa, olvídalo. Luego te digo —aunque no tenía intención.

Akito descolgó el teléfono, deslizando su dedo hacia arriba. Decidió ponerlo en altavoz, para que su compañero pudiera escuchar lo mismo que él.

—Akitooo, te llamaba para decirte que Kohane y yo no iremos a la práctica hoy —Dijo An, a través del teléfono.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Ehh... Bueno... ¡Eso no te incumbe! Está Toya por ahí, ¿verdad? —cambió el tema.

—Sí, aquí estoy. Nos vemos otro día, entonces. ¡Pasadlo bien!

—¡Gracias! ¡No, espera! Digo... Es que estamos... ¡Ocupadas! Exacto, eso.

Ante el comentario, Akito arqueó una ceja. ¿Ocupadas? Qué tontería. Estaba más que claro que iban a tener una cita. En ese momento, imaginó lo genial que sería tener una cita con Toya... Un momento, ¿en qué estaba pensando? Eran amigos, y nada más.

—Bueno, niña, nos vemos —respondió Akito, y, antes de que An pudiera decir nada, colgó la llamada.

—Eres muy malo con An.

—Lo sé —admitió, orgulloso.

—Bueno, pues... Hoy solo seremos tú y yo —añadió Toya.

—¿Eso es malo? —preguntó Akito.

—¡No, no! Ya lo comentamos una vez, ¿no? Está bien que seamos tú y yo... solos... Sin nadie más —confesó Toya.

—Sí, tienes razón... En fin, vamos, ¡que ya casi estamos!

Tras unos minutos, llegaron a su destino, donde empezaron a preparar todo para poder hacer la práctica de hoy. 

Ken tampoco se encontraba allí, cosa que les pareció muy extraño, pero no le dieron importancia. Siempre aparecía y desaparecía como el humo. Típico de Ken.

—Hmm... Toya, ¿qué te apetece cantar hoy? 

—Oh... pues... ¿Qué te parece si cantamos Fragile?

Fragile - AkitoyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora