Capítulo 2.

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El camino no fue muy largo, conforme iba acercándome, comencé a ver parpadeos de luz en un cuarto, el cual, se encontraba a unos cuantos metros doblando a la derecha, al estar cerca, logré divisar entre aquellos destellos esporádicos una habitación forrada en su totalidad con una alfombra verde musgo, el fuerte hedor a humedad inunda mis fosas nasales, como puedo, soporto el olor cubriendo con mis manos mi nariz, no lo pensé, simplemente entre en la habitación, al primer paso, vi una figura a mi lado izquierdo.

—¡MIERDA! ¿¡QUÉ CARAJOS ES ESO!?— sonó tan fuerte en mi cabeza, incluso creí haberlo gritado, salí disparada alejándome de eso.

Una figura, pálida, arrugada, de brazos enormes y cuerpo delgado, estirado, afiladas uñas en sus dedos, su boca, con un par de colmillos asomando por la comisura de sus labios, totalmente desnudo. No sé que carajo sea eso, definitivamente no es humano, no puede serlo, eso es... es... un monstruo sacado de la película más bizarra que haya visto, era espeluznante, mis bellos se erizaban con cada segundo que lo veia.

Cuando menos lo noté, me encontraba al otro extremo de la habitación parpadeante, sorteando un par de objetos los cuales no preste atención, solo quería estar lo más lejos que pudiera. Al topar con el otro extremo, aquella cosa estaba dando la espalda, si es que se le podía considerar a esa masa blancuzca una espalda, hizo un leve gruñido y agitó sus largas manos. Entre cada parpadeo de aproximadamente un segundo, poco menos, logré ver qué la habitación tenía un par de casilleros, algunos tirados otros a punto de caer, unas cuantas puertas estaban abiertas, otras dobladas, unas arrancadas por completo, el único problema es que los casilleros que parecían tener mejor estado e incluso eran poco más grandes, estaban demasiado cerca de "eso". Trate de encontrar alguna salida, algún escondite, algo, lo que fuera para escapar de aquella habitación.
Entre pasos lentos, trate de recorrer a la distancia toda la pared en la que me encontraba, no había nada destacable, los pocos casilleros (abiertos en su totalidad) no contenían más que polvo, cada cierto tiempo, eso hacía un ruido, cada vez más intenso, creí que no tendría tiempo para escapar, que en cualquier momento atravesaría la habitación para atraparme, descubrí que, lo que hacía que esté hiciera algún movimiento o ruido era eso, el sonido de mis pisadas y el movimiento de los casilleros.

A los pocos minutos entendí que estaba en una situacion complicada, si es que podría catalogarse cómo "complicada" nada más, no había nada en los casilleros cercanos, estaba todo completamente vacío, tendría que buscar entre los más cercanos que aún están cerrados, tratar de encontrar algún mecanismo, pero, ni en mil años me acercaré a esa cosa.
Decidí tomar un pequeño descanso, estaba exhausta, aún me dolía el cuerpo entero, mi pierna cada minuto parecía adquirir pulso propio, ardía y molestaba, pero por suerte, ya no sangraba, mi muñeca aún estaba dolorida, mis movimientos eran torpes. Vi que los vendajes, eran bastante limpios, estaban tan bien hechos, como si hubiera salido de la sala de un hospital, mi cuerpo cubierto de polvo y un poco de mugre, se veía bastante sucio, mis manos estaban completamente oscuras, con pequeños destellos de una piel blanca escondida bajo toda esa cara de mugre, no estaba en el lugar indicado para recriminar estar sucia, al contrario, agradezco aún seguir con vida.
No le di mucha importancia, en mi mente la palabra hospital daba vueltas, no podía dejar de pensar en un hospital.

Lo último que recuerdo fue estar en una camilla, las luces parpadeantes de aquella habitación blanca, una suave y delgada sábana blanca llegando hasta mi estómago, aquel pitido de las máquinas de cualquier sala, midiendo mi pulso. No recuerdo más, estaba demasiado sedada, la enfermera entraba y decía algo, pero se escuchaba cada vez más lejos, no logré entender nada, la habitación comenzó a dar vueltas y en cuando desperté estaba aquí.
¿Quién soy? ¿Cómo es que llegue aquí? No puedo responder ni una de las dos, no recuerdo cómo acabe en el hospital, no recuerdo quién era antes, que hacía, a qué me dedicaba, no recuerdo siquiera mi rostro, solo cosas que puedo ver ahora, mis delgados brazos y piernas, pechos pequeños, mi cabello era un caos pero no podía verlo bien, solo las puntas que terminaban en nudos, estaba demasiado delgada, pero no recuerdo si siempre he sido así o simplemente llevo mucho tiempo en este lugar, sin comer ni hidratarme bien. Había miles de preguntas que hacía cada vez más grande la lista de dudas en mi cabeza, pero todos esos pensamientos desaparecieron en un instante, cuando escuché un ruido a un costado mío, era una respiración cansada, profunda, temía lo peor...

DENTRO DE LA OSCURIDAD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora