CAPÍTULO I

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¿La primera vez que lo vi?

...

A Pandora le gusta guardar secretos, muchos de ellos han fallado al elegir un escondite. Mi Clan más que ningún otro conocía estos silenciosos susurros sin voz que quizá nunca debieron ver la luz. Muchas cosas que fueron, ahora a penas y viven mediante una llama casi extinta. Varang, líder del Clan ceniza... mi madre, me dice que yo soy eso: un último aliento, un tesoro invaluable que les va a devolver algo que se les quitó y siempre les perteneció.

Vivimos cerca de volcanes, apartados de toda tribu Na'vi que habitaba Pandora. No necesitábamos a nadie, más que a nosotros mismos. Quienes nacimos del fuego lo entendemos.

Eywa, la Gran Madre, habla de muchas maneras. Todo ser tiene dos partes, una clara y otra no tanto. Algunos le llaman el bien y el mal, pero ¿no es lo mismo? He estado rodeada de mi gente desde que nací, no me he movido de mis tierras desde que se me fue expuesto el valor que habita en mí.

Aquí un secreto: Somos un todo; los Na'vi les servimos a Pandora y ella nos sirve a nosotros. Se ha perdido el dominio en los elementos que los alrededores nos regalan. Es por eso que yo soy un amuleto, porque en mí reside ese poder del que muchos fueron despojados. Un control al que nadie le da nombre. Mi Clan vive a las orillas del fuego, pero nadie más que yo lo entiende por completo. El fuego es mi sangre, mi inicio y será mi final.

Pero toda esta historia tiene un nombre y es por lo que todo inició.

Cada cierto tiempo, el pueblo celebra ceremonias que contienen rituales sagrados. Uno de ellos, muy parecido al Uniltaron, se realizaba específicamente para mí. Hacían que el Sku'rni, un insecto con tres colas de las que sobresalían garras con veneno, clavara estas en varias partes de mi cuerpo. La sustancia que invadía mi sistema me llevaba a un plano ajeno al que tocaban mis pies. En mi Clan tenemos la creencia de la reencarnación, yo soy una de ellas y mi madre siempre me hace buscar otra, una muy importante que se enlaza con la segunda alma que vive en mí. El espíritu de uno de nuestros antepasados, el Olo'eyktan más poderoso que existió, pareja de la Tsahík que reencarnó en mí.

En cada intento, siempre fallaba. Nunca veía nada más que vacío, sin embargo, un día eso cambió. De pronto ya no me hallaba sola; alguien apareció.

Esa fue la primera vez que lo vi a él.

Neteyam.

— ¿Ese es tu nombre?

Neteyam.

— ¿Qué dices? Dime, ¿eres a quien he buscado todo este tiempo?

Aquella vez, la única respuesta que conseguí fue esa, su nombre. Cuando volví en mí, Varang me preguntó si fue posible ver algo...

NÜ'RIEL || NeteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora