CAPÍTULO IV

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Entre las muchas cosas de las que hablé con mi madre, estuvo el tema de Lo'ang

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Entre las muchas cosas de las que hablé con mi madre, estuvo el tema de Lo'ang. Fue difícil convencerla de que no lo mandase a él también atrás mío. Ar'yen era otro asunto; no le mencioné nada a Varang, simplemente decidí llevarla conmigo. No estaba dispuesta a separarme de ella en ningún instante, jamás dejaría que aquella pequeña cayera bajo otro cuidado que no fuese el mío.

Si yo ganaba en esta guerra, ella ganaría conmigo.

— Es hermoso, jamás antes habíamos salido de nuestros territorios, hermana.

La observé un instante ante sus palabras, luego contemplé los alrededores. Casi que podía escuchar una suave melodía en mis oídos por la ancestralidad de Eywa bañando todo lo que su presencia tocaba; aunque fuese invisible, aunque a simple vista pasase desapercibido.

Desde la altura en la que sobrevolaba el Ikran, podíamos ver cada detalle del paisaje que se dibujaba abajo. Ella tenía razón, era la primera vez que veíamos algo más que no fuesen volcanes o tierras ciertamente secas, hostiles y de tonos oscuros. Lo que ahora nos rodeaba no era opaco, sino, tan colorido como lo que solía ver en mis sueños. Mucha tranquilidad invadió mi anatomía al respirar profundamente y cerrar los ojos para sentir el viento.

Ar'yen se inclinó hacia al frente, ubicando en el hocico de la criatura una pulsera que había tomado de la chica del otro Clan. De esa forma el Ikran tenía un rastro que seguir más el que dejaron cuando escaparon.

— Nü'riel —me observó sobre su hombro—. ¿Enserio encontraste al aliento?

— Sí —sonreí—. ¿Por qué? ¿piensas que mentí?

— Tú sueles mentir mucho —me quedé estática cuando dijo aquello—. Quizá a mi no, pero sí a ellos, puedo verlo. No sé qué es lo que pasa por tu cabeza, sin embargo... te admiro y amo tanto, hermana. Es por eso que confío en ti, porque sea lo que sea que hagas, sé que será lo correcto.

¿Lo correcto?

Extendió ambos brazos, lanzando un grito mientras en el horizonte comenzaban a trasarse líneas claras. Mientras la pequeña disfrutaba de lo que para ella era la "libertad", yo me sumía en mis propias dudas. Estaba consciente de que mi juego desataría caos cuando se supiese, ¿era egoísta por arrastrar a esto a una niña? ¿saldría todo bien?

— ¿Y cómo es?

— ¿Qué? —sacudí mi cabeza, confundida.

— El Na'vi que tiene el aliento de nuestro más antiguo Olo'eyktan.

Nuevamente me quedé en silencio. La imagen de Neteyam se coló en mis memorias y fue inevitable que se formara una leve sonrisa en mi rostro. Había tantas maneras de explicarle o describirle su presencia, pero ninguna parecía hacerle justicia. En vez de responder a su pregunta, decidí decirle una cierta parte de mi verdad, una que necesitaba que supiese para que entendiese la postura que iba a tomar cuando llegáramos al Clan.

NÜ'RIEL || NeteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora