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Quince años atrás brotó un virus en Tokio propagándose rápidamente por todo Japón en solo cuestión de un año, este virus llamado "infección demoniaca" causaba que los infectados tengan un gusto por la carne humana, siendo además su principal fuente de alimentación. Las balas comunes no acababan con los infectados debido a la mutación en su sistema que les proporcionaba endurecimiento y resistencia, además de la regeneración inmediata de extremidades perdidas.

Se hizo una búsqueda intensa para encontrar una cura, pero todos los resultados fueron un rotundo fracaso. Creyéndose todo perdido, una luz de esperanza llegaría ante el gobierno japones, un método presentado por Kiriya Ubuyashiki, quien pasaría a ser uno de los primeros fundadores de lo que ahora es la mayor organización en Japón encargada del exterminio de demonios...

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—¿Antídoto? Claro, quieren que me vuelva su conejillo de indias para una "solución". —Su tono sarcástico denotaba la molestia que sentía por tan repentina petición. —Lo siento, pero no pienso meterme en asuntos de la organización... No después de haberme fallado dos veces con las personas que amo.

Nuevamente el silencio tomó presencia en la habitación, el hombre de traje no podía poner excusa alguna con lo que quiso decir la joven simplemente se quedó en silencio. Por su parte Genya, confundido por las palabras de la chica solo miraba de un lado a otro esperando a que alguno siga con la charla. Pero momentos después vería como la joven se sacaba los administradores de suero como si fuesen simples pegatinas pegadas a su cuerpo.

—Oye no hagas eso, ¡es peligroso si te levantas de golpe! —Su tono era algo rudo, pero al mismo tiempo preocupado.

—No te metas en esto policía, si quieres quédate como su conejillo de indias, pero yo no pienso hacerlo. —Volteaste a verlo con indiferencia, diste unos pasos adelante para estar frente a Rengoku. —Con su permiso me retiro ahora.

Al tomar la perilla tu visión se puso borrosa, todo comenzó a dar vueltas hasta que la oscuridad completa te cegó. Rengoku se acercó para socorrerte ante tu repentino desmayo, tomándote en brazos te levantó para llevarte de regreso a la camilla más al darse vuelta para mirar al otro joven notó que este parecía también haber caído inconsciente.

—Pero... ¿Qué rayos está sucediendo aquí? —se dijo a sí mismo el rubio con una inquietud creciente en su pecho. Tanto ahora como en su antigua vida como pilar, esto era algo totalmente nuevo jamás antes visto.

El tic tac de las manecillas del reloj marcaban aviso de ser las 00:00 horas... 

La calidez de una fogata y una manta cubriéndote comenzó a despertarte lentamente, era como volver atrás cuando ibas de campamento con tu querido padre

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La calidez de una fogata y una manta cubriéndote comenzó a despertarte lentamente, era como volver atrás cuando ibas de campamento con tu querido padre. Abriste los ojos con pesadez, pero te sobresaltaste al ver que no era la habitación de hospital. Mirando hacia todos lados dedujiste que era una cueva.

La noche reinaba por ahora, tomaste la manta que te cubría y te la llevaste para abrigarte del frío durante el viaje. Por mucho que la situación sea confusa debía de actuar rápido y con cautela sino sería infectada o asesinada por algún demonio. Poniéndose en marcha notó recién que estaba descalza y con ropas algo desgastadas, el lugar...la vestimenta... Todo eso se resolvería cuando encuentre el camino de regreso a la ciudad. Si es que la había...

En el camino fue mirando algunos detalles extraños en su piel, tenía uñas largas y filosas (una que otra partida) de un color morado oscuro, su piel parecía haber palidecido mucho y el calor corporal había disminuido bastante al punto de parecer un cadáver. Además de que ahora tenía un extraño tatuaje por debajo de sus clavículas que parecían ramas con espinos y hojas. Si supiera que también tiene uno por detrás de su cuello...

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Estaba congelado hasta los huesos, el pobre de Genya estaba caminando por un sendero de tierra hacia rumbo desconocido. Lo último que recuerda antes de caer dormido era que estaba en el hospital viendo como esa chica irrespetuosa se estaba yendo de la habitación. Pero al abrir los ojos nuevamente se encontró ahí, parado en medio de la nada y teniendo unas pequeñas manos y cuerpo de infante, tal como... en su sueño después del accidente.

Sin nada que lo ayude a orientarse emprendió camino hasta que logró llegar a ese sendero entre los árboles. Era como estar a ciegas, la luna llena era tapada con las nubes que pasaban y de vez en cuando todo se volvía oscuridad...

El crujir de las ramas pusieron en alerta al chico, tenía que ocultarse si se trataba de un infectado, pero ¿de dónde venía el ruido? Miró de izquierda a derecha sin notar algo extraño, al darse la vuelta divisó dos puntos rojos brillosos entre la maleza. Algo ya lo había detectado...

Su cuerpo se tensó, necesitaba salir del rango de visión de esa cosa, podría ser un infectado o un simple animal, pero no se arriesgaría. Se metió entre los arbustos a su lado para intentar esconderse o por lo menos hallar otra manera de escape.

 Se metió entre los arbustos a su lado para intentar esconderse o por lo menos hallar otra manera de escape

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