Cuarta parte

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- ¡No puedes hacer eso! -

- ¡Claro que sí, si puedo! -

- Marina, ¡No te atrevas! -

- ¡Pues mirá lo que hago! -

Estando los dos en una rama del manzano, Coco se había puesto colgando de cabeza balanceándose para entretenerse, pero de repente "Marina" había declarado que ella también podía hacer eso y hasta mejor.

Dato: Marina hoy traía su vestido puesto.

Coco no quería que hiciera el mismo movimiento porque sabía lo que pasaría después, y paso.

Marina se puso de cabeza a igual que su vestido, mostrando su ropa interior.

- ¡Ya ves!¡Soy la mejor haciendo esto! -

Mientras ella se declaraba ganadora de la discusión, Coco prosiguió a caerse de la rama por su falta de agarré al sentir vergüenza por ver sin querer la ropa interior de su compañera.

Todo esto tuvo un desenlace de regaños y reproches por parte del osito amarillo a la osita azul, la cual se defendía haciendo sus berrinches de siempre.

[...]

- ¡Marina Nooo! -

Una piedra fue lanzada golpeando al pequeño osito que se burlaba. El impacto fue dado en su cara haciéndolo sangrar de la nariz provocando su lloriqueos, y mientras lloraba prosiguió a irse corriendo gritando que los acusaría con su mami.

- Se lo merecía -declaro con una sonrisita satisfactoria-

- Marina, no puedes reaccionar así -la jalo de la mano yendose del lugar-

- ¡Ey! ¿Pero que te ocurre? -intenta zafarse del agarré- ¡Suéltame! -

- debemos irnos, conozco a ese niño y se que si le dirá a su madre que fuimos nosotros lo que le pegamos -

- ¿Y qué? ¡Se lo merecía! -

- ¿Cómo que, y qué? -se detiene de golpe- Marina, ¡Esto es serio! -

-se suelta- ¡El se lo busco!¡Se burló de nosotros por estar jugando a las manitas calientes! -hace un puchero- además, me dijo fea -

- se que se merecía algo por estar molestandonos sin que nosotros le hiciéramos nada, pero no fue la mejor opción haberle pegado con una piedra -

-snif- el se lo busco, yo solo nos defendí. En vez de regañarme deberías de estar agradecido por lo que hice -apunto de llorar-

- Marina... -

- ¡Nada de Marina!¡Yo no hice nada malo, sólo hice lo correcto por no dejarnos humillar por ese don nadie! -

De repente el sonar de una cachetada se hizo presente entre los dos amigos. Marina poseía una expresión de sorpresa mientras que en su mejilla se encontraba marcado una marca rojiza, en cambio Coco tenía extendida la mano con una expresión de enfado y hartazgo. Llegó a su límite.

- Tienes que entender, que los actos tienen consecuencias. Ese niño no te conoce, pero a mí sí. Seguramente su mamá le irá a reclamar a la mía y por ello me castigarán. ¡Todo por tú culpa! -

Después de ese reclamo Coco se fue enfadado rumbo a su casa dejando sola a la peli-azul, quien sollozando se fue a paso lento a su casa.

Pasaron las horas y lo dicho por Coco se hizo verdad, lo castigaron y no volvió a salir por un par de semanas entristeciendo en le proceso a Marina quien siempre lo esperaba ya sea en le manzano o en dado caso, en le lago. Pero nunca llegaba a encontrarlo.

[...]

Pasaron las semanas y el castigo fue levantado, pero con repercusiones. Coco seguiría haciendo sus labores de mandado, pero ahora tenia prohibido seguir juntandose con aquella osita quien era una mala influencia para él.

Nuevamente el pequeño fue mandado a ir por leña al bosque. En le camino el osito iba pensando en lo sucedido y a la vez rogara porque la osita no estuviera en le lugar esperándolo como aveces hacia cuando jugaban.

Le haría caso a su mamá y ya no vería a Marina, porque sabía que de lo contrario su desobediencia traería repercusiones.

Pero al parecer sus ruegos no sirvieron de nada porque la pequeña estaba bajo la sombra del árbol esperándolo. Intentando ignorarla cuando estaba apunto de pasar a un lado de ella, pero un repentino abrazo lo sorprendió.

"Lo siento" fue dicho por la pequeña, seguido de más lamentos y arrepentimientos por lo sucedido hace tiempo.

Coco tenía que apartarla y seguir con su camino dejándole claro que ya no podían ser amigos, pero cuando sintió las primeras lágrimas caer en su ropa; mando todo al carajo y correspondió al abrazo cayendo los dos de rodillas, abrazándose y pidiendose perdón mutuamente llorando.

- p-por favor... No me abandones tú también -snif-

- no lo haré -snif- nunca te abandonare ni te dejaré sola -

Y así, una discusión de hace semanas se terminó con lloriqueos y  una promesa... Promesa que tarde o temprano será rota por desobediencia.

"Un Lindo Engaño" Coco X Azulin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora