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Oberyn no estaba seguro de cuánto tiempo estuvo allí en el patio, perdido en sus pensamientos. Sin embargo, en algún momento, una voz familiar lo devolvió a sí mismo.
-Ella se habrá ido por un tiempo,- dijo la voz. -Ella empuja a los dragones con más fuerza cuando está enojada, y me atrevo a decir que ahora está enojada-
Oberyn se giró, no vio a nadie, luego miró hacia abajo para ver a Tyrion Lannister, una pequeña sonrisa despreocupada torciendo sus labios.
-Siete infiernos-, respondió Oberyn. -Tú también estás aquí. Todos los muertos y desaparecidos se están congregando en Rocadragón.-
Tyrion puso los ojos en blanco. -Sí. Mi tío Gerion está aquí y Benjen Stark. Ah, y se ha encontrado el Cuerno de Invierno. Nos gusta soplar en la cena para que los Dothraki bailen-
Oberyn no pudo evitar sonreír al pequeño hombre. Dejando a un lado su odio por los Lannister, siempre tuvo admiración por Tyrion. Su familia ciertamente lo odiaba, y aun así se había esforzado por ser un buen hijo. Un buen tío y hermano, hasta que esa familia traicionera lo traicionó.
Y ahora él estaba aquí . Fue curioso.
Sin embargo, Tyrion no estaba allí para hablar. Hizo un movimiento brusco con la barbilla como diciendo sígueme , y después de muchos pasos y muchos pasillos curvos, Oberyn se encontró de pie frente a una pesada puerta de roble.
-Ella ha estado preguntando por ti-, dijo el diablillo suavemente. -Ella estará aliviada de ver que estás vivo después de todo-. Él asintió, luego se dio la vuelta y se alejó.
Oberyn sabía a quién se refería, y Tyrion ni siquiera había llegado al final del pasillo cuando Oberyn estaba dentro de la habitación, despertando a Ellaria sobresaltada, envolviéndola con sus brazos. Apenas podía creer que ella estuviera aquí, aunque sabía que tenía que estarlo.
Y ella apenas parecía creer que él también estaba aquí, a juzgar por lo fuerte que lo rodeó con sus propios brazos. La sangre rugía en sus oídos, así que le tomó un momento antes de escucharla, la sintió primero. Los sollozos estremecedores que sacudieron su cuerpo.
Oberyn la empujó hacia atrás suavemente, desenredándose de sus brazos. Ahuecó su barbilla para mirarla a los ojos, brillando con lágrimas.
-Nada de eso, mi amor-, la amonestó con fingida severidad. Ella le dedicó una débil sonrisa, abrió la boca para decir algo, pero él no la dejó hablar. En cambio, capturó su boca con la suya, y si en los últimos años hacer el amor era generalmente un arte pausado y prolongado, ahora era brutal y feroz. Menos hacer el amor y más el sexo desesperado de dos personas que pensaron que nunca volverían a verse y ahora se encontraron reunidas.
Ninguno de los dos duró mucho. Oberyn estaba tan cansado hasta el centro de su ser que se durmió poco después, calmado para dormir tanto por los hábiles dedos de Ellaria tirando de sus rizos como por el conocimiento de que todos los que más amaba en el mundo estaban a salvo.
