☀️•~chapter eight~•☀️

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La paciencia no llegó a Oberyn Martell de forma natural

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La paciencia no llegó a Oberyn Martell de forma natural. Mientras Doran, mucho mayor, había crecido sabiendo que heredaría el país, y mientras Elia había sido una criatura gentil, Oberyn se había vuelto salvaje en su mayoría. Encantaba para salir de las situaciones, se abría paso entre los demás, pero siempre, obtenía lo que quería, cuando lo quería.

La paciencia era algo que tenía que cultivar y, en verdad, no era bueno en eso.

Paseó por las cámaras inquieto.  La sabiduría de una mujer , habías dicho. ¿Que significaba eso? Oberyn sabía mucho sobre las mujeres, pero había reinos en los que prácticamente no podía saber tanto. El parto, por ejemplo. Cursos mensuales. Ese tipo de cosas. 

Su mente se tambaleó al considerar lo que tú y Ellaria estaban discutiendo, y necesitó toda su reserva para no ponerse el abrigo y marchar al Jardín de Aegon para escuchar a escondidas.

Finalmente se acomodó en el pequeño escritorio para leer un libro que había encontrado en la biblioteca de Dragonstone, un tomo enorme sobre la historia de Valyria. Luchó por concentrarse en la escritura florida frente a él, pero acababa de empezar a estar absorto en una historia de cierto grupo de jinetes de dragones cuando Ellaria irrumpió por la puerta.

Apenas tuvo la oportunidad de pararse antes de que ella estuviera sobre él, más feroz que un gato de las sombras, arañándolo tan desesperadamente que instantáneamente se endureció bajo su duro trato. Le quitó la bata de los hombros y los pantalones de las caderas. Sin embargo, cuando él extendió la mano para desnudarla, ella apartó sus manos y lo empujó sobre la cama.

–¿Qué-– comenzó a preguntar, pero no pudo más. Ellaria se subió a la cama, se levantó las faldas y Oberyn se agachó para estabilizarse y permitió que ella se alineara con su longitud. Dioses sufrientes, ella ya estaba lista para él, su excitación resbalaba sobre sus muslos, y Oberyn echó la cabeza hacia atrás y gimió cuando ella se empaló en él. 

Siempre fue una vista tan hermosa, Ellaria tomando su placer. Oberyn solo podía deslizar sus manos debajo de sus faldas y agarrar las suaves curvas de sus caderas mientras lo montaba. Todos los pensamientos volaron de su cabeza y solo le quedó uno: ¿qué había calentado tanto su sangre que lo necesitaba tan ardientemente?

No tuvo que esperar mucho para obtener una respuesta. Ella extendió la mano y lo agarró por los hombros, tiró de él para que se sentara de modo que ella estuviera en su regazo y lo rodeara con su sedoso calor. Una fina línea de dolor, cuando deslizó las uñas por los suaves músculos de su espalda para acercarlo más, para aplastar sus pechos aún vestidos contra él.

–Bésame–, exigió, y Oberyn accedió: movió una mano a la parte posterior de su cuello para sostenerla mientras reclamaba su boca, deslizó su lengua dentro de ella, lamió contra ella hasta que ella jadeó y rompió el beso.

–¿Puedes saborearla?– preguntó, ya pesar de lo sin aliento que estaba por el esfuerzo, Oberyn detectó una burla astuta en su voz. Le tomó un momento comprender la pregunta, pero cuando comprendió su significado, echó la cabeza hacia atrás para mirar a los ojos de su amante. Tenían los párpados pesados, oscurecidos por la lujuria. Así que por eso Ellaria había acudido a él tan excitada.

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⏰ Última actualización: May 31, 2023 ⏰

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