𝗘𝗹 𝗶𝗻𝗶𝗰𝗶𝗼 𝗱𝗲 𝘂𝗻 𝗽𝗿𝗼𝗯𝗹𝗲𝗺𝗮

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NA: Para aclarar cosas, nos situamos antes de los acontecimientos actuales de O C E A N de modo que Naab estará viva, no os extrañéis.

No debió de mirarla en ningún momento más allá de unos ojos fraternales en ningún momento, ¿Cuándo pasó? ¿Cuándo dejó de ver a Dayami como una hermana pequeña y empezó a mirarla como a una mujer? Es que además no era cualquier mujer....era la hija de K'uk'ulkan maldita sea, era la futura reina de Talokan, tenía sangre divina corriendo por sus venas siendo prueba de ello que podía respirar agua y aire, que su piel canela no se tornaba azul ante el contacto de la superficie y que carecía de branquias.  Toda la familia real de Talokan, excepto Namora su gran amiga y compañera de armas, tenían estas características dejando bien clara la divinidad en la sangre de K'uk'ulkan. 

¿Y él? Él no era nada más allá de un general sirviendo a su rey y a su nación no era digno de una princesa pues ¿qué tenía para ofrecerle? Nada.

Pero no podía controlarlo. Cada vez que la miraba sentía que algo en su pecho se movía, como su sonrisa en ocasiones burlona le hacía sentir extraño, era bella y letal a la vez.

Pero no podía. No debía. Era una casta superior y además la había visto desde que era una niña. Peor fue cuando Dayami empezó a acercarsele. Al principio era solo ponerse más cerca de él, simples roces de manos o sentir como ella le miraba ....

Todo empezó cuando Dayami se hizo adolescente, su hermana y ella entrenaban para prepararse como guerreras, ambas eran feroces luchadoras pero se notaba que Naab, la hermana gemela y menor de Dayami, no disfrutaba, no le gustaba luchar en cambio Dayami era una guerrera innata además que disfrutaba de aquella acción. Tras aquel entrenamiento rutinario de ambas contra Attuma la primera en retirarse fue Naab quedando ambos solos.

—¿Cómo ves que avanzo?— preguntó la joven princesa acercándose al gran guerrero con aquella maldita sonrisa que le hacía sentirse vulnerable, por todos los dioses a veces deseaba poder borrar esa sonrisa de su rostro porque le debilitaba, le hacía sentirse vulnerable y odiaba esa sensación.

—Muy bien princesa.

—No me llames princesa — delimitaba el trato con ella poniendo su título para no mirarla como una chica si no como lo que era, una princesa.

—Eres una princesa, es tu título.

—Y el tuyo general y no por ello te llamo así — la joven se acercó un poco más a él levantando la cabeza para poder mirar a los ojos directamente a Attuma quien le mantuvo la mirada más por orgullo que por otra cosa aunque odiaba esos ojos oscuros tan hermosos.

— Princesa — repentinamente Dayami acercó su rostro al de Attuma quien retrocedió un poco —¿Qué haces?

—Mirarte, ¿no puedo?

—No. Me incómoda.

—Oh vamos Grandullón

—No me llames así....

— No me llames así, no me mires así....¿qué te gusta que haga?

—Que sepas luchar — los labios de Dayami se tensaron perdiéndose aquella encantadora sonrisa frunciendo el ceño levemente.

—Sé luchar— dijo seriamente, Attuma  apartó un poco de ella creando por fin distancia entre ambos.

—Lo sé, pero aún no estas preparada eres una niña.

—¡No soy una niña!— gritó irritada Dayami fulminando a Attuma con la mirada, la joven se separó volviendo a tomar su arma, su lanza de vibranium y se puso en posición de defensa —Te lo demostraré.

—No voy a volver a luchar contigo — Attuma seguía armado del entrenamiento por lo que Dayami golpeó la lanza de Attuma con fuerza haciendo sonar el metal de ambas armas. Attuma rodó los ojos sin devolver el golpe apartándose de ella.

—¡Vamos! Te lo ordeno general— Dayami volvió a golpear pero esta vez Attuma frenó el golpe de la lanza creando una presión entre ambas armas porque Dayami empujaba y él también, físicamente Dayami era menuda y delgada pero había heredado parte de la fuerza de K'uk'ulkan pero la diferencia de tamaño entre ambos y la experiencia hacía que Attuma tuviese una mayor ventaja sobre la chica, sus miradas nuevamente se encontraron brillando una chispa de fiereza y letalidad.

—Rindete, princesa.

—Obligame— siempre tan testaruda y salvaje....si él era un tiburón ella era era otro, fiero, letal, pero uno que aún no controlaba su letalidad por lo que a Attuma le fue fácil derribarla haciendo a la chica caer al suelo quién no tardó en incorporarse apoyándose en los codos.

—No te rindes, eso es bueno. Pero tienes que saber cuando has perdido una batalla — le tendió la mano pero ella le rechazó levantándose y sin despedirse se dispuso a irse de allí —No hagas eso de irte sin decir nada.

—¿Por qué?

—No es muy propio de una princesa.

—Idiota— Dayami se giró y dejó un beso en la mejilla del contrario antes de irse, dejando al mayor anonadado.







—Idiota— Dayami se giró y dejó un beso en la mejilla del contrario antes de irse, dejando al mayor anonadado

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P R I N C E S A    ( PAUSADA )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora