𝗘𝘀𝗮 𝘀𝗼𝗻𝗿𝗶𝘀𝗮

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—Grandullón

—No me llames así — repitió por millonésima vez, nuevamente estaban entrenando juntos y lo peor es que estaban solos, si al menos hubiese estado Namora o Naab...pero no estaban ellos dos solos, tampoco se encontraba ahí ningún otro soldado solo ellos dos quizás porque no era una sesión de entrenamiento formal sólo estaba él y de repente apareció Dayami con esa dulce sonrisa diciéndole de entrenar juntos para no aburrirse y hacerlo más llevadero entre ambos.

—Sólo quería preguntarte el porque te esfuerzas tanto.

—Por el bien de Talokan. Como futura reina deberías saberlo....

—Por favor no empieces tu también con eso— dijo la joven rodando los ojos, estaba cansada de que cada momento le recordasen que iba a ser la reina algún día, solo quería algo que no fuese Dayami la princesa, si no solamente Dayami.

—Tienes que asumir tu título, no puedes actuar como una mocosa mimada— Dayami apretó los labios con algo de fuerza.

—No soy una mocosa mimada....

—Pues actúa como una mujer adulta— no quería ser tan duro con ella, podía entender parte de la presión que Dayami tenía sobre sus hombros pero tenía que limitar la confianza con ella, ella era su princesa y además era parte de sus compañeras de armas porque Dayami siempre iba a luchar por el bien de Talokan, eso no había que negarlo la muchacha se esforzaba mucho y era leal a su nación.... quizás por eso empezó a mirarla con otros ojos, más que con ojos fraternales que era lo máximo que se podía permitir, pero es que era aquella tenacidad, no había nada más que le gustase en una mujer que un carácter fuerte y vaya que Dayami tenía un carácter fuerte...era como una versión femenina de K'uk'ulkan aunque no quería verla de esa manera e imaginarse a K'uk'ulkan cada vez que miraba a Dayami....que imagen mental más asquerosa y olvidable.

—Lo siento. Sé lo que te esfuerzas— la joven soltó la lanza y sonrió mirando a Attuma, de nuevo esa sonrisa, esa maldita sonrisa.

—Gracias, grandullón.

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La ballena nuevamente silbó inquieta, Talokan les debía mucho a esos animales, bueno en si a toda la fauna marina pues no sólo les proporcionaban recursos naturales sino que también ayudaban a la hora de edificar sus construcciones como los templos u otras edificaciones y también servían como transporte en las trayectorias más largas o cuando iban demasiados además también servían como arma para la guerra, en definitiva eran animales nobles y respetados, por eso había que cuidarlos y por esa en concreto Attuma sentía bastante cariño pues siempre era la que usaba cuando entraba en batalla. 

—Es hermosa— la voz de Dayami le distrajo, creía que iba a tener un momento de paz pero no ahí estaba la joven quien alargó la mano y acarició al animal con una pequeña sonrisa y nuevamente un sonido inquieto salió de la boca del inmenso animal —¿Esta herida?

—No. Esta a punto de tener una cría.

—Mira igual que mi madre— bromeó Dayami, Attuma jamás pensaría en bromear sobre el estado de buena esperanza de la reina que se encontraba esperando su tercer hijo —Pero a ti te va a salir un bebé mucho más lindo— 

—¿Te sientes amenazada de si es un varón?— la pregunta del millón, muchos daban por hecho de que si el nuevo hijo de sus padres si era un varón Dayami se vería desplazada en la línea de sucesión, la morena miró al mayor seriamente pero pronto una burlona sonrisa apareció en los labios de la joven.

—¿Querrías que dejase de ser la posible heredera al trono de Talokan?

Si, porque entonces sería todo menos complicado contigo.

—No.

—Aunque sea un varón, sigo siendo la mayor, nos han preparado a Naab y a mí para ocupar el trono algún día— apretó los labios por las palabras de la chica, si era ya complicado el sentirse extraño al lado de Dayami siendo una princesa y la hija de un Dios, sabiendo que un día ella sería reina —Por una parte me gustaría, sí, porque así sería un poco más libre. Pero por otra....quiero estar a la altura pero mi padre ha dejado la marca muy alta. No sé cómo se hará si nace un varón pero de momento sigo siendo la primera. 

—Seguro que serías buena reina— susurró el general pero la chica le oyó perfectamente de modo que se giró hacía él con calma. 

—Gracias por pensar eso— se acercó un poco a él, ambos se quedaron mirando a los ojos durante unos instantes, ella apoyó la mano en el pecho del contrario manteniéndole la mirada, siempre altiva, siempre arrogante....siempre su Dayami, si cambiase lo más mínimo no sería ella. Tampoco le bajó la mirada y apoyó su mano sobre la de la chica, fue una conexión breve pero bastante intensa pues la voz de Namora llamando a Dayami hizo que la joven volviese la vista para encontrarse a unos metros a su tía que los miraba con una expresión seria.

—Tía Namora.

—K'uk'ulkan te busca.

—Iré enseguida— antes de irse Dayami se giró hacía Attuma y le dio un sonoro beso en la mejilla —Gracias por la conversación— el guerrero se quedó paralizado cuando la muchacha dejó aquel beso, solo esperaba no haberse puesto rojo porque no estaba acostumbrado a esos gestos y menos de ella, de modo que casi se quedó embobado observándola irse pero pronto la dura y fría mirada de Namora le fulminó observándole frunciendo el ceño.

—¿Qué estas haciendo?

—No estaba haciendo nada Namora.

—Ojo lo que haces con Dayami, no sólo es mi princesa también es mi sobrina así que las manos y lo que no son las manos quietas— advirtió la mujer con voz tranquila pero claramente era una advertencia velada —Que no tenga que repetírtelo Attuma, ¿he sido clara?

—Transparente— la voz del guerrero sonó dura y ambos se mantuvieron la mirada pero la primera en retirarse fue Namora más que nada para irse de allí dejando a Attuma solo.

Maldita sea todo.
Debía de cortar ese lazo que se estaba creando con Dayami. 





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P R I N C E S A    ( PAUSADA )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora