Ladrón

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Al despertarse Ana, nota que Enrique ya se ha levantado. Es bastante temprano, no ha salido el sol por completo. Se pone en pie y llama a una de las muchachas para preguntarle, pero dos chicas llegan y le dicen que la ayudarán a prepararse. Ana las cuestiona de nuevo, ya que al parecer no la escucharon por el sonido de sus zapatos al correr hacia ella, y le dicen que esta con el duque Carlos, su hermano, en el salón hablando de un evento que ocurre mañana en donde vivía el rey antes, cuando era príncipe. Ana accede a prepararse.

-... Juegos de polo, tiro y esgrima, ¿te parece? -, - Sí, pero falta algo... ¿A quiénes dejaras participar?, porque allá eran todos los del pueblo... Pero dudo mucho que te gustaría verte enfrentando al herrero -, - No, no, ni lo menciones, si ella ve que lo enfrento... No quiero imaginarme lo difícil que sería que me hablara de nuevo -, - ¿cómo vas con ella? -, - Tenias razón, los celos ayudaron... Ayer la bese por primera vez -, - ¿No la habías besado? -, - No -, - Eso si me ha impresionado, si que respeta al herrero, ¡eh! -, - Y yo respetaba eso, pero ya no, ahora será mi reina -, - El pueblo no sabe eso aún, no quiero imaginar en los pleitos que nos meteremos por casarte con una plebeya -, - Eso no me importa, no hay mujer en todo el continente que me haya gustado tanto como ella, y no quiero perderla -, - Nadie dijo algo de perderla, solo que será hablado al principio. Nada insoportable. -, - Lo sé, pero es algo que siempre tengo en mente... Algo me hace pensar que no estará a mi lado siempre -, - No te enfoques en pensamientos tristes y mejor dime a quién invitamos, porque no tenemos rivales y solo tú y yo en los juegos sería de lo más aburrido -, - (el rey ríe) Llamemos a los hombres del pueblo, que pase lo que tenga que pasar -, - Es broma, verdad -, - No, hoy me siento con suerte -,- Ese beso te tiene así... -.

El duque llama a su ayudante para que den inicio a los preparativos. Se quedan hablando un momento más.

Comenzarán a levantar banderines a las afueras del reino, y a repartir anuncios con los avisos de que cada hombre fuerte y ágil, que desee enfrentarse a los mejores, demostrando su fuerza y valor, deberán asistir por la tarde al castillo. El premio para los tres últimos mejores, será una corona de laureles y una cena en el palacio. Y para el primer lugar 10 monedas de oro. Si en caso el rey ganaba, las monedas serán donadas para realizar una cena a los más necesitados.

Como era de esperarse Héctor se entera del evento, y con la intención de ver a Ana... Hará lo que sea por estar cerca de ella.

Ana entra en la habitación y ve a Enrique con su hermano, el duque se retira y besa la mano de Ana. Enrique le comenta el evento de hoy y le pide que lo acompañe en todo momento para darle la fuerza que necesita para ganar. Ana sonríe, y le promete que así será. Enrique la observa un momento y se acerca a ella de forma íntima.

- Te ves hermosa -, - Dijeron que este color es de tus favoritos -, - Sí, el azúl es de mis favoritos... ¿Lo elegiste para mí? -, - Sí, dicen que hoy es un día especial -, - Se conmemora a un Santo de mi antiguo hogar. Así que para honrarlo festejaremos el mismo evento acá -, - ¿Cómo es el evento? -, - Se invitan a todos los hombres que desean participar en unos juegos de fuerza y destreza, y es por eliminatoria -, - ¿Cualquier hombre puede jugar? -, - Sí, ¿Por qué?, ¿Te preocupa que tu herrero quiera enfrentarme? No te preocupes, ya lo había pensado y si llega a suceder, me retiraré -, - Gracias -, - ¿Tanto te preocupa aún? -, - No, es solo que no quisiera ver algo así -, - Porque podría lastimarlo, y eso seria para ti la muerte. Preferirías que fuera yo el herido -, - No he dicho eso -, - Que triste sería ver como la vejez pierde contra la juventud -, - ¡BASTA! (Ana empuja a Enrique) No he dicho eso... Y Héctor no necesita de tu compasión para ganar -, - Eso quería oír... Ayer me besaste y hoy todavía lo defiendes -, - De hecho tú me besaste a mí -, - No escuche queja -, - Pero tampoco lo pedí -.

(Enrique se aleja un poco más, caminando de espalda y asiente con la cabeza. Esta molesto) - ¿Te sentiste obligada a hacerlo? -, - No, el momento me hizo desearlo -, - ¿Y ahora sientes eso? -, - No, estoy molesta con tus intenciones... Anhelas enfrentarlo y ver mi reacción, como si eso definiera mi cariño -, - ¿y no? -, - No. Sentiría la misma pena por cada hombre que pelee y salga lastimado sin siquiera conocerlo. La violencia es algo que aborrezco. -

Enrique se acerca, y sin siquiera pensarlo la besa. Esta vez es un beso lleno de pasión, Ana reacciona al beso con rechazo al inicio, pero nunca la habían besado de esta forma, Enrique lentamente rozaba su lengua con la de ella, su corazón se aceleraba y un calor emergía de su interior.

Sin dejar de besarse por completo, Enrique dice - me haces sentir tantos celos. Si me dejaras tocarte, sin miedo, sin el rechazo eminente de tu cuerpo -.

El beso continua y la intensidad aumenta, él baja sus manos que yacían alrededor del cuello de ella, tocando sus brazos, buscando la cintura de Ana. Al sostener su cintura la pega totalmente a su cuerpo. Ana emite un ligero sonido de placer. Enrique decide bajar más sus manos y toca la cadera de Ana. Ella está tan distraída con las emociones provocadas por el beso, que no se da cuenta de lo que esta sucediendo y la gravedad de lo mismo.

Enrique busca el sillón, sin cortar el beso, donde estaba su hermano, y recuesta ahí a Ana. Comienza a levantar el vestido de ella para tener acceso a su piel. Ella despierta del trance en el que se encontraba y rompe el beso, diciendo un rotundo no.

- No voy a deshonrarte, solo quiero sentir tu piel -, - No -.

Enrique mueve sus manos para llegar a la piel de las piernas de Ana, la cual acaricia suavemente.

- ¿Puedo hacer esto? -, - No -, - Si hoy mismo te jurara amor eterno en el altar, ¿me rechazarías de la misma forma? -, - No, porque sería mi deber -, - No quiero que lo hagas por obligación, quiero que me digas la verdad. Deja que hable tu corazón -, - No quisiera, porque aún no te amo -, - ¿Y no deseas amarme? -, - ¿Acaso no notas que eso intento?, que lucho por olvidarme del pasado y dejar que solo seamos tú y yo -, - Y el beso de ayer, y este momento, ¿es solo nuestro? -, - Por unos instantes, cuando me besas, sí. Siento que puedo llegar a amarte. Y si te digo que no, ahora, no es por él, es por mí. No quiero el placer de un momento sin amor -, - ¿Por qué has decidido esto? El intentar amarme -, - Porque no puedo poner en riesgo a mi madre, ni seguir anhelando mi pasado -, - ¿Por qué la pondrías en riesgo? -, - Alguien me dijo que si no aceptaba esto, matarías a mi madre, a Héctor y a mí.

Enrique se pone en pie, molesto. - Jamás tocaría a alguien de tu familia, para garantizar tu amor -, - Pero ya has matado por mi culpa -, - ¿A quién? -, - A la chica que me ayudó a escapar -, - No la mate, se fue después que tú te fuiste, no se dónde está. Dije eso por enojo, porque quería que me dijeras la verdad -, - Yo creí que serias capaz de todo si te hacía enojar -, - Soy capaz de todo por amor, pero un amor merecido, ganado por mí, porque te enamoré -, - Pero me quitaste al hombre que quiero -, - Pero no lo mataría por ti, y te traje acá porque vi en él las intenciones de llevarte lejos, de quitarme la oportunidad de enamorarte. Porque sé que él vio lo mismo que yo, el día que llegué. Vio que yo te gustaba y eso lo hizo enfurecer... Quiero robarme tu cariño, tu amor -, - ¿Quieres robarte mi amor? -, - Sí, eso quiero. Robarte el corazón, robarte los besos que me sean posibles. No soy un asesino, soy un ladrón, esa es la verdad -.

Ana mira conmovida a Enrique, sus palabras la han hecho sentir libre y al mismo tiempo, prisionera de su amor. Ya no ama solo a Héctor, ella sabe que ha comenzado a sentir algo por Enrique. Algo que negaba por creerlo un asesino. Y ahora desea más que nunca estar sola para entender que sucede en su corazón.

El duque toca la puerta para hablar con el rey. Ana se levanta y le dice que lo espera para desayunar.

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