Confesión

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El rey y el duque terminan de dar las especificaciones de las nuevas armas. Héctor ha dado muchas ideas que han dejado impresionado al rey, al mismo tiempo que satisfecho, ya que cree que esto era lo que el ejército necesitaba.

- ¿Te sirvo otra copa para cerrar el trato? -, - No, gracias. No acostumbro a tomar más de una copa de vino. -, - ¿Por qué no? -, - Tengo mis razones -, - Insisto en saber -, - Mi padre bebía hasta perder la razón y golpeaba a mi madre, así que me propuse no hacer lo mismo y por eso no bebo más de una copa. -, - Eres un hombre casi correcto -, - ¿Casi? -, - Sí, si tan solo no quisieras a mi prometida -, - (Héctor se ríe) ¿Ya es tu prometida? -, - Siempre lo ha sido, solo estamos esperando la fecha para oficiar la boda -.

Un silencio incómodo reina durante un par de segundos hasta que el Duque se pone en pie y dispone a despedir a Héctor. Él se pone en pie y le dice al rey que le avisará cuando tenga listas las primeras armas, el rey se limita a asentir con la cabeza. Héctor sale y sigue al duque para llegar a la salida. Anhela toparse con Ana una vez más pero, no sucede.

De regreso con el rey, el duque le pregunta.

- Ya que lo mencionaste, ¿cuándo será la boda? -, - esperaba hacerlo después de los juegos, pero con esto creo que habrá que cancelarlos -, - pienso igual, quizá podríamos ayudar a reconstruir la casa de su mamá y luego preparar la boda -, - no, parecerá que quiero que me pague el favor. Quizá deba pedirle matrimonio antes y luego encargarme de eso -, - ¿Estás seguro que ella querrá? -, - Me estoy arrepintiendo de salvarte aquella vez -, - (el duque sonrie) Me refiero a que ella no querrá casarse sin saber qué pasará con su madre -, - ¿Qué sugieres? -, - primero pon en marcha la reparación y mientras eso sucede, pídele matrimonio -, - No sé, no quiero que se sienta obligada -, - la traes a la fuerza, la separas de su amor, que luego tú trajiste hasta acá y esperas que no se sienta obligada.-, - Si, yo también me arrepentí de traerlo -, - lo que quiero decirte es que a menos que estés dispuesto a esperar años, ella sentirá que debe casarse por obligación, así fue como todo se dio. Y no siempre es malo, tu viniste acá por deber y no por eso te arrepientes, hasta veo que empiezas a querer a tu pueblo -, - no es lo mismo, hay más cosas involucradas en un matrimonio -, - inténtalo, obligada ya esta, qué más da... Lo peor sería que ella se enamore y tu te aburras -, - eso no sucederá -, - tu no lo sabes, quizá ni tu te has dado cuenta y es tu capricho -, - es en serio, ya me estoy arrepintiendo -.
El duque suelta una carcajada y deja solo a Enrique.

De vuelta con Ana, esta molesta con su madre que le ha dicho que debe casarse con el Rey, no entiende por qué su madre le ha dicho eso. - entiéndeme, yo quiero verte bien. ¿Qué joven no quiere casarse con un rey y vivir en un palacio? -, - mamá escúchame, yo no lo amo -, - eso no importa, con el tiempo lo harás, tu futuro es lo que importa ahora -, - pero si tu querías a Héctor para mí -, - porque era el mejor partido en ese entonces. Y había entendido que el rey solo te quería para un... Momento -, - no digas eso -, - es la verdad, el amor no importa ahora. Tu padre me dejo en la miseria, si no fuera porque le gustabas a Héctor, no hubiéramos sobrevivido. Solo así, pudimos tener ayuda y seguir con la granja, de no ser por ti yo hubiera tenido que buscar cualquier recurso para sobrevivir -, - ¿qué dices mamá?, hablas como si fuéramos mercancías -, - no lo somos, pero a los hombres eso no les importa, y por sobrevivir uno debe ser capaz de todo. Escúchame bien, eres muy bonita pero esa belleza no es eterna, y llegará el día en que te quedaras sola y sin dinero, y tendrás hambre, y si tienes hijos, preferirías quitarte un brazo para que ellos coman. Yo te protegí, cuide que él no te hiciera daño, pero esta oportunidad te puede permitir tener paz de por vida, cuando muera Héctor tú te quedaras sola y si no tienen lo suficiente guardado, estarás expuesta a la voluntad de la gente. Yo estimo a Héctor, él me salvo de tener que vender mi cuerpo, pero tú eres mi hija y siempre preferiré tu bienestar sobre cualquier cosa -, - mamá, ¿Héctor hizo este trato contigo? Te dio dinero a cambio de mí -, - no, nunca me dio dinero, pero crees que me hubiera ayudado si no estuvieras tú -, - te ha ayudado hasta ahora -, - pero porque espera que regreses, ¿qué pasará cuando te cases?, y eso ya no importa, ya estoy muy vieja -, - ¡mamá! -, - ya basta, piensa las cosas, y también piensa que el Rey no esta difícil de amar. -

Ana se queda sin habla, desconoce a la mujer que tiene al frente, pero solo así logra entender porque permitía un amor tan desigual.

Algo se rompe dentro de ella y un par de lágrimas se le escapan sin oportunidad de retención.

Entra una de las damas y le indica a la madre de Ana que le mostrará donde se quedará por ahora. Ana le dice a su madre que vaya, que luego llegara ella. Su madre le dice que descanse que se despreocupe de ella, que atienda a su rey.

No pasa mucho tiempo hasta que entra el rey a la habitación, Ana estaba en el mismo lugar donde hablaba con su madre. El rey pregunta por ella, y Ana solo dice que esta bien, que se la llevaron a su habitación.

- ¿estas bien? -, - sí, es solo que me puse sentimental por ver a mi mamá -, - no es que sea un experto, pero luces triste, ¿es por tu casa?, yo la repararé -, - no, no es por eso... Estoy bien -, - (el rey se agacha para quedar frente a ella) dijiste que no es por eso, ¿qué pasa?, permiteme escucharte, ser en quién puedas confiar -, - ¿confiar?, a cambio de... ¿qué? -, - a cambio de nada, ¿qué te sucede? -, - que estoy abriendo los ojos y dándome cuenta que soy una mercancía para todos -, - ¿quién te dijo eso? -, - mi madre me acaba de decir que si no fuera porque le gusto a Héctor él jamás nos hubiera ayudado, que me case contigo para que no me falte nada... Qué horror vivir así -, - ¿Héctor le pagaba por ti? -, - no, pero que jamás la hubiera ayudado de no ser por mí -, - ¿él se lo dijo así? -, - ¡NO!, pero, ¿por qué otra razón nos ayudo? -, - por tu padre, era su amigo, ¿no? -, - sí pero... -, - la lealtad entre amigos es así, no te mentiré que fuiste un incentivo, pero ¿la única razón?, no. Aunque te diré algo, todo es un negocio, hasta el amor -, - explícate -, - yo te doy caricias, palabras, quizá algún regalo, a cambio de tus pensamientos, de tus caricias, de tu amor. Y viceversa... Lo importante es la intención con la que se hace, si yo diera dinero por ti, y te ofendiera, no estaría bien, pero hay otro tipo de mujeres que por su condición lo aceptan, y no por eso debemos juzgarlas. -, - ya entendí -, - Y sí, si te casas conmigo no te faltará nada, pero yo no te estaría comprando. Yo tampoco he dado nada por tí, ni lo haría, al contrario... Te robe -, - (Ana ríe) ¿me robaste? -, - (Enrique coloca sus manos en la cintura de Ana) sí, te robé cual joya preciosa, y sabes porqué... porque no deseo decir que me dejé vencer sin si quiera haber luchado por tí -, - (Ana lo ve a los ojos y casi hipnotizada por sus palabras responde) me siento mejor -, - ¿si? -. Ana asiente y Enrique aprovecha para poner su mano sobre su rostro y se acerca para besarla. Sin separarse, él la levanta y cambia de lugar con ella, la sienta sobre sus piernas y continúa el beso por un momento más.

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