One Shots (+18) De Call Of Duty

4. Quédate una noche más [Nikolai x Price]

El alma es un algo sin definir, los mas grandes pensadores y científicos han intentado descifrar lo que es y si es una parte más del cuerpo o si se trata de nuestra consciencia. Solemos relacionarlo con lo paranormal o lo divino, no hay nada seguro sobre lo que es pero si puedo decir que en ella yace lo mas puro, sincero y esencial de cada ser. No es fácil identificar lo que es y por supuesto, tampoco es fácil ver en ellas y lo más cercano que se tiene para hacerlo es la mirada, los dos ventanales que son transparentes y claros. Los ojos no mienten, no tiene razón de hacerlo, muestran los altibajos de nuestra pertenencia intangible más valiosa tal y como son. John Price no posee ningún tipo de filtro en su mirar, desde pequeño poseía un brillo particular en ella, su pureza en la máxima expresión pero el mundo ama destruir eso y este hombre no sería la excepción.

-Señor- El hombre le habla a la distancia, intenta no molestar a su capitán ya que le teme mas a que cualquier otro diablo, y espera en silencio hasta que le responde con un gruñido, indicándole seguir -Confirmamos la baja de VIP Makarov-

-¿Qué tan seguro estás?- Teme no haber conseguido su cometido, ya ha fallado muchas veces en los últimos años.

-Tenemos su cadáver para confirmarle la baja- Hace una señal a sus espaldas para llamar a los colegas que resguardan una bolsa negra, a la cual arrastran hasta llegar junto al de mayor rango -Puede comprobarlo usted mismo, señor-

Price hace un gesto ordenando a los soldados que abran la bolsa mientras observa meticulosamente si ese cuerpo inerte es en verdad su mayor enemigo. Recorrió miles de kilómetros, vio los inviernos convertirse en veranos y a estos volver al principio muchas veces, perdió muchos amigos en el camino hasta convertirse en un mercenario buscado por los que antes eran sus colegas. Pero ninguna de las razones le importa o afecta, solo desea una cosa desde hace años y eso es conseguir venganza.

-Maldito seas, Makarov. Espero que te quemes en el infierno- El castaño suelta un escupitajo que da contra el rostro ensangrentado y desfigurado del ruso. Con un movimiento de mano ordena a todos salir de la habitación, quedando a solas con la bolsa de carne.

Al oír cerrarse la puerta detras del ultimo hombre, Price se deja caer al suelo junto a los restos de su torturador, lleva ambas manos a la boca tapando un grito que arrasa con el silencio del lugar. Un llanto desconsolado se hace con su mísero ser, robándole el aire y quitándole una pesada carga de la espalda. La frondosa barba se le humedece por tantas lágrimas que corren por sus mejillas, una de sus manos se desliza desde los labios hasta el borde de la camisa en busqueda de lo unico que recupero de su amado.

-Lo logre, ahora puedes descansar, mi Nik- Entre la nubosidad de las lágrimas y la poca luz, Price observa con dolor y amor el trozo de metal inscripto con el nombre de su amado -Tarde demasiado, espero me perdones-

Mientras acerca las chapas a su frente con las palmas juntas en posición de rezo comienza a recordar una secuencia de momentos donde fue feliz, son memorias demasiado antiguas, decadas atras.

-¿Crees que debamos ir, John?- Nik le habla desde la cama, no desea levantarse aun -Tan cerca pero desearía que no-

-¿De que hablas?- El castaño asoma la cabeza a través de la puerta del baño mientras se afeita a memoria, ni siquiera necesita verse al espejo, confía en sus manos -Llevamos mucho tiempo esperando este momento-

-Lo se, por este momento fue por que nos conocimos pero... ¿a que costo, John?- La pregunta desconcierta al hombre haciendo que deje la navaja y se siente junto al pelinegro -Hemos perdido años persiguiendo a este asesino pero nos perdimos en el camino-

-¿A qué le temes, Nik?- John acaricia el azabache cabello del hombre a la vez de que acerca sus labios a los de él.

-No quiero perderte, no podria vivir sin ti- Nik intensifica el beso tomando por la nuca a John, que toma la iniciativa de sentarse en las piernas de su pareja -No vayamos, no necesitamos ir y lo sabes-