I Started a Joke

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Capítulo I
I Started a Joke

"¿Por qué nos alegramos en las bodas y lloramos en los funerales?
Porque no somos la persona involucrada"
—Mark Twain

—'Yo comencé una broma'. —Le cantas a mi torturada mente, una voz en mi cabeza que hace tiempo dejé de saber si es real o no, una voz tan suave y violenta, a menudo tomas la silueta de ella, un castigo poético y cruel. —'Que puso a llorar a todo el mundo'.
Te presentas igual que un espectro, la aparición de mis lamentos, si es que existen y no diga que así sea; igual que cierta película de Pixar, con muchas excepciones perversas. —'Pero yo no vi, que broma era sobre mí'. —Te detienes de golpe, volteas con una tenebrosa mirada al verme agotado bostezando.
—No te quedes dormido, tu nueva adicta puede intentar robarte. —Dices señalando que no he dicho una palabra en 15 minutos.
No me estoy quedando dormido.
—Dile tu monólogo, eso hará que se venga. —Me das tu mejor sonrisa desvaneciéndote, tus ojos brillantes se esfuman y ya no logro verte o escucharte.
Perdido en mi propia mente, pensar que actuó con frecuencia como si me conociera.
—¿Alguna vez te has preguntado quién eres? —Te escupo observando las estrellas como cualquier iluso. Buscando respuestas sin saber las preguntas.
¿Tanto tiempo hemos estado en silencio?
—¿A qué te refieres? —respondes, volteando esa mirada confundida, arreglando tu larga melena castaña. Está bien, esta suele ser una pregunta capciosa.
Por lo general prefiero a las mujeres con el cabello negro, pero la soledad me ha replanteado muchos de mis gustos.
—Ya sabes... quién eres realmente, esas preguntas que te hacen en las entrevistas o tu psicólogo alcohólico de confianza. —Suspiro muy fuerte, apretando el vaso en mi mano, dando otro sorbo a este veneno que me produce tanto vigor como asco.
—No lo sé, ¿por qué lo preguntas? —susurras bebiendo tu propio veneno y derramando un poco sobre mí.
—Solo se me vino a la mente, ¿sígueme la corriente quieres?
Trataré de pasarlo por alto, pero te juro que si vuelves a ensuciarme, no seré responsable de mis actos.
—¿En qué estás pensando ahora?
—Muerte. —Mi expresión se vuelve macabra al pronunciar esa palabra.
—Dulce y poética muerte. —Observo como tu labial queda impregnado en el vaso del que bebes y no lo encuentro para nada atractivo.

Existe un momento en nuestras vidas (mi vida) donde todos deseamos morir. ¿Sabes?
La vez que no llevaste la tarea... hubo muchos de esos días; la responsabilidad es complicada. El día que estrellaste el carro, me pregunto ¿por qué no habré muerto ahí?
Cuando tu mamá te vio con decepción o incluso esa vez que el imbécil de tu jefe te grito tanto que no pudiste haber deseado más tener el coraje de poner una pistola en tu boca y solamente morir... o matarlo primero y luego morir, esa suena mejor. ¿No?
—¿Cómo crees que será tu muerte vaquero?
Empezaste a llamarme vaquero después de escucharme cantando una canción de country el día que nos conocimos, no puedo decir que me haya sentido atraído hacia ti, cumples con algunos de los requisitos que busco en mis mujeres y en la oscuridad todo sabe igual.
—Indolora y lenta suena plausible para mí.
—Interesante. —Pausas—. Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver.
¿Por qué no se me abra ocurrido eso antes?
Tal vez sea porque yo ya estoy demasiado viejo para morir joven.
—Muy tarde para eso. —Río embriagándome más.

Nuestra atmósfera se empieza llenar de nostalgia, arrepentimientos y lamentos. Quizás soy exagerado, de esos que hacen una tormenta por algo tan simple y de verdad detesto mostrar lo lastimado que estoy, lo cansado que mi cuerpo está.
—Me encanta tu licor y mi heroína. —Te llevas una sucia pipa de cristal a la boca, consumiéndote en sus efectos.
Eso es atractivo, alguien que coquetea mejor a la muerte, debo esforzarme mucho si quiero seguir siendo su consentido.

Life on Mars?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora