Boys Don't Cry

2 0 0
                                    

Capítulo II
Boys Don't Cry

"El amor hace pasar el tiempo; el tiempo hace pasar el amor"
Proverbio italiano

Tic, tac.
Tic, tac.

—¿Dulce o truco? —digo mientras la puerta de su enorme casa se abre, y todo el ruido de la fiesta nos sacude.
En el patio noto demasiados autos estacionados, incluso unos parecen estar bloqueándole el paso a otros, Damon por supuesto queda estacionado en un lugar privilegiado.
—¡Hey! Chicos, pasen. —Su sonrisa luce blanqueada, digo más que de costumbre, el aroma de su ropa y sus zapatillas indican que jamás han sido usados.
Siempre es lindo verte Nate
—¿Por qué tardaron tanto... te escribí hace dos horas? —su voz se oye levemente molesta y confundida, pero su sonrisa y encanto es mayor; el lugar se ve lleno y aun así nota nuestra ausencia... bueno, mi ausencia.
—Mi culpa —Empiezas hablar—, lo siento tanto Nate, por favor no te enojes. —Haces una voz diminuta que tanto hace reír a Nate y a mí, tus ojos parecen brillar, mientras siento como tus dedos aprietan los míos, reclamándome como tuyo.
—Me tarde demasiado arreglando y luego Thomas no se decidía si Vodka o Ginebra y no encontrábamos la marca que te gusta.
Mientras continúas diciendo nos lanza una mueca confusa; te ves tan hermosa cuando mientes tan mal por ambos.
—Estábamos teniendo sexo —Vomito sonriendo, tus dedos aprietan mi mano intentando lastimarme y tu mirada es de odio y vergüenza—, y había algo de tráfico también —beso tu mejilla con suavidad, haciéndote reír—, lo del vodka y la ginebra es verdad.
Nate se ríe fuerte mientras pasa sus manos por la cintura juzgando tu mentira; veo que te cubres el rostro por un segundo.
—¿Y qué trajiste? —pregunta intentando salvarte
—Vino, la ginebra estaba exageradamente cara y Anne no toma vodka.
Los tres nos reímos
—Pasen por favor.
—Feliz cumpleaños Nate. —Lo abrazas fuerte y puedo decir que se siente muy raro verte haciéndolo, algo que casi nunca sucede, la empatía en tu abrazo parece genuina y honesta, aun tratándose de Nate.
—¡Seguimos! —grita con tanta euforia, mientras entramos se coloca en el medio entre los dos y choca su mano con otras personas que no tengo el deseo de conocer.
—¿Por qué le dijiste? —susurras con molestia mientras él se desvía hablando con sus demás invitados, permitiéndome sujetar tu mano de nuevo.
¿Por qué mentir es malo? Y es mejor cuando yo lo hago, más natural si quieres verlo de otra forma.
Tu expresión, aunque es molesta, me resulta demasiado tierna.
—Él ya lo sabía... es obvió —te digo riendo—, estoy seguro de que eso lo hace feliz, mientras lleguemos tarde por sexo, él jamás se debería molestar.
Yo no lo haría.
Tu largo cabello castaño ceniza, tiene partes húmedas y tu piel brilla y reluce mucho más de lo que normalmente lo hace, ¿por qué más hubiéramos tardado?
—¿Por qué crees que eso lo alegra? —preguntas con voz fuerte debido al alto volumen de la música, caminamos y nos abrimos paso a su cocina.
—No puedo decirte, ni yo mismo lo sé, solo es algo de hombres. —Solamente así funcionan las amistades.
Tus ojos se ven más verdes y brillantes que nunca, teniendo en cuenta que dejaste tus anteojos en Damon, para evitar que alguien los tire o perderlos, algo que te ha sucedido muchas veces en presencia de Nate.
Parece que ese fino delineado en tus ojos hace que tu mirada destaque aún más, como si tu belleza y esas esmeraldas no fueran suficiente; llevas unos jeans atléticos negros, una blusa gris con un mensaje que dice 'Taken' que compramos junto a una playera con el mismo mensaje, para vernos igual y una chaqueta de lona azul... por supuesto nunca las usamos al mismo tiempo.

Aprieto fuerte tu mano mientras caminamos para la nevera para buscar bebidas, cuando llegamos a estos eventos me siento como una celebridad de Hollywood, caminando por una alfombra roja sonriendo a todos sin tener que conocerlos o querer hacerlos, por supuesto vemos muchos rostros conocidos y algunos nuevos, sonrientes por fuera, otros falsos que sonríen por la ocasión.
Hollywood.
Busco un sacacorchos para la botella, mientras cojo un par de Heineken en la nevera, sabiendo que la rechazaras.
—¿Qué te parece una...? —no me dejas terminar la oración.
Nos conocemos tanto en este punto de nuestras vidas.
—Ahora solo hay que buscar una copa.
—Bienvenidos, Tomanne. —Nos dice Eduardo mientras coge una de las Heineken saludándonos demasiado a gusto.
¿Tomanne? No lo odio, pero no puedo decir que lo ame.
—¿Ya conoces a mi novia? —sonrió pretencioso.
Por supuesto que te conoce, pero uno debe marcar territorio, incluso si se trata de amigos, con apodos tan estúpidos.
—Si idiota, nos conocimos desde la fiesta de Nate del año pasado. —Responde Eduardo.
Error fue en tu fiesta, no en la de Nate
—Anne, ¿Verdad? —dice Eduardo acercándose a ti demasiado amigable—, por eso los he llamado 'Tom-Anne' —sonríe de la manera más estúpida—, yo lo inventé.
Por supuesto que lo inventaste.
—Sí, ya nos conocíamos... Thomas siempre hace lo mismo.
Culpable.
Dado que solo en estas ocasiones nos juntamos todos en pareja.
—Salud Simmons. —Chocamos nuestras bebidas por inercia, aunque eso no hace que esto deje de ser incómodo.
El ambiente en general es agradable y ruidoso, parece haber demasiadas personas, lo que no es necesariamente malo, un grupo de jóvenes, el futuro de la nación, en una enorme casa.
Algunas estando solo porque no tienen nada mejor que hacer, la bola de lambiscones de Nate y luego tú y yo, los invitados de honor, los V.I.P.
—Tomanne. —te susurro, y puedo notar lo ridículo que a ti también se te ha hecho nuestro 'nombre de pareja'.

Life on Mars?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora