Where Is My Mind

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Capítulo III
Where Is My Mind

"Los hombres son más morales de lo que piensan y mucho más inmorales de lo que pueden imaginar".
Sigmund Freud

Mi nombre es Thomas Simmons.
Mi nombre es Thomas Simmons.
Mi nombre es Thomas Simmons.

Algunas personas dicen que justo al morir puedes ver toda tu vida pasar frente a tus ojos. Por supuesto, no existe nadie para confirmarlo o negarlo, es un mito bastante común; debido a eso, considero que debe sentirse igual que irse quedando dormido frente al volante, el cuerpo entero lucha por despertar, mientras se va apagando, aferrándose a la poca vida que le queda, reproduciendo todas las memorias.
'Con los pies en aire'.
En ese instante, cuando se libera toda la dimetiltriptamina del cerebro. Caemos en picada en ese sueño, mezclando la imaginación con los recuerdos. Viajando a la velocidad de la luz, alucinando en los momentos que vivimos, lo que no pudimos culminar y se hacen presente los arrepentimientos. Hasta que finalmente nos detenemos, se acaban las memorias y alucinaciones, todo termina, solamente dejamos de existir.
'Y la cabeza en el suelo'
Hay quienes dicen que somos recibidos por las personas que amamos y nos amaron, la recompensa de una vida vivida en moralidad, logrando una paz con Dios en esos nanosegundos que se hacen eternos, mientras caminamos a la luz. No obstante, hay muchas versiones de lo que llamamos paraíso, y ya que yo fui criado en el "seno" de una "familia" religiosa, el cuento de ver toda la vida, pasar frente a los ojos y llegar al cielo parecía muy atractivo de creer.
Luego me dijeron que eso solo pasaría si y solo si, en mi vida acumulaba suficientes acciones buenas para poder ser recibido, algo como "El buen lugar" lo cual ya no era tan atractivo de creer y sobre todo hacer. Más importante, si de mera casualidad logro entrar en el cielo, ¿Quién me recibiría?
Además de Penélope, no tengo tantos familiares sepultados que se me ocurra, puedan esperarme con los brazos abiertos o siquiera puedo pensar en alguno que haya acumulado suficientes méritos para entrar en el dichoso paraíso. Sin embargo, esa parte de ser recibido por los muertos, esa parte en específico, me hacía reflexionar, de que hablaría con ellos, si la muerte me permitiría conservar las memorias de la vida, o las reglas de la muerte no aplican para los recuerdos de la vida.
Es por eso que opino que no existe nada tan cruel como la memoria. Un constante y tortuoso recordatorio, un disco rayado repitiéndose, una canción cansada de reproducirse. Angustias de lo que jamás será y lo que ya no puede ser.
¿Qué somos sino un montón de recuerdos, lamentos y arrepentimientos?
Quizá átomos y ya.
—Despierta.
Una desagradable huella en forma de cicatriz, o una fotografía preciosa, capturando en su flash ese recuerdo de esos mejores días que no volverán. Días que en su momento no eran recuerdos; probablemente el concepto de la vida en sí, algo que sucedía hasta que dejo de hacerlo. Sé que hay una moraleja en todo esto, solamente me rehusó a verla. Pues la memoria es dolor y sufrimiento, un ladrón en la noche, cada vez más injusto, recuerdos que fueron y no podrán regresar. Maldita y cruel memoria, una tempestad espesa, oscura y hedionda. No he podido abandonar la nostalgia.
—No has querido... abandonarla.
Tú deberías saber.

Por mucho tiempo he deseado olvidarte. Lo cual ha resultado contraproducente, el simple hecho de querer desconocer tu nombre, es un recordatorio del mismo, revivir las mismas memorias y descubrir (de nuevo) que no he logrado borrarte de mi mente, lo que me vuelve a producir el deseo de olvidar, redundando en recordar olvidar.
—Debe existir un tutorial para tu problema.
Por un tiempo creí que las personas, que sufren de demencia senil de tipo Alzheimer, pueden parecer felices por momentos en su confusión. Algunos incluso vuelven a sentirse como niños, añorando los brazos y el refugio de sus padres. Mala salud, terrible memoria, una higiene bastante cuestionable y aun así los he llegado a envidiar, supongo que no me importaría olvidar un pecado o dos, pero de nuevo, la parte donde el cerebro se empieza a podrir debe tener sus desventajas.
Sin embargo, son sus seres amados, en cambio, los que tienen un doloroso camino por recorrer, suelen cargar con una enorme pena y desconsuelo, para nada envidiable. Además de volverse niñeras de tiempo completo, eso si no se deciden por abandonarlos y someterse a vivir con la culpa. Limitaciones en su tiempo, el dolor de ver a sus amados deteriorarse cada día, cada minuto, llorar en silencio y repetirles la misma historia, una y otra vez. Una agonía lenta. La misma canción rayando el disco.
A alguien se le ocurrió el dicho de "para ser feliz hay que tener mala memoria", lo cual en mi opinión es bastante idiota de creer, ya que, de ser cierto, hay que ser un demente, sentirse muerto por dentro, cero responsabilidad afectiva y de nuevo una higiene bastante deplorable. Existen quienes se comen ese cuento, hasta parece ser verdad, pero ¿Realmente lo es?

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⏰ Última actualización: Mar 20, 2023 ⏰

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