El castillo solía ser un lugar tranquilo, familia poderosa, ambiente temible...siempre fue así. Lo mas que se lograba ver en el día era a la joven princesa moverse de aquí para allá con euforia. Demasiada energía para un solo cuerpo recriminaba su guardiana, pero sin embargo no le molestaba, le alegraba el día verla inventar sus cosas.
Hasta que la perdía de vista...ahí realmente comenzaba un estrés indeseable y nisiquiera por el miedo que provocaba no encontrarla y que el Rey tuviera constancia de aquello, si no que genuinamente le preocupaba donde estaba metida.
Sin embargo aquello no era lo mismo para la curiosa princesa, quien observaba a la lejanía una persona vestida con prendas raras entre las sombras de las columnas del castillo.
--¿Quien eres?--Pregunto curiosa queriendo acercarse con la esperanza de por lo menos poder ver el rostro de aquella persona.
--No hay tiempo-- susurro una profunda voz tetrica que erizo la piel de la joven, debido a lo conocida que sonaba. Dejando caer a su paso un curioso artefacto, para luego desaparecer entre las mismas penumbras.
--¡Lia!-- ante el grito que alertaba la pronta llegada de su guardia, la joven corrió hacia el artefacto y lo tomo en manos, escondiendo este detrás de sus espaldas.
--¡Aquí estoy!--Aviso nerviosa, saliendo de aquel recóndito lugar con sus manos en su espalda, queriendo ocultar aquel artefacto lo mejor posible...sin éxito alguno, ya que era demasiado sospechoso para pasar desapercibido ante los ojos de la guardia.
--¿Que tienes ahí?--Pregunto curiosa, asomando su cabeza en un intento de ver que cargaba la castaña consigo.
--Es algo que estaba haciendo, una manualidad--Mintio...no solía mentir, de hecho, detestaba mentir, pero la situación lo ameritaba...debía investigar que era aquello antes de que fuese arrebatado de sus manos bajo la escusa de poder llegar a ser peligroso.
--¿Segura?-Cuestiono la mayor levantando una de sus cejas con duda...demasiado rara como para estar planeando algo bueno, conocía perfectamente a su princesa.
--Segura, preguntas mucho--Se acerco rápido a la mayor, dejando un beso en su mejilla con una calida sonrisa
--Soy curiosa--Aquella sonrisa boba que solo la princesa conocía se asomo debido al lindo contacto...realmente linda, pensó.
--Lo se. Metiche--Regaño graciosa huyendo rápidamente de los reclamos que se aproximaban por parte de su guardia.
La familia real era reacia con sus integrantes y cada uno de ellos tenia una mano derecha. La mano derecha de la princesa es la hija de un condecorado guardia de la armada real, seria, firme y estricta...perfecta para manejar una tormenta de euforia, como era apodada la princesa dentro de la familia.
Sin embargo luego de ser asignada a la revoltosa chica de 16 años solo contando con 18, no pudo evitar quedar prendada de la brillante personalidad de la menor. Manteniendo aquellos pensamientos intrusivos fuera de su cabeza, por el respeto y honor a la familia real...no era algo propio, debía mantenerse bajo las reglas del castillo y ordenes dadas.
Aquello pudo haber sido fácil si la joven princesa con 17 años no hubiese confesado sus sentimientos hacia su persona...sentimientos que claramente rechazo de la manera mas dulce y amable que pudo, aun con el pesar de sus palabras en sus sentimientos. Sin embargo, cometiendo el grave error se dejar una brecha.
"No es que no me gustes...pero, no es propio, lo lamento"
La joven se tomo personal aquellas declaraciones, teniendo como finalidad terminar de enamorar a aquella guardia tan correcta que tenia por guardiana. Un año de intentos...ya con 18 primaveras y firme ante sus sentimientos aun.
--Hazme caso ¿Quieres?--Murmuro aburrida, observando el cielo razó de su balcón, con la joven pelinegra parada correctamente en la puerta de este.
--Lia--regaño la joven de ojos afilados con mirada seria.
--No lo entiendo-- se levanto frustrada, acercandose hasta estar frente a frente con la pelinegra--¿Es mas importante el reglamento que nuestros sentimientos? No te entiendo, aveces eres tan dulce y otras eres tan hostil, simplemente me confundes.
Espetó con sus ojos incredulos ante todos esos sentimientos. Era la primera vez que pasaba por algo como eso.
--Es complicado--Intento explicar la pelinegra, sin embargo pudo notar una mirada que no había visto antes en la menor...realmente se sentía derrotada.
--Pero me confundes, si realmente estas negada a darme una oportunidad rechazame bien, sin escaparte o simplemente no responderme...mirame a los ojos y rechazame, prometo que lo dejare de intentar. Annie rechazame.
Dictaminó la castaña aprentando sus puños y recibiendo a cambio un junte sorpresivo de labios, que dejo su mundo en shock.
Podría decirse que allí comenzó la aventura de aquellas dos amantes y compañeras.
--Esto debe ser algún artilugio curioso del herrero-- murmuro la princesa, analizando aquel objeto a detalle en la privacidad de su alcoba.
Curiosa observo las pequeñas piezas que sobresalían y las apreto, observando un fuerte destello salir de aquel objeto y segundos después encontrarse nuevamente en el jardín, momentos después de encontrarlo.
-¡Lia!- otra vez el mismo llamado.
--A...aqui ¡aquí estoy!--Respondío casí tambaleante, volviendo a apretar aquellos curiosos botones.
Nuevamente en su cuarto.
--Que acaba de pasar...--
