𝗗𝗜𝗘 𝗙𝗢𝗥 𝗬𝗢𝗨 || 𝘊𝘢𝘳𝘭 𝘎𝘳𝘪𝘮𝘦𝘴

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Siento que comencé a hablar conmigo misma desde antes que el nuevo mundo comenzara. Era una manera de no volverme loca y cometer algún acto raro.

Ahora también lo utilizo pero no es necesidad, solo no tengo nadie con quien hablar.

A veces siento que es mejor así. Así no se tienen lazos con nadie, nadie te importa si se muere o no.

Odiaba el mundo anterior. Más que lo hago con este.

El mundo anterior apestaba. Siento que en este todo mundo es libre.

Me da miedo pensar en que tan libre la gente puede ser. En que cosas pueden hacer.

Pero amo el hecho de pensar que el dinero no importa. No importas tú en sí. Solo importa si quieres sobrevivir.

Cuando digo que he sobrevivido lo suficiente para saber cómo vivir, no solo lo digo en este mundo.

En el anterior desde que tengo memoria también sobrevivía.

En resumen, era huérfana. Pero aún recuerdo cómo llegué a serlo.

Nunca conocí a mi papá. Y los pocos recuerdos de mi mamá era que era alcohólica y adicta. A los cinco años tuvo una sobredosis y llegó la policía porque yo llamé.

Me llevaron con ellos y no supe nada más de mi mamá. Me dijeron que estaba en el hospital para que a los seis años ya me dijeron que estaba muerta.

Nunca la odie, tampoco es que la quiera.

No tengo muchos recuerdos con ella.

Viví toda mi vida en el orfanato. Dormía con cinco niñas más. No fueron nunca mis amigas, nunca tenía amigos.

Hasta que llegaron los trece años. Comencé a juntarme con malas influencias. Alcohol, drogas, marihuana. Los que siempre se los llevaban a correcional.

Una vez me cacharon estando drogada y me llevaron a correcional.

Ahí conocí a otros muchachos haciendo lo mismo. Luego recordé mi madre. ¿Estaba haciendo lo misma que ella? Esa pregunta me afectó y me pegó muchísimo que a pesar de las crisis y llantos, lo volvía a fumar hierba. No me podía ni siquiera levantar de la cama.

Llegó un día en donde los que tenían algún talento, íbamos a ir en una excursión de arte. No es mi mejor talento, pero se dibujar lo suficientemente bien para que me lleven en esa excursión.

Había escuchado decir que la ciudad corría peligro por algún virus que corría pero nunca pensé que tan fuerte sería como para que el bus que íbamos, a los treinta minutos tuviéramos que chocar.

Sobrevivimos todos pero no fue para mucho.

Intentamos volver pero cada que nos movíamos más, más personas íbamos perdiendo. Hasta que llegamos a una granja a las afuera de la ruta en la que íbamos.

Había una familia que nos atendió por un momento.

Para eso solo éramos tres muchachas y dos adultos.

Supe que era momento de escapar. Había visto de cómo los mataban. Como mataban a las cosas esas. Solo era un golpe con algo punto-cortante y caían al piso, ya muertos para siempre (supongo).

Robé una ropa que tenía la familia y me fui, escapé. No entendía nada del bosque. Es decir, me escapé sin ninguna ruta o tan siquiera un mapa. La verdad el plan más tonto que pude hacer.

Pero aún así, después de dos años sigo en este mundo.

Estaba feliz de no encontrarme con nadie. No tenía problemas, no tenía que compartir nada de lo que yo encontraba. No tenía amigos... Igual nunca importó.