°• 𝐒𝐈𝐋𝐕𝐄𝐑 •°

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El erizo blanco, como una similitud a la de una bolita de nieve en invierno.

Recién se levantaba de la cama.
No había dormido bien durante tres noches seguidas causadas por su propio trabajo y además de estar teniendo unos cursos.
Pero a todo esto lo hacía para poder mejorar su vida, aún cuando él lo vive de esa forma.
Pero Silver, es un erizo de 22 años de edad, es demasiado comprensible y amable.
Muy social.
Estiró sus brazos y se levantó de la cómoda cama, camino al baño para hacer sus necesidades y luego lavarse la cara.
Observo su reloj en su muñeca...
11:23

«Bueno, aún es temprano»
Pensó.
Hoy no haría nada, pasaría el resto de su día en casa sin hacer nada, tan siquiera más que solo comer y dormir.
Bajo al comedor de su casa encontrándose a un erizo diferente a él, con un plato de cereal en mano sentado frente a la mesa mientras revisaba sus redes sociales.

— Es raro tener que ver cómo despiertas a estas horas... No me acostumbro aún.– Dijo aquel erizo dejando su móvil a un lado.– Ven, desayuna un poco.

— A mi me sorprende que hayas despertado primero, Mephiles... El no dormir finalmente están haciendo efecto...

— No exageres... Tampoco soy un holgazán para no levantarme en las mañanas... Hago lo que se puede.– Llevo un bocado de cereal y leche a su boca restándole poca importancia a lo que su pareja decía.

— Si claro... No es como si yo recogiera tu desastre cada 5 segundos... No, no, para nada jaja...– Bufó hablando con un tono irónico mientras se quedaba de brazos.– Literalmente no se cuando vas a madurar...

— Créeme cielito, está comprobado que las mujeres son quienes maduran primero que los hombres... Y bueno, que puedo decir contigo...– Su tono volvió a ser a uno burlón, adoraba molestar a su pareja.

—  Y hay vamos de nuevo... Enserio que ya no te aguanto.– Frunció el ceño mirando al erizo mayor.

— Silvy no empezemos con nuestras discusiones matutinas, no quiero lidiar nuevamente con la vecina metiche...

— ¡Es por qué tú siempre las empiezas!

— Y tu las sigues, y al final siempre las dejamos pendientes...– Entre sus púas saco una pequeña libreta enseñandosela al albino.

— ¿Que?...– Alzó una ceja mirando de manera extraña al de betas grisáceas.

—  Solo tragáte lo que tienes en el plato y listo, podremos hacer lo que quieras después.– Mencionó sin ver como el erizo contrario le brillaban los ojos.

—  Aprovecharé está oportunidad... Cómo no te lo puedes imaginar...– Su rostro mostraba una sonrisa maliciosa, haciendo que el mayor le mirara raro.

— Okey esto se puso raro... ¿Que tienes en mente?– Fijó su mirada en el albino quien entrecerraba los ojos susurrando cosas sin sentido.

— Pues.....



Ambos habían salido de su hogar horas antes, total también aprovechando para comer algo en lo que irían a dar una caminata.

 
Metrópolis se caracteriza como una de las ciudades más grandes y modernas, llenas de bares conocidos y recomendables.
De hecho, había de todo un poco de lo que se les ocurriese, los habitantes de Metrópolis paseaban por casi toda la ciudad tan divina.

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